Afroderechos, entre el exterminio, la discriminación perpetua y el papel de Violeta Bachelet
- Opinión
Hace más de medio siglo la Organización de las Naciones Unidas estableció bajo mutuo acuerdo de todos los países que integran ese organismo multilateral, que surgió después de la Segunda Guerra Mundial, la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Esta declaración se aprueba después de la práctica de “higiene racial” que dejo el nazismo encabezado por Hitler, Franco y Mussolini, y que posteriormente muchos países siguieron ese ejemplo sobre todo occidentales así como también de América Latina en sus diferentes facetas dictatoriales, desde Stroessner (Paraguay) a Trujillo (República Dominicana), desde Videla (Argentina) a Marcos Pérez Jiménez (Venezuela) y de Castelo Branco (Brasil) a Bodaberry (Uruguay).
El preámbulo de la Declaración es muy precisa, cuando expresa que:
“la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana,
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad; y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias”.
Ayer fue la higiene racial de Hitler, después la dictaduras mencionadas con la prosecución de la higiene racial, hoy es el exterminio racial que están aplicando algunos gobiernos, como el de Donald Trump, en Estados Unidos, el gobierno de Iván Duque, Colombia, Juan Hernández, en Honduras, sin dejar de mencionar el caso del gobierno de Bolsonaro y el saliente expresidente argentino Macri, quien en su discurso cuando asumió el poder dijo que Argentina la habían construido sus abuelos italianos, claro lo enseñaron a joder a los más necesitados, en poco tiempo prácticamente dejó a casi el cuarenta por ciento de los argentinos en la pobreza y amarrado al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial que el próximo presidente no la tendrá fácil.
El papel de Verónica Bachelet y el silencio ante la masacre haitiana
La Declaración de Derechos Humanos en su Artículo 7 expresa que:
“Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación”. Pero la realidad dice otra dura verdad.
Hoy, en el aniversario de esta declaración aprobada por unanimidad el 10 de diciembre de 1948, el artículo 7 es violado permanentemente ante el silencio vergonzoso de la presidenta del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Verónica Michelle Bachelet, quien recientemente estuvo en un congreso de mujeres afrolatinaomericanas convocada por el gobierno de Costa Rica, gobierno que pertenece al vergonzoso Cartel de Lima y ahora al desempolvado TIAR y ha enfilado sus criticas proneoliberales contra Cuba, Venezuela, Nicaragua y guarda silencio sepulcral contra el golpe de Estado contra el gobierno de Bolivia, además promueve una visión de derechos humanos que se balancea más a la justificación de quienes gobiernan bajo el signo del terrorismo racial y a favor de la minoría que está destruyendo el planeta.
No hemos visto a Verónica Bachelet pronunciarse por esos picaderos humanos en Buenaventura, práctica iniciada por el Uribismo con los paramilitares y ahora seguida por el subpresidente Duque, tampoco ha dicho nada de la cantidad de jóvenes que quedaron ciegos y de los muertos que ha dejado la represión que se vive su país (Chile). Tampoco hemos conocido que Verónica se haya pronunciado ante la masacre que vive a diario el pueblo haitiano y sobre el mal papel que ha jugado la ocupación de las tropas de la ONU en esa Isla que tanto nos dio a toda Sudamérica en el siglo XIX. Verónica, al parecer, perdió todo tipo de sensibilidad, y no tener sensibilidad es una pérdida de sentir humanidad por la humanidad. Creo, en líneas generales, que América Latina salió perdiendo con Verónica en materia de Derechos Humanos.
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