Barbarie ilustrada

26/11/2019
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En estos tiempos en los que proliferan los teléfonos inteligentes o medios inteligentes, es común que nos agrupemos en redes sociales según nuestros intereses, bien sea familiares, profesionales, laborales y por afinidades políticas, religiosa o de otra naturaleza.

 

Hace ya varios meses me invitaron y acepte a participar en un grupo de WhasApp que reunía a colegas. Aunque ya participaba en uno, este no tenía mucha interacción, más allá de los saludos matutinos. Así llegue a “Sociólogos por la Democracia”, donde debute presentándome y compartiendo mi perfil político, para que nadie se sintiera engañado; a lo cual reaccionaron tímidamente y sentí que quede bajo sospecha.

 

En este espacio virtual se encontraban mis colegas de la Escuela de Sociología de la Universidad del Zulia, muchos de ellos hoy migrantes y otros activos en política nacional. Los debates eran fundamentalmente sobre la situación de país y las opiniones eran fundamentalmente contra el gobierno y más aún contra el chavismo. Eran recurrentes las opiniones fascistas, a las que reaccione en minoría, limitado por la capacidad operativa de mi teléfono y el acceso a internet.

 

Hace poco compartí el enlace a un artículo de mi autoría, titulado “Refugiados exprés”, publicado por el Diario Ultimas Noticias. Antes había colocado otras de mis notas y no pasaba nada. Esta vez alguien se tomó el tiempo para leerlo e inicio una seguidilla de insultos y descalificaciones. Se apoderó de algunos un frenesí, que me recordó a la Santa Inquisición. Reaccione sin novedad, ya acostumbrado a este tipo de discursos y ataques.

 

Esta situación me permitió ver este grupo de colegas en perspectiva y entendí que algunos olvidaron las teorías sociales que tuvimos la oportunidad de estudiar en nuestros años mozos en las aulas, ahora son especuladores de oficio. Muchos de ellos sacaron la máxima calificación en sus materias, lo que les valió el reconocimiento Suma Cum Laude, ahora hasta son doctores; pero sus opiniones vienen de las vísceras.

 

Se asumen muchos ellos como miembros de una clase media afectada por el chavismo. Asumen esta identidad y se consideran poseedores unos rasgos que le proporcionan superioridad moral y racional frente a la clase trabajadora, los cuales dada su falta de formación son incapaces de conducir sus vidas y menos llevar las riendas de un país, de una sociedad. Según ellos son los doctos los que deben conducir el país, así pues, se consideran el faro en la sociedad que todos deben seguir.

 

Al final me expulsaron del grupo, cosa que en parte alivia mi teléfono, que con una escasa capacidad, colapsa cada tanto. Son sociólogos por una democracia donde no caben todos, solo para elegidos. Justo también es decir que hubo muchos colegas en silencio, quizás no querían exponerse, pero al final terminan por la vía de los hechos convalidando a los que se expresan.

 

Justo se daba es este evento, las noticias eran sobre Bolivia y no pude evitar pensar que esos son los que hoy asaltaron el poder, esos que demandan tolerancia, pero en el menor oportunidad se dedican a perseguir, humillar e incendiar al contrario. Esos son parte de los promovieron y convalidaron las guarimbas que han habido en nuestro país y que si llegan al poder, tienen entre ceja y ceja aplicar una purga, para dejar según ellos a los puros, que claro está, son pocos.

 

Finalizo recordando aquella vieja, que me dijo hace mucho tiempo: “la universidad no hace gente mijo y menos las plata”. Al final solo bárbaros “ilustrados” o al menos se creen ilustrados.

 

Jesús A. Rondón

Sociólogo

@JesusRondonVen

 

https://www.alainet.org/es/articulo/203489
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