El regalo ecosocialista para la Madre Tierra

13/11/2019
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Volcán Pululahua, Ecuador
Foto: ETG
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Regalar es uno de los verbos más impopulares del siglo XXI. Nadie quiere regalar nada al prójimo, porque todos queremos vender, comprar, permutar, robar, hurtar, secuestrar, comercializar, defecar, y fructificar ese fruto que yo tengo y usted no tiene.

 

Diablitos asalariados y esclavizados a idolatrar al capitalismo salvaje, son los santos reyes que sobreabundan en cualquier calle de la Tierra, y aunque son más peones que los peores peones del ajedrez, ellos son capaces de arruinar el bienestar ecológico de la Pachamama, para lamer la migaja de pan que el dueño de la adinerada corporación, mordió y escupió en la tierra que jamás supo arar.

 

La forma más fácil de reconocer a un diablito asalariado, es preguntándole qué es un Etnocidio, si desconoce la respuesta, es un auténtico diablito asalariado, que nunca desconecta la batería de su vigoroso celular, y que siempre viste con toga y birrete, con zapato y corbata, con casco y pistola, con sotana y condón, con delantal y simpatía, con cuernos y tenedor, con billetera y mucha vileza.

 

Hay diablitos asalariados en las universidades, en los restaurantes de comida rápida, en las empresas petroleras, en el curul del parlamento, en las tiendas por departamento, en las monumentales plazas de toros, en los cuellos clericales de las iglesias cristianas, y hasta en las manos de un escritor convicto y confeso.

 

Diablitos asalariados que no mueven un dedo, si no hay plata de por medio. Si no hay plata de por medio, los diablitos asalariados son incapaces de mover un dedo.

 

En un Mundo donde se nos obliga a capitalizar la razón, para ganar más lechugas americanas, más trompetas, más manzanas verdes, más dólares y más dolores de cabeza, queda claro que “regalar” es un empobrecido verbo hecho para los tontos, hecho para los necios, hecho para la gente torpe que habita en la Tierra.

 

No sé tú, pero yo no dejo de pensar, en la nota musical del futurista año 2020.

 

Hoy me tomo la vida con soda, y no voy a clavar la punzante banderilla en el ruedo, hasta que rompa el espíritu de mediocridad que carcome nuestro destino.

 

¡Oh querido paisano! Jehová y yo, sabemos cuán mediocre es tu vida terrenal, pero recuerda que en la vida todo problema tiene su posible solución, y toda incurable enfermedad tiene su milagrosa curación, en lo más alto del azulado altar del cielo.

 

Ten cuidado con los placeres mundanos. Placeres mundanales que producen caspa, culpa y desamor. Cuidado con tragar espinas de amargura, que siempre tocan el fondo del abismo, por la reverencia y la gracia del Mundo.

 

No veas tanta televisión basura, no endioses el valor de tu amado teléfono inteligente, no comas carne como los cerdos de las alcantarillas, no seas adicto al sexo de fin de semana, no pierdas la sobriedad por beber una sonrisa de oreja a oreja, no vivas en la maleza del pecado, por miedo a quemar tus equivocaciones.

 

Te cantamos las verdades, para que te olvides de amarrar la soga, para que no grites como un loco de circo, para que te olvides de la soledad en madrugada.

 

Yo no quiero que el maravilloso año 2020, sea otro rutinario año lleno de melancolía, no quiero que el 2020 sea otro año obligado a vivir sin sentido, no quiero que el año 2020, sea otro año de otoños sin retratos y sin recuerdos.

 

Allí afuera, hay peleas que pelear y hay batallas por ganar. Aquí adentro, hay una guerra sin cuartel entre compatriotas revolucionarios.

 

Si te sientes cansado por consumir y vomitar tanta mediocridad social, si te sientes hastiado de escuchar la maldita vulgaridad, pronunciada por tantas bocas sucias que ensucian las calles, y si te sientes muy abrumado para encarar el desafío emocional del año 2020, pues déjame decirte que hoy es tu gran día de suerte, porque una tremenda noticia ecológica te espera con los ojos bien abiertos, para sacudirnos la depresión que duele por el pecho y por la espalda.

 

Nuevas palabras de esperanza afloran en el colorido horizonte, y si confiamos en la santa misericordia de Dios Padre, y si confiamos en la santa resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, y si confiamos en el bendito poder consolador del Espíritu Santo, podemos estar seguros que en un santiamén, se reavivará el genuino deseo de vivir la vida, se sanarán las heridas que enlutaron a un corazón roto, y se llenará de ilusión el camino de fe que caminaremos pasito a pasito.

 

En el año 2020 se festejará el 50º aniversario del Día Mundial de la Tierra.

 

¡Bingo! ¡Hurra hurra! ¡Enhorabuena!

 

En el año 2020 se festejará el 50º aniversario del Día Mundial de la Tierra.

 

¡Aleluya! ¡Olé! ¡Aplausos!

 

En el año 2020 se festejará el 50º aniversario del Día Mundial de la Tierra.

 

¡Buenísimo! ¡Fortuna y Bonanza! ¡Amén!

 

Desde el legendario año 1970, se conmemora el Día Mundial de la Tierra, por lo que el 22 de abril del 2020 será una irrepetible oportunidad de oro, para que usted y yo rescatemos el romance del amor ecológico, y nos motivemos a difundir en nuestras comunidades la tremenda noticia ambiental, que merece ser propagada a lo largo y ancho de la geografía latinoamericana.

 

Sabemos que la celebración del 50º aniversario del Día Mundial de la Tierra, invita a realizar un trabajo mancomunado antes y después del 22 de abril, que involucre a la sociedad civil, a los organismos públicos gubernamentales, y a las empresas privadas, para generar cambios positivos en el entorno y en la colectividad, evitando las divisiones políticas que desunen a los pueblos, evitando la indiferencia que agrava la problemática ambiental, y evitando el cáncer del egoísmo que destruye el equilibrio ecológico de las ciudades.

 

Recordemos que para conseguir una ciudad limpia y sin contaminación, se necesitan ciudadanos limpios y esterilizados de la clásica violencia, que tanto ha perjudicado a la tarea conservacionista en América Latina.

 

Si tiramos basura en las calles atestadas de residuos sólidos, demostramos que somos más animales y menos ciudadanos.

 

Si malgastamos el agua potable y desperdiciamos una gota del vital líquido, demostramos que somos más animales y menos ciudadanos.

 

Si derrochamos la energía eléctrica y nunca apagamos la luz de la inconsciencia, demostramos que somos más animales y menos ciudadanos.

 

Si usamos el automóvil hasta para viajar por los pasillos de nuestra casa, demostramos que somos más animales y menos ciudadanos.

 

Si no queremos ver la lluvia de sangre del matadero, pero nos encanta comer la costilla de un cerdo, demostramos que somos más animales y menos ciudadanos.

 

Si sabemos dibujar un árbol en papel, pero no supimos defender la vida de un árbol talado, demostramos que somos más animales y menos ciudadanos.

 

Si necesitamos comprar un anillo de boda en una joyería, para comprar el amor del cónyuge que se prostituirá en la cama, demostramos que somos más animales y menos ciudadanos.

 

Si decimos ser cristianos pero jamás leemos las páginas de La Santa Biblia, demostramos que somos más animales y menos ciudadanos.

 

Si sentimos empatía por el bonito Día de la Tierra, pero seguimos siendo apáticos para labrar la Tierra, demostramos que somos más animales y menos ciudadanos.

 

Yo creo que en la vida es mejor dar que recibir, y aunque sigo pensando que “regalar” es el verbo más impopular del siglo XXI, dependerá de nosotros seguir viviendo presos en la mediocridad, o abrir los ojos para conquistar sueños, que esperan la imaginación de un buen soñador.

 

Si pones una rodilla en tierra, te aseguro que verás la luna. Si pones un par de rodillas en tierra, te aseguro que verás el sol. Si oras de rodillas para entrar en comunión con Dios, te aseguro que se abrirán los cielos y verás el Universo.

 

Te pregunto: ¿Quieres ver la luna? ¿Quieres ver el sol? ¿Quieres ver el Universo?

 

Si no quieres ver nada y deseas seguir viviendo en la oscuridad, necesitas mejorar la acústica de tu salud mental, por lo que te recomiendo valorar el ejercicio de actividades ambientales, como por ejemplo, el reciclaje de materiales orgánicos e inorgánicos, la práctica de la eficiencia energética en los hogares, el rescate de mascotas abandonadas en las calles, y la siembra de árboles en las áreas verdes de nuestras comunidades.

 

La reutilización del plástico, del cartón y del vidrio, derivado de los productos que tradicionalmente compran y consumen las familias, puede ser la materia prima que necesitamos, para crear adornos que embellezcan el interior y el exterior de las casas, para fabricar juguetes educativos que disfrutarán los niños, y para que nuestra creatividad y responsabilidad ambiental, contribuya con el desarrollo sostenible y sustentable que requieren las ciudades.

 

Poco a poco, las tinieblas de Satanás van a desaparecer de tu vida, porque las tinieblas NO pueden oscurecer el gran arcoíris ecológico de Dios, y aquellas rebeldes rodillas que finalmente se arrepintieron con humildad en la tierra, verán el verdadero y único rostro creador del Universo.

 

Recuerda que para vivir felizmente la vida, tan solo necesitas una carpa, una biblia y un árbol de mandarinas. Cualquier otra cosa que codicies en la vida, se la llevará el viento y el olvido.

 

No permitas que nadie te rompa la ilusión de empezar un nuevo proyecto ambientalista. No hagas las cosas pensando solo en el dinero que vas a recibir por hacer esas cosas. No permitas que el Mundo te convierta en un diablo asalariado.

 

En el planeta Tierra hay una plaga de diablitos asalariados. Hay millones de diablitos asalariados, bebiendo cerveza, bailando reguetón, y ensuciando el Mundo.

 

Diablitos asalariados que venden la dignidad por un mísero centavito del norte, y que son capaces de prender la motosierra y asesinar a la última orquídea venezolana, sin sentir remordimiento por tanta cobardía y por tanta traición a la patria.

Necesitamos más angelitos ecológicos y menos diablitos asalariados.

 

El mejor regalo ecosocialista que podemos obsequiarle a la Madre Tierra, es rescatar nuestra dignidad como Seres Humanos, para que lo verde, otra vez se asocie con la frescura de un campo floral, y para que lo verde, nunca más se asocie con la asfixiante y capitalista bolsa de valores.

 

Si queremos regalarle aliento de vida a la Madre Tierra, debemos denunciar con valentía todos los delitos ambientales, que anualmente ocurren en nuestros pueblos latinoamericanos, y que corrompen la santa paz de la Santísima Trinidad.

 

Aprendamos a perdonar, aprendamos a vivir, aprendamos a regalar.

 

Hoy es un buen día para ganar la carrera con voluntad, y recuperar el mejor verso del planeta Tierra.

 

Ekologia.com.ve

 

https://www.alainet.org/es/articulo/203218?language=en
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