¿Jaque mate a Boris Johnson?
- Opinión
Hace unos días el diario que dirige el ex canciller conservador George Osborne sacó en su portada ese titular de manera afirmativa. Sin embargo, esta vez parecería ser que la resolución unánime de la corte suprema contra el jefe de gobierno le deja casi sin escapatorias.
Dictamen supremo
La Corte Suprema del Reino Unido acaba de dictaminar una orden unánime, contundente e histórica. Según ésta la suspensión del parlamento del 9-10 de septiembre al 14 de octubre ordenada por la reina bajo petición de su primer ministro Boris Johnson es considerada ilegal y nula, por lo que éste debe seguir reuniéndose.
Esta decisión no solo afecta al actual gobierno, sino a la propia monarquía y al futuro de las instituciones del país. Esta corte, que fue establecida en el 2009 atribuyéndose previas funciones que antes ejercía la cámara de los lores, puede que haya resuelto su decisión más trascendental en su década de existencia.
Por un lado ratifica a la corte escocesa que anteriormente declaró que la suspensión del legislativo impuesta por el ejecutivo buscaba evitar el control democrático. Con ello, además, demuestra la capacidad del principal organismo legal del país en seguir la resolución de los jueces escoceses (algo que si no se hubiera dado bien podría haber sido usado por los separatistas escoceses como argumento para insistir en la independencia).
De otra parte, cuestiona la institución del primer ministro y también del propio trono. Mientras esta corte sesionaba Johnson no descartó poder suspender nuevamente el parlamento a fin de no tener obstáculos en hacer que el tiempo pase y el 31 de octubre el país hubiese quedado fuera de la Unión Europea por default. Hoy la corte ha dado como veredicto que un gobierno no puede suspender tan fácilmente al legislativo.
Afecta al trono
A pesar que todos los partidos y la prensa le echan la culpa a Boris Johnson por haber desinformado a la reina, Elizabeth II no queda muy bien parada. Ella anteriormente se ha dado la potestad de remover en 1975 a un primer ministro laborista electo en Australia (uno de los 16 países donde ella actúa como jefa de Estado) y teóricamente ella debería tener ese mismo derecho en la tierra donde reside. Su Majestad pudo haber tenido la prerrogativa de no acatar el pedido de su nuevo premier para suspender el parlamento, pero no lo hizo y se sumó a su pedido.
La decisión de esta nueva corte va a limitar aún más los poderes de la corona y ha de incrementar los planteos en favor de que el Reino Unido adopte una constitución escrita, algo que carece este país donde las leyes son dadas por precedencia de casos. También va a alimentar algunos sentimientos pro-republicanos dentro de sectores laboristas, aunque el republicanismo en Reino Unido (UK, por sus siglas en inglés) no tiene el peso que tiene en España donde uno de los 4 mayores partidos y el gobierno catalán son abiertamente republicanos. En UK todos los grandes partidos británicos son pro-monárquicos (incluso el laborismo) y el gobierno nacional y pro-independencia que tiene Escocia quiere seguir manteniendo a Elizabeth II como su soberana incluso si se separan de Inglaterra y Gales.
¿Si el parlamento ya no se posterga, se postergará el Brexit?
La resolución de la corte ha sido muy contundente y sus 11 jueces no han dejado posibilidades para que Johnson encuentre mayores rendijas. El primer ministro se ha visto obligado a tener que aceptar la orden judicial mostrando su discrepancia. Él se encuentra en Nueva York asistiendo a reuniones de las Naciones Unidas. Su nueva estrategia ha sido buscar acercarse lo más posible a Donald Trump quien le ha propuesto salir del tratado de la UE para hacer uno con EEUU, potencia con la cual el comercio exterior es apenas un tercio de lo que es el que hay entre la UK y la UE.
Cuando Johnson era alcalde de Londres él era muy pro-Obama y fue muy duro contra la candidatura de Trump. Ahora él acaba de endosar el plan de Trump para romper el acuerdo nuclear con Irán, cuando él defendió éste durante todo el tiempo que fue secretario de relaciones exteriores.
Johnson buscaba llegar a un acuerdo con la UE que le permitiese que el parlamento no le bloquease salir de la UE el 31 de octubre. Tal como él mismo lo ha declarado esta resolución judicial debilita sus márgenes de maniobra ante el bloque continental.
A estas alturas resulta altamente improbable que el 31 de octubre se puede cumplir el divorcio entre UK y la UE. Johnson no tiene como “asustar” a la UE para que le haga concesiones y ésta sabe que el parlamento está en contra suyo.
Crisis conservadora
Boris se ha de ver ahora en la cuerda floja. Él sostiene que no va a renunciar, pese a la extrema adversidad. Sin embargo, se estrecha su margen de maniobra.
Él apostaba a que podría lograr el Brexit en la noche de las brujas apelando a la magia de su carisma y a que pudiera haber prescindido lo más posible del parlamento.
No obstante, su intento de postergar al parlamento por 5 semanas (seguida de una previa postergación oficial de otras 5 semanas por vacaciones veraniegas) fue como un bumerán que le cayó en su cara. Por un lado, generó el rechazo unánime del parlamento y la rebelión de 21 parlamentarios conservadores. Él, al expulsar a todos ellos de su bancada y de su derecho a poder candidatear en unas próximas elecciones generales, no pudo lograr someter a sus disidentes y, más bien, generó más adversidades.
La expulsión del partido ordenada por Johnson de dos antiguos cancilleres conservadores (el segundo puesto en importancia en UK después del primer ministro), quienes son Kenneth Clarke y Philip Hammond, produjo la ira de dos antiguos primeros ministros tories (John Major quien le hizo un victorioso juicio en su contra) y David Cameron (quien ha dominado los titulares con su autobiografía donde describe a su sucesor como un oportunista sin escrúpulos).
Por el momento, Theresa May se mantiene en silencio, pero ella no debe estar de acuerdo con alguien quien le torpedeó a su premierato desde dentro y fuera de su gabinete, votó dos veces contra su plan de Brexit y quien ha expulsado a varios ministros suyos, a su candidato en las internas tories y su anterior número dos Philip Hammond.
En las elecciones generales del 2015, David Cameron logró que los tories conquisten 330 de las 650 bancas de la cámara de los comunes (un 51% de ésta). En los comicios del 2017 May perdió 18 curules. Con Boris la caída es tal que la bancada conservadora se ha reducido en 30, de 318 a 288. Muchos han renunciado pero la mayor parte de ellos ha sido expulsada. Las disidencias pueden ir aumentando.
¿Caerá Johnson?
Johnson es el primer gobernante que hay desde que se estableció el sufragio universal que ha perdido toda la media docena de votaciones que se han dado bajo su breve gestión en la cámara de los comunes. Y lo peor para él es que no tiene chances de cambiar esa correlación de fuerzas. Sus dos intentos para adelantar los comicios generales fueron rechazados por un parlamento quien no quiere correrse el riesgo de que el 31 de octubre se dé un Brexit sin acuerdos y prefiere ir minando y castigando a Johnson.
El actual primer ministro, por su lado, va a querer presentarse como una víctima de la conspiración anti-Brexit que, según él, busca por todos los medios posibles violentar a la mayoría de los británicos que en un 52% votó en favor de salirse de la UE en el referéndum del 2016.
Él sabe que tiene popularidad en gran parte de los sectores anti-europeos, los cuales son muy fuertes en las zonas del interior de Inglaterra. Antes del dictamen judicial, las encuestas le han venido dando un primer puesto con entre el 30% y 35% de las intenciones de voto, un porcentaje con el cual no pudiese lograr una mayoría absoluta parlamentaria (a menos que haga un pacto con el Partido del Brexit de Nigel Farage quien anda con un 12%-15% en los sondeos), pero que le permitiría subir su bancada.
Mucho de lo que hace Johnson tiene como fin evitar que el Partido del Brexit le quite base social y poder eliminarlo como una posible potencial fuerza parlamentaria que rompa su monopolio en el campo de la derecha nacionalista.
Johnson sabe que tiene a las dos cámaras parlamentarias en su contra y que eso le impide gobernar, pero él requiere buscar convertirse en el paladín del “52%” contra la conspiración que según él previene a la democracia y al Brexit.
¿Quién podrá reemplazarlo?
Johnson puede estar al borde de ser objeto de una moción de censura, la cual, de aprobarse, podría conducir a su eventual renuncia.
Según la costumbre, una vez que el primer ministro es censurado la pelota debe ir a la otra cancha y darse la posibilidad al Líder de la Oposición para que pueda hacer un gobierno. Jeremy Corbyn sostiene que se le debe dar la prerrogativa de formar un gobierno transitorio bajo su comando el cual se limitaría a aplazar el Brexit y adelantar elecciones generales.
Para que ello pueda darse, el laborismo requiere negociar con 6 partidos de oposición y con la mayor bancada de renunciantes a sus partidos (“independientes”) de los últimos tiempos. Un posible acuerdo entre el laborismo, los nacionalistas de Escocia y de Gales y los verdes suma 287 parlamentarios, casi tantos como los 288 tories. Para la treintena de conservadores disidentes no resulta fácil masticarse el aceptar que Corbyn (a quién la línea conservadora oficial califica como el mismo demonio marxista) puede ser ungido.
En medio de ello está el liberalismo democrático, un partido que tuvo 8 parlamentarios electos en el 2017 pero que ahora ha reclutado a 10 más del laborismo y del conservadurismo. Sus 18 votos son claves pero ellos van a vetar a Corbyn y proponen un gobierno transitorio liderado por los parlamentarios más antiguos (el conservador pro-europeo Kenneth Clarke o la laborista pro-europea Harriet Harman).
Mientras Johnson no puede gobernar no hay nadie que lo pueda reemplazar. Mientras él quiere adelantar las elecciones la oposición aún no quiere eso.
Varios parlamentarios prefieren que antes que haya elecciones generales se dé un rápido nuevo referéndum.
Corbyn
En la víspera de la resolución de la suprema, Corbyn logró ganar a mano alzada una difícil votación en la conferencia anual partidaria laborista. La mayoría de la militancia y bancada “rojas” son pro-europeos, incluyendo varios de sus principales colaboradores.
Corbyn no puede inclinar al partido en esa dirección pues teme que así enajenar a gran parte del electorado laborista euroescéptico, especialmente en el norte de Inglaterra que es tan pro-Brexit.
Por ello, él ha propuesto una solución “unificadora” sosteniendo que a un gobierno suyo se le dé un plazo de 3 meses para negociar un nuevo acuerdo con la UE que pueda mantener muchos elementos de la unión aduanera y el mercado común y los derechos laborales y ecológicos europeos, pero que haga que UK se salga de un bloque continental el cual él tradicionalmente ha identificado como uno que defiende a las grandes transnacionales, ha producido paquetazos de austeridad como los de Grecia y puede evitar su agenda de nacionalizaciones del transporte y servicios básicos. Luego de ello, él sometería dicho acuerdo a un referendo confirmatorio.
Mientras el liberalismo democrático ha optado por el curso de pedir revertir el Brexit y suspender al artículo 50 que le daba luz verde, y el conservadurismo ha adoptado ir a un Brexit incondicional aunque sea sin acuerdo, Corbyn plantea que debe buscar unir a la nación y encontrar un punto intermedio. Esta última posición fue castigada en las euro-elecciones de mayo donde los rojos pasaron del primer puesto en las encuestas a acabar terceros, pero Corbyn cree que ahora le servirá y que la ha mejorado al integrar el elemento del referéndum confirmatorio.
Otro elemento que plantea el laborismo es la posibilidad de darle el voto en las elecciones generales a los millones de inmigrantes legales que hay en UK, además de los irlandeses y los ciudadanos de los 53 países de la Commonwealth. Esto último golpearía a los sectores anti inmigrantes que siguen a Farage e inclinaría la balanza hacia la UE en caso de darse un nuevo referendo europeo.
Conclusiones
Para el 1 de noviembre, en el día de los muertos, lo más probable es que siga viva aún la permanencia de UK en la UE.
Boris Johnson puede que tenga los días contados y que el 31 de octubre en vez de que UK se salga de la UE, el primer ministro se salga de su puesto.
No es fácil de pronosticar quién puede hacer el nuevo gobierno o cuándo se darían nuevas elecciones o un posible nuevo referéndum. El restablecimiento del parlamento va a demostrar que ninguna fuerza tiene de por sí sola mayoría y que los dos grandes partidos están muy divididos y sin capacidad de hacer un gobierno estable y viable con la actual correlación de fuerzas.
Un nuevo parlamento no arreglaría ese panorama, necesariamente. De darse unas nuevas elecciones generales este otoño lo más probable es que el Partido Nacional de Escocia (SNP) se coja la inmensa mayoría de las 59 bancas que tiene su país, que el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte pierda curules, que los liberales demócratas (y posiblemente también los verdes y el Partido de Gales) aumenten sus bancadas y que el Partido del Brexit de Farage haga su debut en el parlamento, pero que ni los rojos ni los azules logren una mayoría parlamentaria absoluta.
- Isaac Bigio, politólogo economista e historiador formado en la London School of Economics donde enseñó ciencias políticas.
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