Sectores evangélicos en situaciones de poder reculan y se acomodan

18/09/2019
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Ya varios sectores de evangélicos, quienes apoyaron a candidatos que lograron ganar la presidencia de algún país de América Latina, desilusionados o no logrando lo que pretendían, están retrocediendo y dejando sin soporte al presidente apoyado.

 

Al inicio, la relación es como de dos esposos que se aman, sigue la luna de miel, luego se va retirando el apoyo y “el amor”, hasta llegar al fin en una abrupta separación. De un apoyo a algunas medidas e iniciativas, se pasa a no respaldar las mismas. Se empiezan a asomar las verdaderas intenciones de los mandatarios y de quienes lo apoyaron. Las promesas hechas, no se cumplen. Hay una total desilusión por parte de ambos.

 

Tal es el caso de la bancada evangélica brasileña, quien se aleja de Bolsonaro, luego de apoyarlo con 200 diputados de un total de 513, en la cámara baja de congresistas.

 

Este sector, comienza a desvariar, ya que no conoce cómo comportarse en este tipo de situaciones, entra en un terreno peligroso, comienza a repetir las posturas de otros partidos políticos: negociaciones, muchas veces antitéticas, declaraciones incoherentes y ridículas. Son presa fácil, de los viejos políticos y partidos, quienes sacan provecho de su situación.

 

Normalmente, estos sectores se retiran de la vida política, ante este fracaso, y otros se mantienen en las posiciones logradas, viviendo de ellas.

 

Como es el caso en Argentina, donde sectores evangélicos fundamentalistas, hacen lobby en el Congreso, permeando la agenda legislativa, para apoyar proyectos anti derechos, como el asunto del aborto por ejemplo. Se levantan entonces, grupos de evangélicos denunciando el actuar de los primeros evangélicos señalados.

 

Se evidencia, además de una división interna dentro de los mismos evangélicos, un acomodamiento de los sectores conservadores, tratando, además, de imponer aspectos doctrinales y dogmáticos, que son propios del interior de las iglesias confesionales.

 

La iglesia evangélica, ante la irrupción en el mundo político, tiene que hacerse de herramientas para saber bregar en este mundo. No es llevando el texto biblico, la doctrina y otros aspectos dogmáticos, como se van a solucionar los múltiples problemas, que conllevan una gestión política, económica y social, es humildemente a la luz de nuestra posición evangélica proveer soluciones a aquellos. Es una tarea titánica, pero posible.

 

Tenemos la oportunidad de abonar al problema de la gestión pública, y ser protagonistas y proveedores de soluciones justas, para el bien común y en beneficio de los más necesitados. A fin de cuentas, el Evangelio que promovemos nos da pistas para proponer alternativas.

 

Entonces, si ya estamos en el poder no reculemos ni nos acomodemos, más bien incomodemos.


 


 

https://www.alainet.org/es/articulo/202195
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