El gobierno de Donald Trump y los tres chiflados (Pompeo, Pence y Bolton) y su franquicia del autoproclamado presidente del realismo mágico venezolano Juan Guaidó, han estado combinando todas las formas de lucha contra la decisión del pueblo venezolano a ser soberano y antimperialista.

Esas formas de lucha durante estos casi veinte años del proceso bolivariano han ido cambiando de acuerdo a la coyuntura de la geopolítica regional de nuestro continente y a nivel mundial.

Cuando el presidente Barack “Oreo” Obama ocupaba la Casa Blanca en Washington D.C, tenía más de veinte asesores solo para el caso de Venezuela sumando a ello las cinco mil oficinas de lobby que rodean la casa presidencial de la cuales ciento veinte están controladas por las compañías petroleras y empresas estadounidenses que tenían inversiones en nuestro país: desde la Monsanto a la Procter and Gamble, desde la McDonald hasta las empresas farmacéuticas y automovilísticas. Todas comenzaron a conspirar contra el país desde que proclamamos la nueva Constitución de la República Bolivariana.

El primer ensayo fue el fracasado golpe de Estado contra Chávez en abril del 2002 donde impusieron un gobierno franquicia que no logró permanecer ni 24 horas en Miraflores. Luego vino el Golpe Petrolero y de ahí en adelante el saboteo y formas de lucha para la desestabilización fue sistemático, creando diálogos más falsos que un “billete de real y medio”, pasando luego a buscar consenso en el ministerio de relaciones exteriores de Estados Unidos para América Latina, es decir la OEA, pero al fracasar allí, crearon otra forma de lucha llamada la diplomacia del terror con el llamado grupo o Cartel de Lima, el cual fracasó, pese a su última reunión en Lima donde tampoco lograron consenso mayoritario pese a la presión del presidente Trump. Luego, más de cien medidas económicas, financieras, sanitarias, hasta llegar al embargo, pero aun con todo eso hay un pueblo que sigue teniendo esperanza en el proceso bolivariano, pese a nuestros errores internos y mucha incapacidad de gestión así como la existencia de enemigos solapados que se arrechan cuando hacemos críticas puntuales para ayudar a enderezar este país que es de todos y todas las y los venezolanos. Nuestra conciencia histórica nos ha permitido, como dicen “aguantar la pela” pero también exigimos no se siga improvisando, manipulando con líderes y ligerezas sacadas de una caja de ACE, colocando a mediocres en cargos de toma de decisiones que más bien dan pena ajena. O cambiamos o cambiamos hacia adelante contra el imperialismo y el colonialismo y la incapacidad y signos de corrupción interna.

La Triple Frontera…nueva forma de lucha imperial

Desde hace algún tiempo hemos venido haciendo el enfoque de la Triple Frontera muy sensible para cualquier invasión a nuestro país, en vista de que el Congreso de los estados Unidos condenó ese tipo de acción de Estados Unidos contra Venezuela. La forma de invasión no descartable vendría por la triple frontera: Guyana, Brasil y Colombia, donde sus gobiernos proimperialistas están estudiando con el comando estratégico del Comando Sur una posibilidad real ante el fracaso del gobierno franquicia de Trump en Venezuela y los apoyos militares de Honduras y Colombia con las guarimbas del año 2017 y las escaramuzas del año pasado cuando intentaron asesinar al presidente Maduro. Colombia posee 10 bases militares. Brasil hizo escaramuza el año pasado intentando la autonomía de un aeropuerto en la Amazonia venezolana, y ahora en Guyana, la compañía petrolera Exon Mobil está haciendo lo mismo como lo denuncia Rusia en estos días: se está montando una base militar, en el territorio venezolano del Esequibo, entre Inglaterra (quien nos robó parte de nuestra reserva activa en oro) y Estados Unidos con la Exxon Mobil donde desde ya comenzaron con entrenamientos tipo paramilitar y con alta tecnología. Esta Triple Frontera, aunada a las bases militares gringas en el Caribe frente a Venezuela, constituye un peligro real ante lo cual debemos estar alerta.

CHU CHE RIAS

….Se nos fue nuestro querido amigo el doctor Agustín Tan Mata, un barloventeño por los cuatro costados. Estuvimos dándole consuelo a la maestra Úrsula, su mama, la cual fue mi excelente maestra en primaria. Agustín también venía haciendo una serie de críticas muy puntuales a las hipertrofia del proceso bolivariano en Barlovento pero manteniendo su posición revolucionaria. Fue parte del proceso del proyecto Barlovento que dirigía nuestro profesor en común Luis Antonio Bigote. Tin, tus posiciones críticas y legado las continuaremos. Abrazos por siempre cimarrón. Los parranderos Todos Vuelven le dieron una calurosa despedida. Venceremos.