El Foro de Sao Paulo, tribuna de los pueblos

29/07/2019
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XXV Foro de São Paulo
Foto: Fania Rodrigues
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Cuando usted vea esta página, amigo lector, estará clausurando sus labores el XXV Encuentro del Foro de Sao Paulo, realizada en la ciudad de Caracas, y que se iniciara solemnemente el pasado jueves.  

 

Como se recuerda, esta entidad surgió en 1990 en la urbe industrial más importante del gigante de América, el Brasil, en una coyuntura particularmente compleja, cuando se desmoronaba el socialismo en Europa del Este y el mundo estaba próximo a conocer la desintegración de la Unión Soviética.

 

En la circunstancia, diversas estructuras del movimiento popular latinoamericano decidieron reunirse para estudiar la nueva situación, y esbozar ideas con miras afrontar la perspectiva de nuestros pueblos. La iniciativa surgió del expresidente cubano Fidel Castro y el exmandatario brasileño Luis Inácio «Lula» Da Silva y partió de una convicción muy clara: el faro de la Revolución Mundial encendido desde 1789 en Europa, se trasladaba al nuevo continente y demandaba para los destacamentos de esta región del mundo un accionar más definido, pero sobre todo unitario.

 

Al año siguiente, en Ciudad de México, el Foro se convirtió en un evento permanente por voluntad de 68 partidos latinoamericanos y caribeños, y la presencia de 12 organizaciones observadoras procedentes de Europa y América del Norte. Hoy, es mucho más representativo, y puede darse el lujo de congregar a más de 700 delegados procedentes de todo el continente, pero también representaciones de Asia, África y Europa.

 

Su temática, en líneas gruesas, sigue siendo la misma por cuanto se inscribe en las luchas de los trabajadores y de los pueblos empeñados en concretar la Independencia de América, a casi 200 años de su proclamación formal.

 

Como dicen sus organizadores hoy este encuentro “tiene una gran importancia para la reivindicación del pensamiento izquierdista, el cual basa sus principios en la defensa de la igualdad social y económica del pueblo, pese a las constantes amenazas de dominación y control emanada desde los gobiernos imperialistas”.

 

Y es que, en efecto, Nuestra América, aquella de la que nos hablaran tan doctamente José Martí y José Carlos Mariátegui; se empeña en concretar el sueño de los libertadores. Los mensajes de San Martín y Bolívar, por la unidad y la lucha de los pueblos, alientan las batallas de nuestro tiempo; y surgen enfrentadas a adversarios poderosos que no trepidan en hacer uso de la violencia más desenfrenada para doblegar a las naciones, apoderándose impunemente de sus recursos y riquezas.

 

Hasta hace dos décadas, el Imperio se valía de un recurso ciertamente impopular: los Golpes de Estado. Fueron así las dictaduras siniestras desde Batista hasta Videla, pasando por Somoza, Stroessner, Pérez Jiménez, Rojas Pinilla, Odría, Pinochet y otros. Hoy se vale de otra metodología; pero incuba los mismos propósitos. Lo acredita el derribamiento de Manuel Zelaya, en Honduras; el golpe contra Lugo en Paraguay y Dilma Rousseff en Brasil; la campaña contra Lula y Correa, y la ofensiva contra los Kirchner en Argentina. Todo un tramado de agresiones que es duramente resistido pos los pueblos.

 

El telón de fondo de esta ofensiva tiene una explicación que hoy proclama con desenfado la administración Trump. La Casa Blanca aspira a destruir a Cuba, acabar con la Venezuela Bolivariana y demoler a la Nicaragua Sandinista. Todo esto, con un solo propósito: perpetuar sobre todos los países el “modelo” Neo Liberal signado por las privbatizaci0ones en la más alta escala y la desregulación total de las relaciones de trabajo. En suma, ellos quieren llevarse toda la riqueza de nuestros Estados, y acabar con la capacidad de lucha de nuestros pueblos cortando de raíz cualquier resistencia social a tales propósitos.

 

En Caracas esos elementos han estado planteados en la orden día. Y allí los peruanos han podido llevar también causas tan legítimas como la preservación de la Amazonía, sus recursos y su biodiversidad; y la defensa del Valle de Tambo y la lucha contra las voraces corporaciones del Imperio.

 

El combate contra el accionar de las mafias, la defensa de los derechos democráticos de la población, la preservación de los recursos naturales y el respeto a la Soberanía de los Estados Nacionales de nuestro continente; han sonado muy en alto en las voces de los delegados de la más amplia gama de los pueblos.

 

En su momento, el Comandante Hugo Chávez reflexionó sobre el objetivo de “aunar a los partidos políticos y los movimientos sociales para la lucha, pues ninguno podrá por si solo constituirse en la vanguardia para el camino de lucha que se desea andar”. Y de esa formulación extrajo una tarea: Hay que sumar, sumar. Unidad, unidad, unidad, en nuestro continente y en el mundo”. Y sí, ese es el único camino.

 

 

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/201252
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