Michelle Bachelet y el imperio
- Opinión
Con toda seguridad, el 99,9% de quienes votaron por Michelle Bachelet en una o las dos elecciones presidenciales que ganó no tenían idea de sus conexiones con los estratos políticos y militares del imperio estadounidense. Cuando fue designada por Ricardo Lagos (2000 – 2004) Ministra de Defensa, todo el mundo progresista estaba feliz. La designación no podía ser más simbólica: Michelle era hija del militar constitucionalista Alberto Bachelet, asesinado inmediatamente después del golpe de estado de 1973 por orden directa del dictador. Sin embargo, eso era sólo el anzuelo. Poco antes de asumir como Ministra de Defensa, Michelle Bachelet había partido a Estados Unidos a matricularse como alumna regular del “Colegio Interamericano de Defensa” (CID), cuya sede está en Washington D.C., a metros de la Casa Blanca, el Congreso y el Pentágono.
El CID es una escuela de adoctrinamiento político y militar del imperio yanqui cuyos instructores son exclusivamente civiles y militares estadounidenses. Según sus principios fundacionales, en el CID se forman tanto militares como “líderes civiles” que responden a la doctrina del “interamericanismo,” ese vago eufemismo con que el imperio llama a su dominio sobre el sub-continente sudamericano. En uno de sus informes (2016), el CID se jactaba de haber graduado a unos 2700 militares y civiles latinoamericanos, personas que en sus países eran “generales, almirantes o sus equivalentes civiles». Bien, doña Michelle Bachelet, es una buena muestra de tal “equivalente civil.”
Muy sugestivamente, el CID fue fundado en 1962, a sólo meses de la derrota que el pueblo cubano propinara al imperialismo norteamericano en Playa Girón. Desde su fundación han partido a formarse allí miles de militares y civiles latinoamericanos funcionales al dominio de la super-potencia sobre su patio trasero, los países de América Latina. La prueba de la eficacia del CID ha sido macabra. Allí se formaron militar e ideológicamente los militares chilenos y sudamericanos que llevaron a cabo los golpes de estado de los años 70 en los marcos de la “Operación Cóndor,” conspiración criminal que fuera fraguada íntegramente en Washington.
Según informes del propio CID, esta institución constantemente “realiza viajes a América Latina,” financiados por la OEA y la Junta Interamericana de Defensa (JID)”. ¿Qué es la JID? Es una especie de coordinadora militar de la OEA, que en su declaración de propósitos, señala que éstos se resumen en “la defensa del Hemisferio” ¿Defensa hemisférica ante quién? ¿Ante los rusos soviéticos que ya no existen, los comunistas chinos, los coreanos, los marcianos? La respuesta es obvia: no somos los latinoamericanos los que estamos en permanente estado de guerra en todo el mundo, sino EE UU.
Por los años 90, el ala “progresista” de la Concertación, con Lagos a la cabeza, pensó en Michelle Bachelet como la titular ideal del Ministerio de Defensa. El objetivo de Lagos era proyectarla desde esa cartera hacia la presidencia de Chile. Era el cazabobos perfecto para la izquierda. Doña Michelle era la joven hija de Alberto Bachelet, había sido detenida con su madre por esbirros de la dictadura después del asesinato de su padre y luego debió partir al exilio. Sin embargo, dos décadas después aquella promesa política socialista renegó no sólo de sus principios, sino de su propia historia personal y familiar.
De vuelta en Chile, se matriculó como alumna de estrategia militar en la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos de Chile (ANEPE), la antigua Academia Nacional de Estudios Estratégicos, fundada en 1947, dependiente del Ministerio de Defensa. Como era de esperar, fue reorganizada y refundada por Pinochet en 1975, con el obvio fin de darle el carácter político de derecha que necesitaba el nuevo orden que advino con el golpe de estado de 1973, lo que explica su cambio de nombre con el agregado “estudios políticos”. Pero, bueno, aun así, la matrícula de Bachelet en la ANEPE podría ser digerible porque, al fin de cuentas, es un ente chileno y teóricamente, cuando ella se matriculó en él, el país vivía en democracia, aunque por entonces Pinochet estaba vivo y el Ejército seguía amedrentando al país con sus “ejercicios de enlace”, los “cara pintadas”, etc.
Pero, ¡demonios!, ¿puede alguien explicar por qué Michelle Bachelet partió después a matricularse en el CID, la academia de guerra yanqui cuyo único fin, como la Escuela de las Américas y otras, no es otro que aplastar toda resistencia en el continente al dominio imperialista? Peor aún, ¿por qué fue admitida como estudiante del CID? Y todavía, peor, ¿por qué todo se hizo en secreto?
En 2016, el diario inglés The Guardian, según nota escrita por Karen Calabria para la Oficina del Departamento de Estado de EE UU sobre Programas de Información Internacional, Bachelet viajó secretamente a Washington el 30 de marzo de ese año desde Santiago de Chile, ¡siendo Presidenta del país!, invitada por el CID a recibir dos galardones que la entidad otorga a sus más dilectos ex – discípulos, el título de “Master Honoris Causa” y la “Medalla del Consejo de Delegados”. Además, le requirieron que hiciera un discurso, lo que ella, por supuesto, hizo de muy buena gana.
Finalmente, The Guardian anota que Bachelet comentó que “sus estudios de Ciencia Militar en el CID condujeron a su nombramiento en 2002 como la primera mujer que ejerció el Ministerio de Defensa en Chile”. Ergo, tanto como Lagos, fue el Departamento de Estado de EE UU quien decidió el nombramiento de Bachelet como Ministra de Defensa, lo que, además, la catapultó a la presidencia del país en 2005.
La continuidad del sistema neoliberal impuesto a Chile por el imperio, la permanente postura anti-venezolana de los gobiernos concertacionistas, muy bien expuesta con el apoyo inmediato que dio Lagos a los golpistas venezolanos de ultra-derecha en 2002, la aceptación de Bachelet del TPP en su gobierno, el sesgado informe que acaba de redactar contra el gobierno de Venezuela, con el rimbombante título de “Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos,” sin que hasta ahora se conozca la amplia, documentada y pública réplica que tuvo del gobierno venezolano, etc., etc., son situaciones perfectamente coincidentes con lo que realmente ella encarna: otro más de los ”líderes civiles” formados en el CID, todos latinoamericanos servidores incondicionales de los proyectos geo-políticos globales del imperio estadounidense.
En conclusión, de manera perfectamente consciente, la ex – presidenta de Chile, la co-fundadora del pro-yanqui “Grupo de Lima,” se ha sumado al plan imperial de acabar con el gobierno constitucional, la independencia económica y el socialismo venezolanos, plan que no excluye la posibilidad de la invasión de Estados Unidos a la patria de Bolívar. En el referido informe sépase, por lo menos, que Bachelet no recogió ningún argumento del gobierno venezolano y los datos, en más de un 80%, fueron obtenidos fuera de ese país, lo que, obviamente, significa que fue redactado antes de su visita a Venezuela.
-Haroldo Quinteros Bugueño es profesor
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