Los riesgos de la ley Verdad

31/05/2019
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En la estación de Noruega, Gobierno y oposición dieron nuevos pasos en la búsqueda de entendimientos. No se cerraron acuerdos porque las conversaciones formales, apenas se inician y los procesos de diálogo toman su tiempo.

 

Las negociaciones no pueden confundirse con el arbitraje, al que se acude para que un tercero zanje o sentencie por medio de una resolución, y ante el cual se concurre para mostrar pruebas y argumentos.

 

Una negociación no se entabla para determinar quién “tiene la razón”, sino para construir formas de coexistencia que satisfagan los intereses de los sectores en pugna, con el fin de canalizar el conflicto y evitar que tenga efectos dañinos sobre el desenvolvimiento de la vida económica y social.

 

Mentalidad

 

El proceso se ha iniciado y pudiera avanzar favorablemente, por lo que hay que estar atentos ante hechos o decisiones que pudieran acecharlo. En este sentido, habría que prestarle atención al riesgo potencial para la conclusión de acuerdos que pudiera representar la aprobación definitiva en el Congreso de Estados Unidos de la denominada Ley de Ayuda de Emergencia, Asistencia para la Democracia y Desarrollo (VERDAD) de Venezuela.

 

Por supuesto, su elaboración corresponde a una práctica contraria al derecho internacional, en la medida en que instituciones de un Estado actúan sobre los asuntos internos de un país distinto. Una cuestión muy sensible, como lo muestra el debate relacionado con las denuncias de una supuesta intervención de Rusia en los asuntos internos de Estados Unidos.

 

Aunque en Estados Unidos están arraigados los valores democráticos y de libertad, todavía falta una evolución que permita afianzarlos en la mentalidad de su élite dirigente, que en numerosas ocasiones tiende a desviarse de los principios básicos de la convivencia democrática entre la gente y las naciones. Tal es el caso de la elaboración de este tipo de leyes, dirigidas intervenir sobre poblaciones y electores distintos a los propios.

 

Camisa de fuerza

 

Ahora bien, más allá de estas consideraciones, en esta ocasión es de importancia evaluar los aspectos de esta ley que pudieran afectar el proceso de negociaciones. Ciertamente, la Ley de la VERDAD hace referencia al “compromiso diplomático para avanzar una solución negociada y pacífica a Venezuela”. Sin embargo, al convertir en ley todas las órdenes ejecutivas y al establecer como requisito previo para un acuerdo el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente, se crea una camisa de fuerza semejante a la Ley Helms-Burton, que impidió a Barack Obama hacer avances en sus negociaciones con Cuba.

 

Por lo demás, se le da un peso decisivo, por ley, a la intervención y al abordaje sobre las fuerzas militares venezolanas y un elevado peso a la CIA y al Pentágono en el Task Force que se designa, lo que no apunta en una dirección promisoria. En fin, lo más conveniente, en función del diálogo, es que una ley como esta no sea aprobada.

 

  

https://www.alainet.org/es/articulo/200166?language=en

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