“Julian Assange sacado a la fuerza de la embajada ecuatoriana en Londres”.

“Julián Assange condenado a 11 años de cárcel por una corte judicial de Inglaterra”.

“Ecuador entregará a Estados Unidos todos los documentos y enseres que Assange dejó en la Embajada ecuatoriana de Londres”.

“Suecia reabre caso contra Julian Assange por presunta violación y pedirá extradición a Reino Unido”.

Estas son las estrofas del actual “canto del cisne”: “Una expresión metafórica que se refiere al último gesto, obra o actuación de alguien, justo antes de la muerte. Se refiere a una antigua creencia de que los cisnes cantan una bella música en el momento justo antes de morir”, nos explica Wikipedia.

Quiero aplicar dicha expresión a la situación que se da en torno a la defenestración del periodista internacional Julian Assange, su aprisionamiento descarado, su condena relámpago por la justicia británica, el despertar lúgubre de la justica sueca, la risa de ultratumba del tío Sam, la perniciosa calificación mediática de ‘hacker’ a un periodista de talla planetaria que da a conocer la verdad de los imperios del mal. Todo eso se parece a una película de terror que estamos presenciando en vivo y en directo. ¡Qué catástrofe: el demonio en persona!

Faltan palabras para expresar lo que está pasando en el país y el mundo incivilizado del Occidente. El mismo diablo, -porque este mundo del dinero le pertenece- lo decía a Jesús mostrándole “todas las naciones del mundo con todas sus grandezas y maravillas: Te daré todo esto si te arrodillas y me adoras”. Un sistema diabólico nos está haciendo arrodillar delante de él y lo adoramos, como el nuevo liberador, becerro de oro de los sacrificios humanos de los antiguos egipcios.

¡Hasta dónde hemos llegado! Irrespeto, venganza, odio, mentira, violencia, servilismo con el gobierno de Estados Unidos, indiferencia… ¿Qué nos está pasando como humanidad?... y esta humanidad somos nosotros porque lo toleramos, lo permitimos, lo dejamos pasar…

¿Será que el sistema capitalismo está en ascuas, sintiéndose asediado por todo el planeta y agoniza dando patadas de ahogado, como ‘canto fúnebre del cisne’ a punto de morir? ¡Cómo que un gobierno no va a tener un mínimo de respeto por la privacidad, las comunicaciones, los documentos y los enseres personales de un hombre asilado 7 años en un cuarto de embajada sin jamás poder salir siquiera a la calle! ¿Qué es esto? Bajeza. Se perdió la vergüenza y un mínimo de ética. ¿Adónde se lleva el país?

¿Y Suecia? que se la describe como la nación más socialmente avanzada de Europa ¿Qué le está pasando? ¡Europa del humanismo, has perdido tu alma! ¡Se está incendiando la catedral de tus valores! O era solamente pura apariencia, humo y ceniza de una civilización podrida que no acaba de desaparecer. ¡Qué desastre: nos quieren llevar en su entierro!

Inglaterra y Estados Unidos, reunidos en la maldad, como abuela y nieto ávidos de sangre y de muerte. ¿Se puede entender corazones tan viles? ¿O se sentirán amenazados como imperios en ruinas, ruinas financieras y culturales, ruinas humanas y espirituales? La cuna del capitalismo -“estiércol del diablo” según el papa Francisco- está cavando su tumba y su último ‘canto’ fúnebre es destrucciones sobre más destrucción, guerras sobres más guerras, asesinatos sobre más asesinatos. ¡Triste visión de un infierno bien real!

¿Hasta dónde se tendrá que llegar para que despertemos, nos rebelemos? Hemos olvidado la profecía de Daniel explicando el sueño del rey donde había visto una estatua inmensa con cabeza de oro, pecho y cadera de plata, piernas de bronce, pero pies de barro… que una insignificante piedrita choca derribándolo todo. El mismo profeta nos dice que esta piedra es el pueblo los pobres. Pero ¿somos suficientemente unidos y hermanos para ser ‘pueblo’? ¿Somos suficientemente ‘pobres’, es decir, libres de ataduras, para amar hasta entregar la vida para una vida mejor para muchos?