El mejor instrumento de comunicación para el gobierno de la cuarta transformación son las conferencias de prensa matutinas, también conocidas como mañaneras por comenzar a las 7 horas, realizadas de lunes a viernes en Palacio Nacional, pero también en las ciudades que visita el presidente Andrés Manuel los fines de semana, y cuando los tiempos lo ameritan se realizaron hasta tres en un solo día, como sucedió en la crisis del llamado “huachicol”.

Como casi todo lo que realiza López Obrador es objeto de la puntual crítica, el análisis pormenorizado y hasta el rechazo por reacción “ideológica”, y hasta emotiva por los que desde el círculo rojo y la partidocracia no acaban de asimilar las realidades en proceso de diseño y construcción desde julio pasado. Más sobre todo porque batallan para desbrozar los caminos que conduzcan a la oposición partidista y legislativa a superar las políticas ratoneras.

No tengo duda de que el conjunto de las reacciones son buen indicador de la salud de la democracia política, a pesar de los díceres de Marko Cortés, el señor de los moches en San Lázaro y que ahora preside Acción Nacional, quien presentó una denuncia contra AMLO ante la Organización de los Estados Americanos “por pretender legalizar su reelección, mediante la iniciativa de revocación de mandato”.

Con mucho cuidado, pero en la misma línea está Dante Delgado, el administrador del Movimiento Ciudadano y en particular de las candidaturas triunfadora y que algunos políticos mencionan que “las vende”. Y más que dirá el veracruzano de Alvarado y prisionero de Ernesto Zedillo, en la medida que el gobernador Enrique Alfaro y AMLO colaboren más y mejor por Jalisco. Y detrás de ellos el trío Los Aguilar (Camín, Castañeda y Zuckermann).

Fantasías políticas aparte, las mañaneras sirven para dar seguimiento a temas esenciales y marcar la agenda política nacional. Como bien apunta Francisco Abundis en Milenio (29-IV-19) y respalda con una muestra de Parametría, la casa encuestadora que dirige, son sujetas de análisis por su innovación y originalidad. No existe un esquema de comunicación similar, tanto por su duración diaria, como por su frecuencia. Es una nueva forma de comunicación con la ciudadanía, medios y con los tomadores de decisiones.

Cuatro meses después de iniciadas, las mañaneras son conocidas por seis de cada 10 encuestados, lo que significa que cuatro no están enterados, y lleva al analista Abundis a concluir “parece que no han permeado todavía lo suficiente en la ciudadanía de a pie”. Otro dato que da cuenta de los niveles de atención en la forma de comunicar del presidente López Obrador es que 57% de los encuestados vio o escuchó alguna de las conferencias matutinas. Esto es: 61% sabe de éstas, y 57% las ha seguido al menos una vez.

Por otra parte, ocho de cada 10 personas (76%) están a favor de que se dé a conocer por ese medio la situación del país y las acciones de gobierno. Sólo dos de cada 10 consideran que esta dinámica “le quita tiempo al presidente para gobernar, como se ha cuestionado en algunos medios”. Las mañaneras son otra de estas acciones de gobierno que han sido impugnadas por no pocos analistas y columnistas, pero entre la ciudadanía tienen un apoyo considerable, como lo muestra Parametría y Francisco, su director, quien establece “Existen pocos casos para comparar la estrategia de comunicación de AMLO, ningún presidente ha optado por este método, por lo que será importante seguir midiendo en el tiempo y con diferentes enfoques a las mañaneras”.

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