Presos los autores materiales, ¿quién mandó matar a Marielle?

13/03/2019
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Foto: Renan Olaz/Divulgação CMRJ
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Pese a que dos policías militares fueron detenidos en Río de Janeiro como sospechosos del asesinato, hace un año, de la concejal y activista de los derechos humanos Marielle Franco  y del conductor del vehículo en el que viajaba, Anderson Gomes, la pregunta sigue candente: ¿quién mandó matarla?

 

Marielle, una mujer negra, lesbiana, procedente de una favela, militante del izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y defensora de los derechos de las minorías, fue asesinada a tiros dentro del vehículo en el que se dirigía a su residencia tras salir de un evento político el 14 de marzo de 2018.

 

En entrevista con Brasil de Fato, Mónica Benício, compañera de Marielle, señaló que la prisión de los dos policías es un paso muy importante en la investigación, pero recordó que se necesitó un año para develar los nombres de los homicidas. “La respuesta más importante aún no fue dada: ¿quién mandó matarla y cuál es la motivación de ese crimen?

 

Uno de los detenidos, Ronnie Lessa, es sospechoso de ser el autor de los disparos, el otro, Elcio Vieira de Queiroz, de 46 años y quien había sido expulsado de la Policía Militarizada, está acusado de conducir el automóvil desde el que se realizó el crimen: Lessa habría disparado contra la concejala desde el asiento de atrás de un automóvil que era conducido por el expolicía militar Elcio Vieira de Quiroz.

 

La División de Homicidios de la Policía Civil de Rio descubrió 117 armas en la casa de un amigo de Lessa en el barrio de Meier, entre ellos un fusil M27 con la inscripción de las Fusileros Navales de EEUU (USMC) y cien fusiles del modelo M-16. El dueño de casa dijo que su amigo de infancia, Lessa, le pidió que le cuidara el arsenal.

 

Crimen de odio ¿o político?

 

La Fiscalía de Río de Janeiro ya ha presentado ante la Justicia una denuncia formal por homicidio doblemente calificado contra los dos. Señaló que el crimen fue planeado detalladamente y ejecutado por personas que "tenían pleno conocimiento" del funcionamiento del sistema de justicia y de las leyes, y motivado por rechazo a las causas que ella defendía, por lo que sería "un crimen de odio por motivo fútil", algo que ya había explicado la Policía Civil anteriormente en otra rueda de prensa.

 

Organismos de derechos humanos e incluso la prensa insisten en la relación entre los autores del crimen y la familia del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Lessa, un ex sargento de la Policía Militar vivía en una casa en el mismo complejo residencial donde vivía la familia Bolsonaro (antes de mudarse a Brasilia), en el barrio de Barra da Tijuca, en Río de Janeiro, donde fue arrestado.

 

Lo que llamaba la atención es que un sargento retirado tuviera una casa en uno de los complejos más lujosos de Río de Janeiro. Lessa fue delatado por otros cinco miembros del grupo parapolicial Escritório do Crime, detenidos en enero, y cuyos testimonios aseguran que él fue el autor de los disparos contra el auto que trasladaba a la concejala, su chofer Anderson Gomes y su asesora, Fernanda Chaves (sobreviviente).

 

Un tercer sospechoso (y también ex policía), el ex capitán Adriano Magalhães, sindicado como autor intelectual del asesinato, se encuentra prófugo. Fue el primero en ser ligado entre los sospechosos y la familia Bolsonaro, ya que su esposa estaba registrada como asesoras de la oficina de Flávio Bolsonaro cuando este era diputado regional por el Estado de Río de Janeiro (hoy es senador de la República).

 

El grupo Escritório do Crime es una de las milicias más poderosas de Río de Janeiro, pero no se deben confundir con las bandas de narcotráfico que actúan en las favelas, aunque su accionar sea parecido. Son grupos armados que actúan en las regiones pobres de los cerros y periferias de la ciudad, ofreciendo seguridad a cambio de dinero.

 

Son un poder paralelo en la periferia carioca y controlan incluso algunos servicios, como la distribución de gas. También actúan como grupos de exterminio, ya sea por encargo o por la necesidad de dominar territorios, y mantener los que consideran “sus clientes”.Marielle fue la figura política carioca que más trabajó para desarticular el poder de las milicias en algunos barrios de Río, por lo que no es difícil imaginar el móvil del crimen.

 

Hasta ahora no ningún indicio –pero sí muchas coincidencias- que apunte la participación directa de los Bolsonaro en el crimen de Marielle Franco. Más allá de las relaciones hay que considerar las numerosas declaraciones de Bolsonaro en favor de la actuación de las milicias. En 2003, en Bahía, el ahora presidente dijo que “mientras el Estado no tenga el coraje de adoptar la pena de muerte, los crímenes de exterminio (una de las especialidades de las milicias), seguirán siendo muy bienvenidos”.

 

En 2008, dijo al diario O Globo que: “algunos milicianos no tienen nada que ver con cosas malas, como controlar la venta de gas en la zona donde actúan. Es solo un sujeto que gana un sueldo bajo como policía o bombero, y como tiene su propia arma, puede organizar y ofrecer el servicio de seguridad a su comunidad”.

 

Como la investigación apunta a que el crimen fue meticulosamente planeado a lo largo de tres meses, el juez investiga ahora documentos, celulares, computadoras, armas de los sospechosos. Quedó sentado que Lessa monitoreaba regularmente los eventos en los que participaba Marielle.

 

El último 8 de marzo –Día Internacional de la Mujer- Marielle Franco, negra, periférica y lesbiana convertida en símbolo de la resistencia contra todo tipo de represión, fue homenajeada por millares de mujeres en todos los estados del país. Hoy, un año después del asesinato y cuando el clan Bolsonaro parece estar en caída libre, sabemos quién la mató. Falta saber quién la mandó matar y por qué.

 

Juraima Almeida

Investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

 

https://www.alainet.org/es/articulo/198694
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