Días aciagos para nuestro continente
- Análisis
El 23 de enero, ha sido un día muy problemático para Venezuela y toda nuestra región. Se vivió un episodio más del ya añejo cuño intervencionista de los Estados Unidos en América Latina y el Caribe, corolario de un tan anunciado como descarado proceso desestabilizador previo y aún en marcha.
La grotesca auto proclamación del Diputado Juan Guaidó – Presidente de la Asamblea Nacional – como “Presidente Encargado de la República Bolivariana de Venezuela” seguida del reconocimiento inmediato de Estados Unidos, de su funcionario Almagro en la OEA y de los gobiernos serviles de los países integrantes del llamado “Grupo de Lima” con la honrosa excepción de México, tiene el fin de ambientar un golpe de Estado; sea buscando apoyo en algún sector de las fuerzas armadas, o mediante la intervención militar extranjera.
Esto provocó la inmediata y lógica respuesta del gobierno venezolano: el anuncio de rompimiento de relaciones políticas y diplomáticas con el gobierno de los Estados Unidos, fijando 72 horas de plazo a sus funcionarios diplomáticos para abandonar el país.
Ingredientes de este proceso desestabilizador
La creación el 8 de agosto de 2017 del llamado Grupo de Lima que reúne a los gobiernos de 14 países de la región (Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Chile, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía) tuvo como razón el hostigamiento al gobierno de Nicolás Maduro y su aislamiento.
Ni que mencionar las bravatas de un a esta altura casi inimputable Donald Trump; pero debiendo tomar debida nota de las mucho más peligrosas afirmaciones de Mike Pence su Vicepresidente o las actividades del actual Secretario de Estado Mike Pompeo, hombre de la CIA y su Director hasta abril del pasado año en que asumió sus nuevas funciones.
Ya en junio del 2017 expresaba sus “inquietudes intelectuales” sobre la realidad venezolana en ocasión de un foro de seguridad del Instituto Aspen en Colorado: “tenemos muchas esperanzas de que pueda haber una transición en Venezuela y la CIA está haciendo lo mejor para entender la dinámica allí".
En octubre del pasado año, mantuvo entrevistas presidenciales en Panamá y México.
El 1º de enero en Brasilia sostuvo varias reuniones; no sólo con el flamante Presidente Bolsonaro, sino también con el Presidente Duque de Colombia y el Canciller peruano Néstor Popolizio para manifestar en cada oportunidad la necesidad “de aumentar las presiones al régimen de Maduro”.
No fue casual entonces la reunión en Perú del Grupo de Lima del 4 de enero convocada para desconocer la validez del nuevo período de gobierno del Presidente Maduro, que asumiría el día 10 de enero.
A nivel interno en Uruguay es lamentable la declaración conjunta de las bancadas de Senadores de los Partidos Colorado, Nacional e Independiente reconociendo a Guaidó como “Presidente Encargado de Venezuela” y solicitando al gobierno que haga otro tanto.
Con esta declaración los partidos opositores se sacan la careta e intentan dinamitar los pilares históricos de nuestra política exterior independiente: los principios de la no injerencia en los asuntos internos de otros Estados y la autodeterminación de sus pueblos como parte inalienable de su soberanía.
Es de resaltar la responsable actitud política de México y Uruguay, cuyos gobiernos emitieron el día 23 un comunicado conjunto en el cual “formulan un llamado a todas las partes involucradas, tanto al interior del país como al exterior, para reducir las tensiones y evitar una escalada de violencia que pudiera agravar la situación.
Conforme a los principios de derecho internacional, México y Uruguay urgen a todos los actores a encontrar una solución pacífica y democrática frente al complejo panorama que enfrenta Venezuela. Para alcanzar dicho fin, ambos países proponen un nuevo proceso de negociación incluyente y creíble, con pleno respeto al Estado de Derecho y los derechos humanos.”
¿Cuál es el tema en discusión?
Ante tanta confusión conceptual reinante en la socialdemocracia y gran parte de la izquierda en la región y en el mundo, consecuencia de tomar los elementos políticos en tanto mera información y no como material para el análisis profundo, es importante formular desde ya algunas aclaraciones:
A nuestro juicio, no es el punto hoy ni el motivo de este artículo debatir sobre la gestión de Nicolás Maduro y su gobierno.
Me podrá gustar más o menos la prosopopeya de los discursos, llenos de anuncios grandilocuentes un día y otro también de la creación de la “Gran Misión Tal o Cual” que controlará la terrible disparada de los precios y la carestía generalizada de la canasta básica de insumos, fruto del bloqueo, el contrabando y la escasez premeditada y alevosa que llevan adelante los grandes especuladores. Y que pase el tiempo y la situación siga incambiada o peor; y que ello me preocupe y me entristezca.
Pero hoy el tema prioritario sobre el cual hay que reflexionar y tomar posición es otro muy distinto y urgente: se trata de cómo nos posicionamos ante una nueva embestida del imperialismo contra nuestros pueblos.
Acerca de embarazos y principios
Cuando los hechos nos colocan ante estas graves disyuntivas, de lo que se trata es discernir qué postura adoptamos ante un nuevo intervencionismo del imperialismo y sus cómplices.
Debemos reflexionar profunda y serenamente para buscar la mejor alternativa posible; pero siempre desde una postura de inequívoca reafirmación de principios: en este caso el del antimperialismo.
Se es coherentemente antimperialista o no se lo es. No existen puntos intermedios.
Es como el embarazo en una mujer. No tengo conocimiento de una mujer “un poco, medio o tres cuartos embarazada”. Lo está o no lo está y punto.
Este es el dilema ante el cual no se puede escurrir el bulto.
Hoy el imperialismo estadounidense vuelve la vista a “su patio trasero” y va por Venezuela.
En lo político, para erradicar “el mal ejemplo” de un país que se le enfrenta y reafirmar su hegemonía en la región; dando un mensaje a China y Rusia.
En lo económico para asegurarse la posesión de sus enormes reservas de petróleo y su oro.
Aprovecha esta ola de contraofensivas de derecha en la región, para contar con la obsecuente complicidad de la mayoría de los países.
Estos gobiernos, dóciles secuaces del intervencionismo, pretenden hacer caudal político de esta acción conjunta como maniobra de distracción que pueda atemperar las crecientes movilizaciones sociales que se suceden al interior de sus respectivos países, como respuesta a la aplicación – como en los años 90 - de sus políticas neoliberales. Y asimismo, si cuadra, en lo económico, recoger alguna migaja del botín de guerra.
Movilización siempre
Hoy más que nunca es necesaria la movilización de todos los sectores sindicales y sociales organizados a nivel internacional para denunciar el intervencionismo del imperialismo estadounidense.
En nuestra región cobran especial relevancia las movilizaciones que se desarrollen en los países cuyos gobiernos se están prestando para esta nueva agresión imperialista y así ponerlos desde ya en el banquillo de los acusados.
Siempre habrá rinocerontes
Siempre será un buen ejercicio de memoria recordar que si bien en nuestra historia existieron entre otros los Sandino, Arbenz, Caamaño, Allende, Bishop, Chávez; luchadores por un mundo mejor, también estuvieron sus felones respectivos; los Somoza, Castillo Armas, Wessin y Wessin, Pinochet, Hudson Austin y Carmona; que llegado el momento, dieron el zarpazo siguiendo las órdenes de sus amos estadounidenses e incluso en algunos casos, acompañando la invasión de sus tropas a sus propios países.
Estos hechos que se repiten una y otra vez en nuestra historia, tal vez “avive el seso y despierte” a varios sectores de la izquierda, para quienes términos como oligarquía, lucha de clases, imperialismo, son vocablos de épocas pretéritas; cuasi jurásicas.
Pero la realidad es una maestra inflexible y duramente nos recuerda que mientras haya capitalismo, con sus inherentes e inevitables crisis cíclicas, siempre habrá imperialismo.-
24.01.2019
Carlos Flanagan
Miembro del Partido Comunista de Uruguay.
Ex-Secretario de Relaciones Internacionales del PCU y miembro de la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del Frente Amplio (CARIFA).
Ex-Embajador de Uruguay ante el Estado Plurinacional de Bolivia.
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