Tiburones en el 30-S

03/10/2018
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En el embravecido mar de la política ecuatoriana hay de todo: peces gordos, peces flacos, tiburones, etc. pero la nota más abundante en estos días es la especie de los insaciables tiburones, que se disputan la humanidad de alguien al cual consideran un representante del demonio: Rafael Correa Delgado. El solo nombre del líder de la Revolución Ciudadana y ex presidente de la década ganada, les aviva la voracidad y se disputan la codiciada presa a dentelladas. Es que saben que mientras tenga vigencia su figura, esta se constituye en un inmenso obstáculo para lanzarse sobre Carondelet con el fin de terminar, en un solo hartazgo, con los despojos que van dejando del pobre país de Eloy Alfaro, empresarios y empresaurios de toda calaña, criollos y extranjeros, entre estos últimos Chevron, Texaco y comparsas de la gran farándula petrolera.

 

No contentos con el show del supuesto secuestro de Fernando Balda, cuyo nombre registra la delincuencia internacional, los tiburones se han lanzado últimamente sobre la verdadera historia del 30S, en el cual estuvo a punto de ser derrocado o perecer el odiado mandatario. ¿Qué no hubo tentativa de golpe de estado? Los falsificadores de la historia, hoy cobijados por el gran paraguas de la prensa corrupta, sostienen que los hechos sangrientos del 30 de septiembre del 2010 fueron provocados por el propio Rafael Correa, esto cuando ya antes uno de ellos, el periodista Carlos Vera informó en El Universo que él había participado en una reunión de políticos y militares golpistas, de la que optó prudentemente por abandonarla. Y más todavía cuando el mismo Vera, Lucio Gutiérrez, Gilmar Gutiérrez, Pablo Lucio Paredes, el ex Director de Inteligencia Militar Mario Pazmiño, el periodista yankófilo Alberto Montaner y el banquero prófugo Roberto Isaías, se reunieron públicamente en Miami 8 días antes del 30 -S para proclamar la cercana caída de Rafael Correa. Aún más, horas antes, en la noche del 29 de septiembre, El Universo publicó un artículo bajo el título de “El hacha de RC”, augurando la ansiada caída del monstruo.

 

Se podría abundar en miles de detalles probatorios del golpe de Estado que se maquinó entonces, pero basta recordar la declaración pública que hizo entonces el vicepresidente de la república Lenín Moreno, quien expresó con dureza: “No soy carroñero”, rechazando así a quienes le proponían desplazar al presidente y sustituirlo en el mando. Ahora sería oportuno que los medios le interrogaran a Moreno quiénes fueron los proponentes del golpe de Estado en esas horas de muerte y sangre. Por lo demás, recordemos que la escolta legislativa cerró las entradas del parlamento a los propios asambleístas, y que a la hora que reventó la revuelta policial destacamentos de la FAE y de la marina ecuatoriana en Quito y Guayaquil tomaron abierta posición contra el gobierno, mientras los mandos del ejército demoraron largas horas en el cumplimiento de su deber de rescatar al presidente. Como remate, bien vale recordar también las célebres declaraciones públicas de Lourdes Tibán, en las que dijo que si Correa hubiera muerto en la revuelta policial “estaría bien muerto por cojudo”.

 

Jaime Galarza Zavala

Escritor ecuatoriano

E-mail: jaigal34@yahoo.es

Twitter: @jaigal34

https://galarzajaime.blogspot.com/

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/195704?language=es
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