Poder mediático, un botón en el Mundial de muestra
- Opinión
Se corría el comienzo del segundo tiempo de la final de la Copa del Mundo. Cuatro miembros del grupo Pussy Riot, organización rusa que defiende los valores feministas, burlaron la férrea seguridad que rodeaba al vistoso partido final, penetraron al centro de la cancha e hicieron pública sus demandas.
El hecho pasó desapercibido. Las cámaras enfocaron uno o dos segundos, luego repitieron incesantemente imágenes de jugadas anteriores. Cuando las cámaras retornaron a la cancha, los jugadores perseguían tesoneramente el balón para entretenimiento de gobernantes e hinchas del fútbol alrededor del mundo entero.
Lo ocurrido es apenas un ejemplo del poder de las grandes corporaciones y países ricos del mundo. Su capacidad para manipular la opinión pública y los sentimientos humanos a través de los medios de comunicación es ilimitada. Su poder es implacable para elevar perfiles de personas, grupos, países, acontecimientos, o para ignorar al extremo de hacer desaparecer hechos y personas, así como para estigmatizar y colocar como enemigos de los pueblos a toda persona o grupo que defiende sus derechos desde la marginalidad del sistema.
Lo que ha ocurrido en la final de Rusia, y que nadie le puso cuidado, porque así lo quiso el cerco mediático mundial, es lo que cotidianamente ocurre en países empobrecidos y controlados mental y culturalmente como Honduras. Usted ha de saber que los hechos ocurridos en la realidad acaban siendo dibujados o desdibujados por los medios de comunicación de acuerdo a los intereses de la élite oligárquica en plena alianza con la burocracia política y las transnacionales.
Usted podrá participar en una protesta social contra el alza al combustible o la destrucción del sistema de salud o los peajes o el fraude de la reelección. La protesta pudo haber sido mayoritariamente pacífica y sin incidentes, a no ser por un pequeño hecho de alguien que quemó una llanta o lanzó una piedra contra los policías. Los titulares de los medios nunca titubearán: colocan ese hecho marginal como si toda la protesta fue violenta, de manera que todo mundo queda convencido de que los manifestantes son violentos y se dedican a agredir a las fuerzas policiales.
Así es el cerco mediático. Usted vio la final de fútbol y las cámaras de televisión mostraron lo que a ellas y sus propietarios les interesaron mostrar. No pasó nada, solo alegría de los franceses y el rostro triste de los croatas. Así pasa en nuestra Honduras. Pueden estar ocurriendo atrocidades en la administración pública, pero si la televisión y los diversos medios dicen que JOH es transparente y conduce al país a una vida mejor, es porque así es. Las cosas no son como ocurren, sino como las dicen y resaltan los estupendos presentadores de noticias y de programas de opinión en nuestros formidables medios de comunicación.
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Radio Progreso- Honduras
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