Mandela y Chávez, otra herencia en común

12/07/2018
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Foto: albaciudad.org
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Otro centenario, el de Nelson Mandela. Otro banquete de retórica en un mundo acostumbrado a pisotear en concreto las palabras de las que se llena la boca retorciendo el significado. Como otros grandes del Siglo XX – el siglo de los revolucionarios, que se han quebrado las uñas raspando la pintura - también Madiba se ha convertido en un ícono post-moderno, expandible hasta en esta Europa de las jaulas, de las fronteras y de los muros, sin afectar a nadie. Un ícono para camisetas en esta Italia hipócrita y represiva que ha impuesto a los prisioneros políticos más cárcel de aquella que ha pagado Mandela, que continúa torturando en nombre de “legalidad y paz”, o que enarbola con arrogancia la bandera de la exclusión.

 

La América Latina Bolivariana, por el contrario, recuerda el legado de Mandela en manera no ritual. En los días pasados, en Ginebra, Jorge Valero, Embajador venezolano en la ONU, en cambio, ha transformado en denuncia presente los ideales de Mandela. Ha recordado el apartheid en Palestina. Ha denunciado viejos y nuevos colonialismos, el poder de las finanzas en la globalización capitalista que destruye la vida humana en nombre del “dios mercado”. Ha explicado como la guerra económica, el bloqueo financiero y las medidas coercitivas unilaterales impuestas por los Estados Unidos y por la Unión Europea contra Venezuela son contrarias al derecho internacional y a la normativa multilateral.

 

Estas sanciones ilegales y criminales – ha dicho - “causan muerte y dolor a nuestro pueblo, especialmente a los más vulnerables: niños, mujeres y ancianos”. Y ha exhortado a la UNCTAD, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo, a retomar un rol protagonista en la defensa de los intereses de los países en vías de desarrollo, creando un contexto internacional justo e inclusivo “a través de una economía mundial que permita a todas las naciones usufructuar de la justicia social y de los derechos humanos. Para Venezuela – ha dicho una vez más Valero – hay temas considerados prioritarios como el derecho al desarrollo, la transferencia de la tecnología y las cuestiones de la deuda externa, sea en los términos de una reestructuración como de la cancelación. Así pensaba Nelson Mandela; así pensaba Hugo Chávez Frías, líder de la Revolución Bolivariana; y así piensa hoy, con fuerza renovada, nuestro Presidente Nicolás Maduro Moros”, ha concluido el embajador.

 

Nelson Mandela ha muerto en el 2013, después de nueve meses de la desaparición de Hugo Chávez. Dos líderes aunados por un idéntico “sentimiento de paz” con justicia social, por los ideales de emancipación de los pueblos y por una visión sur-sur que muchos han subrayado.

 

El último mensaje de Chávez, un mes antes de morir, ha sido para África, en la carta de febrero del 2013, enviada a la III Cumbre del ASA (América del Sur y África). Chávez ha hecho honor a los mártires de la independencia africana y caribeña, ha recordado el sacrificio de Lumumba y Cabral. Las relaciones con las potencias occidentales – ha dicho – deben ser mantenidas, pero en manera soberana, rechazando los objetivos neocoloniales contra las relaciones sur-sur que hemos comenzado a construir en nuestros continentes y que deben permanecer como el núcleo permanente de nuestro desarrollo, dirigido a nuestros pueblos.

 

En la carta a África, Chávez ha reconocido también el aporte de Lula Da Silva en la construcción de la reunión. Ahora que la nueva integración latinoamericana se la ha puesto en riesgo por el retorno arrogante de las derechas en América Latina, Lula está en la cárcel. Un prisionero político. Como Mandela – muchos dicen – con las debidas proporciones.

 

Mandela y Chávez. Dos ejemplos de coherencia y dignidad, que no han bajado la cabeza, que no se han dejado comprar. En 1985, a Mandela le habían ofrecido la libertad a cambio de la renuncia a la violencia como arma de lucha política, no sólo de negociación. Pero la rechazó. En 1990, meses después de su liberación, George Bush le pidió abandonar la lucha armada, pero Mandela dijo: “no antes de que sea desmantelado el apartheid”.

 

Y también Chávez sufrió un golpe de Estado por haberse rehusado a convertirse en el caudillo asalariado de los Estados Unidos. Tuvieron que verse con el mismo enemigo. En plena guerra fría, la CIA maquinó el arresto de Mandela en 1962 y lo puso en la lista de los terroristas hasta el 2008: una lista aprobada por los Estados Unidos y la Gran Bretaña. Como Mandela, Chávez no ha querido venganza luego de haber derrotado el golpe de Estado. Pero en la Sudáfrica de entonces los blancos mantuvieron las palancas del poder económico, dejando a la mayoría negra las palancas de la política. En la Venezuela de Chávez, en cambio, se han afectado más las relaciones de propiedad. Un proceso que todavía dura. ¿Cómo resistir, inventar, profundizar? Con miras al Congreso del PSUV hay una importante discusión.

 

Traducción Gabriela Pereira

https://www.alainet.org/es/articulo/194072
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