La economía de Duque ¡Unas expectativas incómodas!

29/06/2018
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Algo muy grave va a suceder en este pueblo, es el título de un maravilloso cuento de Gabriel García Márquez, donde una señora sueña que algo muy malo va a pasar, y con el correr del rumor, la gente decide abandonarlo e incendiarlo. La economía, que no es otra cosa que la mejor versión de los resultados de los comportamientos y las decisiones humanas se desenvuelve de acuerdo con las expectativas, es decir, los seres humanos tomamos decisiones y estás están precedidas de lo que esperamos que pase. Por esto la economía no es solo técnica, los humanos reaccionamos, sentimos, esperamos y nos adecuamos a las expectativas.

 

Pasadas las elecciones ¡por fin! Nos aprestamos a enfrentar lo que ya tiene visos de ser el regreso a unas políticas similares a las que el país ya conoció en los Gobiernos de Uribe Vélez. Tampoco es de sorprendernos, no han sido diferentes en demasía a los años atrás (Pastrana, Samper, Gaviria, Barco…) y menos a las generadas en este período de Santos. El país siempre ha sido bastante conservador en materia económica y disciplinado a la hora de implementar medidas, en especial si van a acorde con las directrices emanadas desde los Estados Unidos o los Organismos Multilaterales.

 

Solo observemos que los ministros de Hacienda de los últimos 18 años han sido de la más fina estirpe conservadora: Mauricio Cárdenas Santamaría, Juan Carlos Echeverry, Óscar Iván Zuluaga, Alberto Carrasquilla, Roberto Junguito Bonnet, Juan Manuel Santos y Juan Camilo Restrepo. Una perfecta selección, muchos de ellos condecorados por su gestión, al lograr, a pesar de los vaivenes globales, mantener “sólida” la economía. Realzando entonces aquella frase de otro insigne asesor de Uribe, Fabio Echeverri, quien afirmó que mientras a la economía le iba bien el país estaba mal.[1]

 

Así que en materia económica no hay contradicción, y las hecatombes que se plantearon en campaña, los sinsabores frente al manejo de la confianza inversionista, de los huevitos, ya son cosa del pasado, ya el Centro Democrático tiene el control no solo de la Presidencia, sino, probablemente del Congreso y se podría esperar que de otros poderes. Las expectativas ahora mezquinamente cambian, hemos entrado según ellos al mejor de los mundos posibles.

 

Los anuncios hechos por el presidente electo, pero también de quien tiene al lado, el que lo designó, muestran el camino que se va a recorrer. El primero de ellos tiene que ver con quienes están detrás de toda su estrategia económica. Así que vuelve y juega, es el exministro Alberto Carrasquilla quien no solo se encarga del empalme sino, probablemente, de definir todo el entorno macroeconómico que tendrá el nuevo gobierno. De Carrasquilla puede decirse que es un hombre fiel a la ortodoxia neoliberal, convencido de la necesidad de impulsar el sector privado a través de la reducción de impuestos y del abaratamiento del salario (flexibilidad salarial, se dice técnicamente). ¡Es consecuente, algunas de las empresas a las que pertenece aparecieron en los Panamá Papers!

 

De esta manera existen cuatro temas que desde la economía se volverán cruciales en la agenda económica y social del nuevo Gobierno, que se exponen a continuación sin pretender que sean lo únicos que harán parte de esta vieja – nueva época.

 

  1. El presidente electo ha manifestado, al unísono con los programas de derecha que desde Trump hasta Macri se tienen en la Región, una reducción de impuestos como apoyo a la inversión y a los empresarios. Así mismo, ha manifestado que la contraprestación esperada debe ser un aumento de la formalidad laboral y el mejoramiento del bienestar de los trabajadores.

 

Esto es una paradoja, se bajarán los impuestos, pero se deberán buscar compensaciones para llenar ese vacío fiscal, y si no es desde las empresas, necesariamente son las familias quienes deberán asumir tal propósito. Y el tema con los trabajadores, ya es claro, todas las reformas neoliberales a la protección social y a los mercados laborales tenían ese propósito y jamás se han dado tales mejoras, por el contrario, cada día la precarización laboral y la informalidad son las características predominantes en la economía colombiana.

 

  1. Los estímulos a la confianza inversionista, incluido el sector agropecuario, tienen un elemento conocido a través de los mecanicismos de estabilidad jurídica (desmontados en el Gobierno Santos) pero también los intentos fallidos en escenarios como Carimagua o Agro Ingreso Seguro. Es decir, la premisa fundamental es la importancia de apoyar al gran capital, aspecto que en principio no es malo, y que sea desde allí donde se deriven encadenamientos hacia las micro, pequeñas y medianas empresas, a las cuales no es claro cómo se les va a respaldar.

 

Esto ha sido bastante costoso para el país, cerca de 78 empresas que adquirieron estos beneficios tributarios, lo hicieron a través de unas altas inversiones (a las cuales además se les permitió descontar del impuesto de renta hasta el 40% de la inversión en activos fijos) e incluso se eliminó el impuesto al envío de las utilidades al exterior. Todo esto sí que ha sido un sacrificio fiscal para el país, se ha socializado el riesgo financiero, incluso se generaron subsidios a los grandes capitales sin que por ello se hayan obtenido beneficios significativos para el país. La profundización de estas políticas traerá, necesariamente, un mayor desajuste fiscal, o mejor, vuelve y juega, la necesidad de una reforma para encontrar nuevas fuentes de recursos en la sociedad.

 

  1. El nuevo Gobierno está comprometido con una reforma al sistema pensional y está será una realidad, en general para pagar el apoyo que los gremios, pero en especial las empresas afiliadas a Asofondos le brindaron a Duque. El presidente ha dicho que no comparte el aumento de la edad de jubilación y está decidido, al menos hasta ahora, en mantener Colpensiones. No será fácil este tema, en especial porque se sigue asumiendo desde el interés financiero (se trata de la gestión de 240 billones de pesos), como si fuera solo un tema de finanzas públicas, haciendo a un lado la necesidad de verlo como un tema político, de búsqueda de equidad y justicia intergeneracional. En últimas, la reforma se hará, y el resultado podrá ser el de hacer más difícil la posibilidad de pensión, en un país donde solo una de cada cuatro personas lo pueden concebir.

 

La reforma a la salud también hace parte de este punto, pero no se hará bajo la propuesta expresada por los gremios médicos y la sociedad civil, que se fundamenta en la eliminación de las EPS, por el contrario, la idea es concentrar el sistema en las más fuertes patrimonialmente, en las más competitivas y a través de ellas orientar todo el sistema. Tanto en Salud como Pensiones la idea es dejar en las manos de los privados con más músculo financiero, toda la gestión. El negocio de la protección social.

 

  1. El costo del trabajo, que tiene un piso en el salario mínimo, volverá, como en las reformas laborales, a tener nuevos embates. Carrasquilla ya en otras ocasiones a manifestado su desacuerdo en tener un salario mínimo para el país, incluso le parece bastante alto, a lo que se unen otras ideas como las de regionalizar el salario.

 

Adicionalmente, tal como se estila en el neoliberalismo o mejor en lo más puro del pensamiento conservador, las convenciones colectivas de trabajo se convierten en una barrera no solo a los temas ya expuestos, sino que reducirlas más aun, es parte de la agenda para lograr la confianza inversionista. Visto así, las y los trabajadores del país tendrán que enfrentar las amenazas a sus salarios y a lo que les queda de las convenciones colectivas de trabajo.

 

De esta manera entonces el nuevo Gobierno se enfrenta a tener que darle privilegios al sector productivo y financiero que lo eligió y a la vez tener que cumplir el estricto Marco Fiscal que le obliga. Tiene necesariamente que hacer una reforma, que la llama fiscal y no tributaria, esto implicará reformar los gastos del gobierno, lo que de entrada puede ser conveniente, pero que poco ha planteado de cómo la va a realizar y no ha hecho referencia alguna a la pasada comisión del gasto.

 

Así que no hay por qué tener expectativas positivas. Por el contrario, son poco alentadoras y a juzgar por lo que ya se tiene evidencia en Brasil, Chile y Argentina, por ejemplo, que ya avanzan en unas agendas similares, los años venideros van a estar marcados por la resistencia ciudadana a todos estos procesos, que dejarán, sin duda alguna, a la clase media y a las clases populares como soportantes de los subsidios a los grandes capitales, a través, es lo más seguro, de asumir nuevas cargas tributarias, lo que deteriorará más aun los ingresos de las familias, aumentando su vulnerabilidad, arrastrándolas a la pobreza.

 

Como la señora del cuento de García Márquez, todo parece indicar que en este pueblo van a suceder cosas poco gratas.

 

27 de junio de 2018

 

Jaime Alberto Rendón Acevedo

Universidad de La Salle

 

Nota

 

[1] Como para dar más aire del mainstream criollo: Cárdenas, Echeverry, Carrasquilla y Junguito son egresados de Economía de la Universidad de Los Andes. Zuluaga y Restrepo de la Javeriana y Santos es egresado de la University of Kansas.

 

https://www.sur.org.co/la-economia-de-duque-unas-expectativas-incomodas/

 

 

 

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/193817?language=es
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