Efectuados los cierres de campaña en la Ciudad de México, León, Saltillo y Monterrey, llegó la hora de la verdad que no es otra que la de las urnas y las 72 horas de veda para los candidatos en sus tareas proselitistas. Pese a ello, durante las primeras dos horas del jueves fueron transmitidos anuncios electorales en los canales de Televisión Azteca que tienen retransmisión con dos horas de retraso.

Salvo lo que dispongan los electores que son los únicos que deberían decidir en México –pero en 1988 con Carlos Salinas, 2006 con Felipe Calderón y aun 2012 con la compra de millones de votos para Enrique Peña muestran lo contrario–, al cierre de las campañas por 3 mil 400 cargos de elección, Leo Zuckermann apunta en Juegos de Poder (Excélsior): “De acuerdo con la última actualización realizada ayer del Modelo Poll of Polls (MPP) desarrollado por Javier Márquez y publicado en oraculus.mx, López Obrador tenía 49% de las intenciones de voto efectivas (descontando la ‘no respuesta’ en las encuestas), Anaya 27% y Meade 20%”. El analista es uno de los críticos más persistentes y sólidos de Andrés Manuel, pero no está exento de arrebatos ideologizados.

Con todo, es oportuna la convocatoria presidencial, aunque fue realizada como un acto de rutina de un gobierno que no encuentra la puerta de salida agobiado como está por el inminente fracaso sin precedente del Revolucionario Institucional, “a volver a valorar en compañía de la familia las propuestas de cada uno de los aspirantes tras una campaña con una amplia participación de la sociedad y una indiscutible libertad de expresión. Todos estos son signos positivos de la evolución democrática de México”.

“Indiscutible” (nada es lo es y menos en política) es el imparable asesinato de colegas, las amenazas que penden sobre otros y la creciente práctica de la autocensura durante el gobierno de Peña Nieto.

Además, en los 213 días, del 8 de septiembre, cuando inició el proceso electoral hasta ayer, que se registró el cierre de campañas, 133 políticos fueron asesinados en 26 estados. Violencia criminal sin precedente en materia electoral (El Universal, 28-VI-18).

Cierto es que, como afirma Peña, “La mejor forma de manifestar nuestro rechazo a este tipo de actos es acudiendo a votar”, pero no basta, la acción gubernamental contra la gravísima inseguridad es indispensable.

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por otra parte, adelanta que “están garantizadas la certeza y legalidad, y que habrá elecciones confiables”. Más le vale a la costosísima institución para los bolsillos de los electores que cumplan con sus obligaciones y no tomen partido como en 2006, no se hagan de la vista gorda con las tarjetas Monex y Soriana y la compra de votos en 2012, porque mucho temo que el país, una porción mayoritaria de los electores no lo aguantaría con o sin tigres y diablos ya que, en efecto, como dice el magistrado José Luis Vargas Valdez, “lo que no se gane en las urnas no se va a ganar en la mesa de los tribunales”.

Lo cierto es, también, que una de las maneras de afrontar las enraizadas prácticas fraudulentas y las maquinarias partidistas que las sustentan, como los 665 mil 410 operadores y representantes del partido tricolor, aunque no son los únicos pero sí los más experimentados y eficaces, es volcándose a las urnas para sufragar por cualesquiera de los partidos, candidatos dizque independientes e incluso nulificando el voto.

Hasta el miércoles 3.

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