Las dificultades del quinto ejército en Puerto Rico

21/06/2018
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
militares_puerto_rico.jpg
Foto: cubadebate.cu
-A +A

Nueva York, 21 de junio de 2018 (NCM) – La incidencia incontrolable de muertes en Puerto Rico tras el paso del huracán María, sobre la que nueve meses después todavía no hay ni siquiera una cuenta exacta de las víctimas, ocurrió a pesar de que el Quinto Ejército de Estados Unidos estuvo preparándose durante casi ocho años con tanto detalle que la catástrofe no debió sorprender.

 

Ahora, el Comando Norte -al que está adscrito Puerto Rico- consigna que el peligro mayor es que un próximo desastre natural en el noreste del Caribe pueda ocurrir combinado con algún ataque terrorista contra EEUU.

 

Los hechos son que todo lo que ocurrió en el evento catastrófico que azotó Puerto Rico había sido previsto por los mandos castrenses y que, a pesar de eso, la operación fracasó. Ante eso, evaluaciones independientes por peritos encontraron que las tropas y sus comandantes ejecutaron bien lo que tenían que hacer y que el problema básico fue que no se desplegó fuerza suficiente.

 

Los datos surgen de los documentos difundidos por el propio Ejército de EEUU y de eventos públicos durante el período de referencia.

 

A punto de comenzar la temporada de huracanes de 2010, el Fuerte Belvoir, un centro importante de inteligencia militar, fue escenario de una práctica sobre el comando de operaciones para la eventualidad de que la costa este de EEUU fuese impactada por un huracán de categoría cinco. En aquella ocasión, se estudiaron las limitaciones para distribuir los recursos antes de que llegase un huracán debido a la incertidumbre inevitable sobre los puntos de entrada.

 

Las demás prácticas, en especial las de tipo ROC (revision of concepts), serían más específicas. En el 2011 se llevaron a cabo dos, en las que estuvo directamente involucrado el teatro de operaciones de Puerto Rico.

 

En la primera tomaron parte los llamados “Leones Negros” -una unidad de electricistas de inteligencia militar- del Fuerte Belvoir y se revisaron condiciones de la infraestructura eléctrica de esa posesión caribeña. Sería precisamente el colapso de todo el andamiaje de distribución de energía uno de los problemas más graves que afectaría a Puerto Rico durante la catástrofe de María.

 

En la segunda maniobra de ese año se evaluó una catástrofe que dejaba un saldo de miles de muertos en Puerto Rico. En aquella ocasión, los mandos militares estudiaron cómo disponer de tantos cadáveres y los recursos que sería necesario tener ubicados en el territorio isleño para tal eventualidad.

 

Sin embargo, cuando varios años después la pequeña nación isleña bajo dominio colonial de EEUU fue azotada por María, se supo que no había instalaciones ni equipo suficiente para manejar los cadáveres, ni protocolos sobre qué hacer con ellos, o siquiera para contarlos. Una fuente en un puesto de jefatura en la seguridad interna indicó recientemente que entre las dificultades que tuvo el gobierno insular de Puerto Rico para poder informar públicamente la cantidad de muertos es que en las reuniones de trabajo diarias nunca se recibieron informes correctos de parte de los oficiales militares sobre la incidencia de muertes encontradas en vecindarios y lugares remotos.

 

En 2012, en el fuerte Sam Houston, se llevó a cabo una práctica compleja, que incluyó desplegar mapas militares enormes en el piso, en lo que debió haber sido un momento clave para afinar los preparativos del Quinto Ejército, otras ramas de las fuerzas armadas, del Departamento de Seguridad de la Patria (Homeland Security) y muchas otras agencias. En esa práctica, los mandos militares y de las agencias de socorro y seguridad civil, observaban y movían en los mapas del piso, los recursos necesarios, marcaban las rutas y todos los detalles que tienen relevancia en tales casos.

 

El escenario sobre el que se trabajaba eran dos huracanes, de nivel cuatro, que impactaban con fuerza devastadora y prácticamente a la vez, a Texas, Florida y Puerto Rico. Cinco años después, en 2017, el huracán Harvey pasaba por Texas, el huracán Irma azotaba la Florida y el huracán María causaba una verdadera catástrofe en Puerto Rico.

 

Las prácticas ROC sobre huracanes han sido al menos anuales y en las de 2017 se discutió el papel del sector privado y el uso de sistemas autónomos de telecomunicaciones. No está claro, sin embargo, si los planes eran equivocados, si se descartaron o si no fueron actualizados, en particular para integrar el deterioro y la degradación de la situación de Puerto Rico, pero el caso es, llegado el momento, en Texas y Florida las cosas salieron bien, pero no así en la posesión caribeña.

 

Desde la primera noche, cuando zozobró el barco Ferrel en las costas de Vieques, quedó claro que las cosas estaban saliendo mal. De hecho, el cadáver de su capitán, Lawrence Potter, tardó más de 30 días en ser recuperado y la identificación positiva tomó varios meses en completarse.

 

A los miles de vidas perdidas y cerca de 100.000 millones de dólares en riqueza destruida, se suman hasta los daños a la propia institución militar, como a la estructura de antenas y transformadores del sistema estratégico de comunicaciones para la flota de submarinos de EEUU.

 

“Al final, sencillamente no había suficiente personal para lograr hacer el trabajo”, dice la evaluación del desempeño militar preparado por Birthe Anders y Vicenzo Bollettino para la Universidad de Harvard. El documento consigna que 17.000 soldados, 82 aeronaves y tres barcos de apoyo médico resultaron insuficientes ante la falta de sincronización y la poca participación internacional, algo muy parecido a las conclusiones de la evaluación hecha por la Heritage Foundation.

 

Pero lo peor, desde el punto de vista castrense, no es lo que pasó, sino lo que puede pasar. El general de tres estrellas Jeffrey Buchanan, el carismático comandante de la operación de Puerto Rico y que repite que un jefe militar debe tener “oídos grandes y boca pequeña”, dijo de las perspectivas de 2018: “Para mí, el escenario de pesadilla es que tengamos un desastre de algún tipo y, entonces, un ataque terrorista”.

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/193630?language=es
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS