Ad libitum: En defensa de la memoria del Comandante
- Análisis
Los libros, aunque marchitos, son la única esencia que deja la humanidad en su discurso eterno. Esencia para el Bien, que perfecciona al Hombre; o para el Mal, que lo corrompe y prostituye. Esencia que se internaliza desde la niñez mediante la palabra hablada, escrita o estereotipada en el entorno ambiental y que, al discurso del tiempo, se transforma en las mentes de los pueblos en monumentos a la guerra o a la paz; a la construcción o a la destrucción.
Este libro, ‘Fuego Sagrado en el Corazón del Hombre’, versa sobre pensamiento, palabra, obra y dominios espíritu-intelectuales y morales ínsitos a la avasallante personalidad de Hugo Chávez[1]; héroe esclarecido que sacrificó su existencia tras las huellas de Bolívar para enseñar el camino, la verdad y la vida, sine qua non de la verdadera independencia. El Comandante jugó posiciones espacio-temporales investido de cierta divina intuición geopolítica y del fuego sagrado que irradiaba su alma. ¿Cómo pudo el Comandante Chávez adelantarse dos, tres, cuatro jugadas en el ajedrez esferoidal? Comenzó por establecer los principios (resortes) que le permitieran elevarse hasta el rodaje central. Veamos: ¿Qué hacía Hugo Chávez en las etapas previas a su asistencia en las Cumbres del Planeta? Reflexionaba…, reflexionaba…, en la soledad del Comandante. Preparaba jugadas posicionales desde lo alto, para evitar que los árboles le impidieran ver el bosque. Derivemos: Establecidos los principios, el Comandante discurría de observación en observación, por lo que su espíritu, sometido a las cosas y a los hechos históricos aprehendidos en su íntima naturaleza, conseguía elevarse por encima de ellas y de ellos para percibir, al fin, el gran rodaje central, el resorte principal que dice Montesquieu[2]. Admitamos que el Comandante tenía dominio de conocimientos inherentes a su vocación de estadista… y que ello era connatural a su genealogía, a su imaginación creadora para bien de nuestra institución gloriosa que lo ha dado todo cuando lo ha tenido que dar…[3].
¿Sabía el Comandante que era un designado; que todo favorece a los hombres providenciales en cuanto que marchan a la gloria y al sacrificio por una especie de impulso invencible y de orden fatal?
Extrapolemos, por correlación de ideas del pensar bolivariano de Felipe Larrazábal, que son los hombres extraordinarios los que en verdad hacen Patria; hombres como Chávez, que son providenciales: “vienen a la vida con una misión sacrosanta; son ellos los que pueden arrastrar la humanidad en su marcha gigantesca y colocarla en edades ajenas. A ellos pertenece la fuerza incontrastable; de ellos es el tesoro de la sabiduría; a ellos toca la gloria, que es la admiración de todas las virtudes útiles, de todas las acciones desinteresadas, y la recompensa de los pueblos enteros”[4].
“La pasión patriótica –explicaba Chávez, con prolijidad en el preludio de una Rueda de prensa– debe llevar en sí misma elevación de la personalidad; echemos a un lado las bajas pasiones porque inclinan al delito, ¡nos pierden en el mundo inerte de las fantasías! ¡Vamos, pues, a salvar a Venezuela!; tengamos en cuenta que las pasiones sin valoración moral son francamente detestables: ¡Ese es mí llamado a todos!
Es bueno aproximarse a la verdad para que cada quien defienda a su manera los intereses de la Patria... y, además, sepa dónde está parado; es bueno que conozca, en verdad, quiénes trabajan por el país... y quiénes pudieran estar defendiendo intereses sectoriales, cupulares, corruptos o partidistas; ¡esos mismos impostores que desfiguran la verdad! ¡Los mismos que fueron enfrentados a muerte por un líder que me recuerda a Bolívar…, Jorge Eliécer Gaitán, quien los llamaba ‘engañadores de todas las horas’. ¡No obstante, ratifico mi respeto profundo a la libertad de expresión, incluso mi clamor porque seamos cada vez más libres; que cada cual diga lo que quiera decir..., al final, sólo la verdad es grande...
El hombre, como decía Jesús, es el Alfa y el Omega: el ser humano es el comienzo y el fin de todo... Es el ser humano la razón de ser de nuestra misión en el Planeta... es el hombre el centro de atención, el hombre en toda su dimensión, partiendo de la dimensión material, aunque ella no es suficiente porque si así fuese nos quedaríamos en el pasado..., en el ser humano animal. Hay que ir entonces a la dimensión espiritual del ser humano... a su ordenación moral, inspirándole a los demás el coraje y amor... y fortaleciendo su fe en la sabiduría que existe en el fondo de todas las cosas... El proyecto político de la revolución tiene un nombre: el trabajo, el honor, la probidad y el talento que deben reunirse en el solo punto de elevar las condiciones de vida de los venezolanos, de los seres humanos que habitamos en Venezuela. Y ese es el objetivo de nuestro proyecto político: alcanzar el Bien Común, la Justicia Social y la Seguridad Jurídica”[5].
Hilando fino en torno a la función y el campo de la palabra de Hugo Chávez, y a sabiendas –como decía el Redentor–, que ‘la boca habla de lo que abunda en el corazón’ tendríamos que reconocerlo como persona altamente socializada.
El prolífico humanista argentino Miguel Ángel Barrios, condiscípulo del Papa Francisco, escribió una obra sobre el Comandante[6] donde induce a remontar con el líder de la revolución socialista las fragorosas causas generales, ínsitas a la geopolítica, determinantes del destino de Venezuela como Estado. De allí que, ¡mientras no podamos salir de la ignorancia cultivando nuestro sí mismo al amparo de una eficiente y auténtica revolución educativa, no podremos salir jamás del laberinto, del darwinismo depredador, del Mercadocentrismo; no podríamos conseguir el camino de nosotros mismos!; caminos que sugieren internalizar en nuestros liderazgos no sólo el dominio de la Historia, sino también una cierta cultura geopolítica, condición indispensable del saber por qué luchar.
Decimos con el precitado escritor que “Chávez ha sido un líder histórico que convivió y coexistió entre la bisagra de un ‘orden’ mundial unipolar y otro multipolar. Queremos destacar especialmente que fue un precursor del ‘orden’ multipolar a través de su geopolítica pluripolar y multicéntrica y de la Patria Grande a través de su participación permanente e impulso en los procesos de integración en sus diferentes anillos envolventes: Mercosur, ALBA, Unasur y Celac.
Los textos de Chávez son una muestra cabal de su pensamiento geopolítico que, en apretada síntesis, podemos caracterizar del siguiente modo:
- Consolidar a Venezuela como país latinoamericano caribeño y sudamericano.
- Reinventar en forma permanente una acción estratégica que le brinde herramientas a su pensamiento geopolítico mediante instituciones o alianzas, como Alba, Unasur, Celac, Telesur, Petrocaribe, etc. Por ejemplo, a través del Alba reinventa una geopolítica antillana y andina ante las exigencias del sistema-mundo del siglo XXI.
- Promover activamente una geopolítica de integración Latinoamericana, de profundas raíces bolivarianas pero innovando en función de los desafíos del siglo XXI, como en el caso de la Celac, de la que se lo puede considerar verdadero fundador.
- Aplicar una geopolítica bolivariana al Atlántico Sur, con la incorporación de Venezuela al Mercosur para articular un ABV (Argentina, Brasil y Venezuela), novedad geopolítica histórica que implica, desde Bolívar, lograr un más allá de Bolívar.
- Fortalecer el nacimiento de un ‘orden’ multipolar mediante una política de alianzas estratégicas con Estados continentales industriales –China, India, Rusia– o con Estados de proyección regional –Irán–. Impulsar de manera constante un contenido solidario para un ‘orden’ mundial más equitativo, condenando decididamente las asimetrías de la globalización en los organismos multilaterales
Queda para la historia lo que consideramos la carta estratégica orientadora de la ruta Bolivariana hacia el socialismo del siglo XXI, que contempla cinco grandes objetivos dados a conocer por el Comandante con ocasión de las elecciones que lo ratificarían como Presidente para el período 2013-2019:
- Defender, expandir y consolidar el bien más preciado que hemos reconquistado después de doscientos años: la Independencia Nacional.
- Continuar construyendo el Socialismo Bolivariano del siglo XXI en Venezuela como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo, y con ello asegurar la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política para nuestro pueblo.
- Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la gran potencia naciente de América Latina y el Caribe, que garanticen la conformación de una zona de paz en Nuestra América.
- Contribuir al desarrollo de una nueva geopolítica Internacional en la cual tome cuerpo un mundo multicéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio del Universo y garantizar la paz planetaria.
- Preservar la vida en el planeta y salvar la especie humana.
Se desprende de estas líneas directrices que el pensamiento geopolítico de la integración de Chávez, al contrario de lo que muchos suponen, no tuvo una dimensión ideológica reduccionista, sino una dimensión estratégica. El mejor ejemplo es el hecho de que entregó la presidencia pro témpore de la Celac en diciembre de 2011 al presidente de Chile, Sebastián Piñera; un mandatario que se halla en las antípodas de su pensamiento, sin anteponer ningún prejuicio ideológico en vista de privilegiar los pactos asumidos, tendientes a consolidar la integración regional.
Todos estos puntos nos permiten reiterar que se trata de un pensamiento geopolítico basado en el pensamiento de Simón Bolívar con las necesarias revisiones y ampliaciones; un pensamiento enraizado en la estrategia de la historia y en la fuerza de la historia, porque esta no es más ni menos que geografía en movimiento. La prueba más palmaria de ello es que Chávez transformó a Venezuela de un país caribeño ubicado en América del Sur en un activo país latinoamericano caribeño y sudamericano.
Esta es la originalidad geopolítica de Venezuela que Chávez obtuvo a partir de los postulados de Bolívar. El Comandante ayudó a los latinoamericanos a comprender que la frontera real de Estados Unidos con América Latina no es el Caribe sino Estados Unidos. Nada más crudo para advertir la certeza de esto último que ir a Venezuela y observar desde el Estado Falcón la base militar ‘Reina Beatriz’ de la OTAN, instalada en las ex Antillas Holandesas.
Gracias a Chávez, la República Bolivariana de Venezuela dejó de ser un país extraño a América Latina a pesar de su ubicación geográfica para convertirse en la muralla de defensa de la Patria Grande, la señal donde comenzará la lucha por la independencia definitiva. Ya no la segunda independencia, que supondría la posibilidad de una tercera o una cuarta: o independencia definitiva o nada. Esta fue la enseñanza constante de los últimos años del Comandante.
El pensamiento geopolítico de Chávez está fundamentado en la conciencia histórica de la unidad cultural de la Patria Grande. La conciencia histórica es el alimento necesario de la cultural y la política; de ahí el profundo conocimiento de la historia de América Latina del que Chávez hizo gala. Por este motivo hemos dado un lugar preponderante a sus conceptos geohistóricos paradigmáticos, según los cuales la historia es una herramienta de la estrategia de la integración. Para Chávez, la historia no juega el papel de una acumulación positivista de datos, sino el de una herramienta de comprensión de los encuentros y desencuentros de América Latina”[7].
¿Pudiera alguien preguntarse de dónde le venía a Hugo Chávez esa fuerza que le aguijoneaba desde el inconsciente y hacía aflorar en su conducta el ímpetu revolucionario con todo su poder? Chávez ha dicho que “los hombres que nacen con la semilla de la libertad, y dedican su existencia a la búsqueda del germinar de tiempos nuevos, corren el riesgo de que nunca se les presente el Tiempo Crítico. Entonces su semilla caerá en suelo infértil y quedará infecunda bajo la tierra. Pero cuando estos hombres son estremecidos por los vientos fuertes que anuncian la llegada de ese Tiempo…, entonces potencian su fuerza creadora y se transforman en los grandes generadores del cambio Revolucionario”.
Auscultando la palabra y el quehacer circunstancial e histórico de Hugo Chávez a partir de su graduación en la Academia, pudiera uno preguntarse si no es ello resultante de las motivaciones profundas de su alma como socialista cristiano y bolivariano. ¿Se sentía el Comandante bajo la férula espiritual del Redentor? Tenía dudas y de ellas salía alada la esperanza. ¿Ha sido tocado por la llama profunda de iluminación que aflora la grandeza del pensamiento, palabra y obra del Padre de la Patria? Había leído a Unamuno y releído la obra Don Quijote Bolívar. Era un hombre de fe profunda en la Causa y el cumplimiento de su misión.
Chávez ha expresado repetidas veces que la urdimbre socialista mueve a la bondad del hombre; el colectivo mueve a que el individuo, motu proprio, sea virtuoso y solidario, y ello traduce que la siembra del socialista que anida en el alma de cada quien –pulsión constructiva del Eros– no debe hacerse desde afuera (heteroeducación) sino desde adentro (autoeducación). La educación para el socialismo consiste en relievar al ser humano desde adentro y ello supone habérsele sembrado a cada quien la semilla del desprendimiento que animó la vida de Jesús y la de Bolívar.
Amparado en los estatutos que estableció para la ALBA[8]… y también en el desarrollo nacional e internacional que imprimió a las eficientes Misiones Bolivarianas[9], Chávez alcanzó a sembrar y a potenciar la solidaridad en su patria y en América; fue así como fortaleció en los hombres el sentimiento de prestarse ayuda mutua, de hacerles sentir que su felicidad debe ser también función de las de los demás; enseñó que el socialismo del siglo XXI constituye el renacimiento del hombre a partir de los postulados del Cristo Redentor. Dijo hasta la saciedad que no se podría ser revolucionario sin entender al Cristo solidario como esencia del socialismo verdadero; repitió con Bolívar que la “rectitud es inmanente al hombre y que con ella alcanzará su redención”; que “todos los hijos de la América se profesan un afecto fraternal recíproco: ¡Para nosotros la Patria es la América! ¡Nuestra enseña es la independencia y la libertad!”.
Innato geopolítico, Hugo Chávez avizoró el accionar del Capital en el porvenir político-económico del tablero mundial y sus consecuencias en América.
“Nadie duda –dijo en clase magistral– del tremendo impacto y la poderosa relación que el tema energético ejerce en todas nuestras deliberaciones, en nuestros planes y, sobre todo, en nuestro futuro. Habrá una crisis mundial energética en el horizonte; creo que debemos mirar con cuidado esto y, además, garantizar con acciones a tiempo que esa crisis, si es que está amenazando, no se venga sobre nosotros. Desde ya, hermanas, hermanos, agradezco infinitamente y pido el apoyo de todos de manera particular; permítanmelo, compatriotas de América Latina, como ustedes mismos lo han manifestado en sus respectivos discursos. Creo que la América Latina, en mi visión personal, debe hacerse más presente, con mayor fuerza en estos espacios del sur. Pertenecemos al sur. Nuestro destino es el sur; lo demás son opciones.
Admitamos a estas alturas del problema mundial que amenaza la vida del Planeta mismo, que Hugo Chávez fue asesinado cuando aún no se habían consolidado sus sueños unionistas. La actual visión esferoidal enseña una enrevesada urdimbre y está tan intrincada la interconexión del mundo, que ningún país puede permanecer aislado y ninguna área será salva al separarse de las otras; el boom del mercado globalizador tiende a concentrarse más y más: menos de 20 naciones en desarrollo se benefician ampliamente, mientras que en más de 80 países los ingresos son más bajos de lo que eran en 1980; la pobreza espíritu-intelectual y/o material de alguna región contagia y perjudica a las circunvecinas no prevenidas, como consecuencia de la misma interconexión. “¿Podremos salir del laberinto? –se preguntaba el Comandante–. Sólo si internalizamos a nivel global la estrategia moralizadora de la supervivencia al calor de la Verdad, podríamos dar al traste con esa hegemonía. Precisamos, por tanto, relievar y sublimar en nosotros el pensamiento conductor del Estado, y hacerlo con metodologías y estrategias adecuadas que permitan alcanzar los fines del Bien Común y Justicia Social propiciados por Bolívar. Esto requiere, en lo exterior, afinar el olfato perceptivo y los instintos para obviar las causas generales o líneas de fuerza globalizadoras que dominan el Planeta y, en lo interior, desatar con pasión la precitada revolución educativa”[10].
¿Quién se atreve a resolver las contradicciones y afrontar con seriedad las relaciones dialécticas de la Organización de Naciones Unidas, comprometida como está con la hegemonía darwiniana? ¿No nació ella como instrumento fundamental de la política exterior de quienes dominan su Consejo de Seguridad? ¿Y contra quién se han aliado los más poderosos Estados de la Tierra? ¿Se habrá consagrado a perpetuidad el Derecho injusto? Amargos e impredecibles momentos se ciernen amenazadores sobre nuestro Planeta. La consecuencia de las luchas del Comandante para establecer la Justicia en el Mundo fue un odio que sólo podía saciarse con la muerte.
¿Arroja respuestas adecuadas el estudio de la Historia como Maestra de la Vida? Sólo sabemos que la tradición histórica, hasta hoy, enseña que individual y colectivamente sobrevivirán solamente los más aptos, los más fuertes. Ergo, potencialmente amenazados como estamos… y planteados y adelantados como lucen los conflictos de las ideas y de las armas a nivel global y regional, precisamos analizar nuestra política exterior y nuestra diplomacia para convencer al adversario. Precisamos fortalecernos con luces y virtudes sociales. Repotenciados así, nuestro poder relativo de combate coadyuvará a nuestra estrategia. Admitamos que por ahora requerimos equilibrar la balanza con nuestras virtudes morales como el valor y la habilidad asociados a la rectitud de espíritu y la aplicación de los principios como el de la Unidad de mando; todo ello con ímpetu en el razonamiento, enarbolando y sosteniendo la invencible bandera de la Verdad.
Todo tiene su tiempo y la vida pensante sigue siendo depredadora; parecieran necesitarse muchos años para que los raciocinios e ideales crísticos-bolivarianos y chavistas reaparezcan con fuerza como pulsión de vida, como energía psíquica que permita activar los procesos conductuales con el imperativo radical de ser soldado y líder, sin lo cual se desintegraría el Subcontinente.
Recapitulemos: sucedió en la Academia Militar, cuando la trascendental imaginación de Bolívar pareció transmigrar en el ambiente de aquel templo del honor y prendió su luz en el alma de un Cadete, cuya palabra sería una llamarada profunda de iluminación del porvenir. Hugo Chávez fue un ser providencial porque fue eficaz en su quehacer histórico; fue eficaz en sus palabras y en sus obras, a costa de su vida. En efecto, el paso de sus horas habría de quedar en el suspenso…, “y el sueño de un millón de años –parafraseamos a San Pablo– habría de resultar en el sueño de una hora”. Hugo Chávez debía ser silenciado, ¿pero cómo? ¡La sentencia imperial estaba escrita!, ¡el Sanhedrín del Leviathán lo juzgó culpable y la orden se impartió! ¿Intuyó y aceptó el Comandante el subrepticio y forzoso sacrificio de una muerte prolongada, para evitar que con la otra se incendiara la pradera?
Es de inferir que la orden imperialista de eliminar al Comandante se inscribe dentro de una darwiniana operación inherente a la geopolítica de dominio, digna de los descendientes de la Pérfida Albión; en efecto, el Departamento de Estado Usamericano, a la zaga de su doctrina monroística, concibió y desató una estrategia maquiavélica, holística, contra el proyecto socialista del Comandante, perceptible ello desde el gobierno de George W Bush. Imposible no verlo: hubo abundancia de recursos científico-tecnológicos, planificación y paciencia en la concepción de un monumental falso positivo que arrancaba con el asesinato de Chávez, seguido de otras estrategias como la del Decreto irrevocable del Pentágono que venía perfilándose desde los tiempos de Bill Clinton y que considera a Venezuela como enemigo inusual y extraordinario a la seguridad usamericana. ¿Habrá guerra? ¿ultima ratio regum? ¿Cómo explicar la toma del objetivo Venezuela como meollo geopolítico de la región? ¿Y qué otros elementos se registran en el ínterin? La forzada paz de Colombia –firmada en Cuba–, el levantamiento del bloqueo político-económico sobre este país que así dejaba de ser terrorista. La designación –desde las Corporaciones decisoras del Capital– de los premios Nobel de la Paz: Obama y Santos; la simpatía por la adhesión de la nueva Colombia a la OTAN y la apertura de una especie de Corredor Polaco[11] que a futuro permitirá una intrusión militar en Venezuela como objetivo lucrativo por excelencia, país nodal, petrolero y cabeza de playa del Subcontinente.
El Comandante era el obstáculo insalvable que impedía a Usamérica conquistar sus objetivos y, por tanto, tenía que morir; él personificaba la revolución liberadora: su verbo era compacto y artillado, violento en el raciocinio, con función catequizadora y campo ecuménico; su palabra, asociada a la gravedad de su voz –reactivo exquisito de su personalidad–, hacía suponer el germen sagrado del hombre providencial: su palabra no era una farsa sino clarinada cristiana al corazón del hombre. ¿Cuántas veces amonestó a los suyos? ¡Corazón que no siente –les decía– ojos que no ven! Muchas y comprobadas potencialidades taumatúrgicas hicieron que apareciera ante propios y extraños como un ser excepcional. Admitamos, en términos de psicología profunda y transformismo, que la esencia de su palabra devenía genéticamente desde muy lejos y se templó en el imperativo radical del ser soldado del pensamiento de Bolívar[12]. De allí que sus postulados geopolíticos coadyuvaran a cristalizar el sueño primigenio de América Latinocaribeña como Estado Continental…, sueño de Bolívar en camino hacia la realidad; camino histórico que pasaba por darles algo a quienes nunca habían tenido nada; por salvar a los desvalidos de siempre, buscarlos en las catacumbas, plantar la Verdad y morir por ella. Esto suponía potenciar la revolución cristiana en las instancias psíquicas de quienes perviven como parias: es una revolución que apenas comienza, flanqueada como está por los capitalismos de izquierda y de derecha. Esto hay que decirlo y fuerza es entenderlo para que no se juzgue de marxista-leninista una revolución; que es cristiana y bolivariana; para que no se le juzgue como seguidor de teorías economicistas socialistoides y anacrónicas. Fuerza es saber, como advirtió Renán, que ‘todas las revoluciones penetradas de un grosero materialismo y aspirando a lo imposible, es decir, a fundar la felicidad universal sobre medidas políticas y económicas, las tentativas socialistas de nuestra época seguirán siendo infecundas hasta que tomen por regla el verdadero espíritu de Jesús, es decir, el idealismo absoluto; ese principio que, para poseer la tierra, nos impone renunciar a ella’[13].
El acucioso periodista Alberto Garrido afirmó antes de morir (en circunstancias extrañas), que “Estados Unidos tiene tres caminos para salir del clavo que significa Chávez en su zapato geopolítico: La primera es seguir la sinuosa vía de la OEA, donde hasta ahora el lobby de Chávez ha funcionado –gracias al petróleo y a los intereses de Brasil– mucho más eficientemente que la ortodoxa veteranía de Maisto; serán meses de fatigante caminar. La segunda es acelerar la fase andina del Plan Colombia, pero no le garantiza la caída de Chávez. La última sería la opción de la intervención unilateral, tal como ocurrió en Irak. Por ahora, ninguno de los senderos es luminoso, sobre todo, en difíciles tiempos electorales. El tercero en discordia, Uribe, espera la decisión del hermano mayor, mientras instala apresuradamente en la frontera grupos comandos de la Policía Nacional y legaliza paramilitares.
Con todos esos escenarios estudiados, Chávez está dispuesto a jugar con las armas jurídicas de sus enemigos nacionales e internacionales, hasta que la realidad indique que ha llegado el minuto táctico de la hora estratégica que tanto estudió antes del 4-F”[14].
La Guerra contra el Comandante era, pues, a muerte y terminó asesinado; única forma de detener el proyecto geopolítico iniciado por Bolívar para equilibrar el Universo. A Chávez, como a Bolívar, le faltó la colaboración del tiempo y la de los pueblos frente a la acechanza depredadora del Imperio; sus conquistas geopolíticas tradujeron su irrevocable sentencia de muerte; decisión pensada, repensada y realizada por el Departamento de Estado imperial –a raíz de la separación de Fidel Castro del poder en Cuba– dentro de una operación políticomilitar de enormes proporciones espacio-temporales en la retoma del preciso lugar geopolítico de la América Latinocaribeña: ¡Delenda est Venezuela! –dijeron para sus adentros. Y lo diré de una vez: la operación de reconquista de América Latinocaribeña –de envergadura continental– conllevaba, prístina, imprescindible y necesariamente, el asesinato del Comandante, sine qua non. Muerto Chávez se facilitaban los golpes sucesivos contra la América Latina como en cadena de causas: Bolivia, Argentina y Brasil: la fase final veníase gestando desde el asesinato de Gaitán, que provocaría la aparición de las FARC y la obligada ocupación de Colombia con bases militares. La desaparición del Comandante era obligado punto itinerario para la retoma y afianzamiento de la doctrina del Destino Manifiesto.
En el pensar del Comandante era perceptible su pasión por la grandeza, por lo absoluto, por la justicia y la gloria; su espíritu de sacrificio era vanguardia, la piedra angular de sus trascendentales aspiraciones estratégicas alcanzadas a nivel global; logros unionistas que a causa de la inmadurez de los pueblos comenzaron a deteriorarse con su asesinato. ¿Qué sucedió después? El eslabón determinante dentro de la cadena de causas desatada por Usamérica configura una auténtica interpolación, una intrusión behaviorista en Venezuela, vale decir, un enorme sofisma con el que avanzaría en su estrategia, en apariencia pacificadora hasta el desenlace que es la toma del objetivo territorial de Venezuela[15]. El liderazgo geopolítico noegranadino monroista y santanderista viene desde muy lejos y está concibiendo la intrusión en el país. En efecto, el pentágono y la cancillería colombiana amparados en el decreto Obama contra Venezuela, concretarán la alianza contra natura de Colombia con la OTAN para tomar el meollo geopolítico de Venezuela[16]. La vocación heroica del Comandante era proverbial, sus ideas e ideales eran ínsitos a su imperativo radical de ser soldado, de pertenecer a una institución que lo ha dado todo cuando lo ha tenido que dar; correlativamente era solidario con los pobres de todas las horas en una lucha justicialista y sin tregua para concretar el inconcluso proyecto bolivariano del equilibrio global. Y a este punto nodal de su vida queríamos llegar porque fue la geopolítica como conciencia geográfica del Estado la disciplina que el Comandante dominó a la perfección, evidenciable ello en sus análisis-síntesis y juego de posiciones en el tablero global. Intuitivo excepcional, puso de manifiesto la audacia, la perspicacia y dialécticas de contemporización a nivel de las Causas Generales[17] y Cumbres del Planeta. ¿Cómo pudo nuestro insigne estadista elevarse hasta ellas?[18]. Sometió su espíritu a la observación de los hechos históricos concomitantes y a la aprehensión de las cosas en su naturaleza íntima, lo que le permitió empinarse para ver el todo como aleccionaba el maestro Prieto Figueroa. Entonces apareció ante sus ojos intelectuales el hilo de Ariadna que le accedió a salir del laberinto; hilo del constructo geopolítico de Bolívar a quien habría de representar a presencia de la posteridad. El Comandante sabía que era una estupidez maligna pretender realizar la obra inconclusa de la Independencia con medios ordinarios y que sólo con acendradas virtudes cardinales y amparados en una universal revolución educativa, podríamos curarnos de la milenaria enfermedad dineromaníaca que padecemos. Nada fácil pero habríamos de empezar. La circunstancialidad era obligante y en tal sentido el gobierno revolucionario se obligó a firmar pactos tendentes a salvar el país de esa crisis polifacética, que en cadena necrofílica de causas deviene cubriendo como nube radioactiva el campo psicofísico universal. El Comandante sabía que iba a morir y marchó con prisa, al estilo de Jesús, a su holocausto; sabía que si la Iglesia no volvía al evangelio, acabaríamos expulsando al Cristo y a Dios del corazón del ser humano. De allí que recordara a cada instante aquella penetrante frase de Jesús: Más fácil es que un elefante pase por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de los cielos.
“El capitalismo induce al fraccionamiento del todo –tronaba por doquier– y, en lo que se refiere a Venezuela, a la depredación de su petróleo y el saqueo territorial. Y es que la naturaleza, que no sabe de fronteras, llena los vacíos en profundidad con las poderosas fuerzas de un Leviatán estructural”.
Un día no lejano podrán saberse las interioridades de la batalla sorda que está planteada más allá de la artillería mediática y la de los cañones como ultima ratio regum de un Imperio depredador que, para sostenerse, no sólo fagocita a los débiles del Mundo sino que colateralmente destruye el Planeta. Urgimos, por tanto, de preceptores revolucionarios que puedan ir y venir volando, volando como lo hacía Bolívar y al par estar en todas partes, obedeciendo y haciendo obedecer las relaciones necesarias que se deriven de la naturaleza de las cosas. Como estadista, Chávez sabía con Bolívar que ‘la excelencia de un gobierno no consiste en su teoría, en su forma ni en su mecanismo, sino en ser apropiado a la naturaleza y al carácter de la nación para quien se instituye’ (mensajes de Angostura).
¿Qué hacer? ¿Está planteado un nuevo Por ahora que lleve a los hombres a ser virtuosos? Los anticristos de todo pelambre, obedientes al principio de selección natural sobrevive, a costa de los débiles, de los más escarnecidos del Planeta y permanecen al acecho; se desatan contra nuestras inconsecuencias, debilidades y desaciertos y le atribuyen subrepticiamente al Comandante Hugo Chávez nuestra incapacidad de ver hondo y lejos –como él lo hacía– para borrarlo de la memoria del Pueblo por el que se sacrificó. Digamos con Carlyle que los héroes son providenciales, no se improvisan.
Desaparecido el Comandante del accionar geopolítico, se acrecienta con mucha fuerza el vértigo del boom dineromaníaco norteamericano: arrastra consigo la política del libre mercado, el comercio electrónico y las innovaciones inherentes al internet; sin frenos morales se impone el dios Dinero y, con él, las tendencias socioeconómicas, demográficas y ambientales. La lógica del Capital no contempla respuestas éticas al desafío moralizador de la Historia. Nadie duda que las culturas derivadas del capitalismo y la globalización carecen de pudor, anidan la falsificación de la enseñanza y apartan al hombre de Dios; desvirtúan la esencia de los derechos humanos que dicen defender.
¿Podrá Latinoamérica sembrar y cultivar nuevos valores y encauzar sus perspectivas? Recordemos a Chávez: sólo estudiando e internando en el inconsciente de cada quien el legado y quehacer de sus mayores. Sólo así, enaltecido que sea, el ser latinoamericano sabrá tomar conciencia de unidad; entenderá que el subsistir es función de incorporar valoraciones éticas en su legislación: la integración, luces, virtudes sociales y valores ciudadanos, que son los que habrán de permitirle levantarse y sostenerse en libertad. Moral y luces constituyen la piedra angular para enfrentar antivalores, superar deficiencias y prevenir nuestros países de la epidemia espiritual que transmite el dinero como motor global. Lo que el amor une el interés lo desune: en el progreso de las luces, que ensancha el progreso de la práctica, y en la rectitud del espíritu, que ensancha el progreso de las luces, habremos de retomar la idea del Poder Moral bolivariano para canalizar la educación por vía de las virtudes ciudadanas.
Este libro, por su forma, por su fondo y por sus fines nos remite a buscar hasta en las mismísimas causas generales de la civilización de Occidente los hitos históricos que sirvieron de plataforma y sustentación al pensamiento unionista del Libertador, cuyo legado fue el hontanar de Chávez. Las ejecutorias de Bolívar y sus pares en la empresa independentista habían catapultado al porvenir el proyecto de la Nación de Repúblicas, condición sine qua non del equilibrio del Universo.
¿Cómo hizo el Comandante para incorporarse a esa tan colosal empresa? ¿Se venció Chávez a sí mismo? El líder continental era obediente a la inmensa voz de la distancia y, por tanto, podía leer el destino de América en esas letras transmigradoras; fue entonces cuando decidió remontar su Chimborazo y aprender a decir la verdad a los hombres. No podía callar porque intuía que la hora del cumplimiento se acercaba. ¿Creyó en el Libertador? ¿Creyó que habíale dejado tareas por deducir, los éticos desafíos que plantea la Historia, según Toynbee? Alcanzar la independencia definitiva encadenándose al constructo hipotético del Libertador –¡Independencia o nada!– pareció un designio para Chávez, quien juró consumirse en la batalla. ¡Cumplió su juramento y aun después de muerto sigue señalando los caminos unionistas de una revolución que tiene el toque de su corazón!: sus palabras, su figura, su voz, la expresión de su rostro, la mirada; todo su accionar está tatuado en la mente de hombres y mujeres y niños que lo aman y lo siguen. El Comandante era eidético; tenía gran capacidad de representar y transmitir clara y sensiblemente cosas vistas con anterioridad; pueblos y naciones no olvidan esa esfinge geopolítica. Ajedrecista intuitivo y de futurición, disponía –al estilo de José Ortega y Gasset– de tiempos emergentes: ¡cuántas veces movió con perspicacia sorprendentes piezas de maniobra en el tablero esferoidal depredador, difícil de entrever y manejar, dominio desde antiguo y todavía del poder imperial!
El Comandante esperaba mucho del tiempo y, por tanto, lanzado al porvenir y aunque dudaba, sustentaba su quehacer en la esperanza; creía en las leyes del eterno retorno; decía con Francesco Guicciardini que ‘las cosas pasadas darán luz a las futuras porque el mundo fue siempre de una misma suerte, y todo lo que es y será ha sido en otro tiempo’. Aprendió que los intuitivos del saber son los profetas de la Ciencia y la Filosofía, quienes escrutan hacia atrás para penetrar el futuro, iluminándolo todo con su luz. Creía en la Pachamama, y que la Tierra, sustentadora de una misteriosa armonía vital, reaccionaría con fuerza devastadora (teoría de Gaia) contra las depredadoras desatadas por la globalización dineromaníaca del mercado sin control.
‘Si no preservamos la vida del Planeta –expresó en torno a la inoperancia del Protocolo de Kyoto– no podremos salvar la especie humana: la reacción se haría sentir inexorable y simultáneamente en muchas partes de la capa litosférica; la catástrofe ecológica, que ya comenzó a manifestarse, podría ser la causa eficiente del derrumbamiento global’. (…) El mundo está en una encrucijada, en un punto crucial, como diría Fritjof Capra, este gran filósofo de nuestro tiempo. Venezuela ocupando su espacio, Venezuela jugando su rol dentro de la revolución, dentro de los caminos nuevos, dentro de los cambios que estamos imprimiendo hacia adentro y ayudando a imprimir hacia afuera, buscando, como ustedes saben, el punto de equilibrio; esa es la parte esencial de nuestra filosofía revolucionaria; andamos en la construcción y en la búsqueda de puntos de equilibrio, lo decía Bolívar en Angostura; hay que buscar un punto intermedio, alejado de los extremos, en torno al cual vayamos construyendo esos nuevos caminos’.
¿Hablaba Bolívar por labios de Chávez, en los tantos escenarios de las cuantas Cumbres del ayer y del mañana, señalando los abismos de las Patrias dominadas?:
Geopolítico por intuición y formación y al frente del Estado venezolano, Hugo Chávez contempla el panorama y observa antes de mover sus piezas de maniobra (…) en el escenario global. Su juego es el de aproximaciones indirectas; un juego de posiciones pesando los bloques del poder mundial; una búsqueda incesante del equilibrio universal en el concierto de las potencias alrededor de sus refinadas culturas, sus poderes omnímodos y sus signos monetarios: ha concienciado que sólo potenciando nuestras novísimas fuerzas en proceso creciente de integración se podrán contrarrestar las tendencias globalizadoras de la superpotencia. Proyectado hacia el futuro e inmerso en abstracciones geopolíticas, alcanzó a tener la perspicacia que en el tablero de ajedrez global le permite adelantarse en las jugadas.
Desaparecido el líder carlyliano que había encabezado las pujantes generaciones que dieron calor a la justicia social a los fines del equilibrio del universo, se abrió camino a la falsificación de la revolución que habíase anunciado en la década de los setenta según consta en el libro ‘La Guerra Federal’ (1974)[19]. Muerto el Comandante Chávez sus jugadas posicionales en el ajedrez mundial murieron con él…, y la explotación del éxito yanqui la hemos visto como verdad de Perogrullo: se arreció la debacle: perdimos la fe[20], comenzamos a olvidarnos de Dios y a falsificar la enseñanza, con lo cual la mismísima Revolución derivo en un interregno. Los traidores al proyecto siguen campantes pidiendo al Imperio sanciones para la Patria. Admitamos que poderosas razones diabólicas – ¿razones de estado?– asociadas al pensamiento depredador[21] fueron las que obligaron al asesinato del Comandante, quien tuvo que obedecer al torrente geopolítico, incluyendo la mismísima aceptación de su muerte.
La revolución que quisieron hacer Cristo, Bolívar y Chávez fue siempre una revolución moral, una revolución radical, que abarcaría hasta la naturaleza misma del hombre.
“La revolución cuando es auténtica –afirmó Hugo Chávez con aplomo–, inspira al hombre al sacrificio, a ser honesto, a ser grande y a ser útil; a muchos otros los llena de temores..., y de bajezas a otros tantos..., pero es la revolución. Es algo indetenible, avasallante…, que llega hasta la ética. La revolución cambia teorías en todos los órdenes: en todas las manifestaciones de la vida y del pensamiento individual y colectivo..., en todas las ciencias. A veces va demoliendo columnas que se creyeron firmes durante siglos. Pudiéramos decir, con Napoleón, que de la revolución no quedan más que granos de arena...
Yo percibo que en Venezuela el conflicto en el fondo se desnuda: Cuando se desnuda la verdad, lo que se consigue es un conflicto entre un viejo orden que se resiste a morir, como decía Gramsci, y un nuevo orden que quiere nacer y no puede: ¡Hasta que en este país no muera lo viejo y nazca lo nuevo, puede pasar cualquier cosa! ¡Enterradores y parteros tendremos que ser!
La voluntad general del Estado puso en mis manos al Ejército y al Pueblo. No quiero ni debo abusar de ese inmenso poder; no caigo en la tentación. Yo deseo más que nadie que el proceso revolucionario se active de manera civilizada. Es un reto para mí mismo convencer hasta a mis propios adversarios. Creo que la mejor guerra es aquella que se gana convenciendo al adversario a través de la Verdad”[22].
Luego de la muerte de Chávez no pudimos ver –me incluyo– cierta dimensión depredadora en el dominio espacio-temporal; tampoco el holismo de la fortaleza geopolítica del Imperio Capitalista; el análisis del Poder relativo de combate nos decía que enfrentarlos con posibilidades de éxito precisaba de contraofensivas continentales de desarticulación que obligaban y obligan a una guerra larga. Creo que el Comandante podía hacerlo porque tenía divinas intuiciones geopolíticas. Pero los tanques pensantes imperiales también lo sabían. Ergo, ¿precisaremos de líderes continentales al estilo del Comandante? Por ahora es tiempo de prudencia: todo tiene su tiempo y es tiempo de reflexionar.
Es tiempo, pues, de iluminar el entendimiento nacional para establecer una interacción social más digna de la persona humana, imbricando la educación y espiritualizando la enseñanza y la vida. Es tiempo para dar calor a una revolución educativa que nos incline al Bien Común, la Justicia Social y la Seguridad Jurídica, para lo cual debemos comenzar por estudiar afectuosamente al Cristo, a Bolívar y a Chávez. Lo demás vendrá por añadidura…
Parafraseando la bíblica Parábola de los Talentos, entrego en palabras lo que me han dejado los maestros que me han precedido en el camino que labramos para el futuro. ¡Cada quien llene su vida con el cumplimiento de su misión!
General Jacinto Pérez Arcay
Profesor y Maestro del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías
Notas
[1] La personalidad es ‘conciencia de sí mismo’; experiencia de su propia obra; es, de suyo la síntesis de las actividades internas, íntimas, del ser humano y de sus manifestaciones exteriores, de su ‘expresión’. La personalidad es como el ‘retrato’ del ser. Retrato narcisista en parte; retrato objetivamente apreciable, también; se define como ‘la representación viviente del alma de un ser humano’; (Gustavo Pittaluga; Temperamento, carácter y personalidad). Consúltese la Nota Nº 28 en las Notas Complementarias que aparecen al finalizar la presente obra.
[2] Montesquieu, ‘El espíritu de las leyes’. “Yo profundicé con Pérez Arcay –dijo Chávez–, que en aquel tiempo era teniente coronel. Yo veía en él algo diferente al resto. Era historiador, graduado en Historia, autor de La Guerra Federal: Causas y Consecuencias. Su mensaje era distinto, llegaba, vibraba con aquello de Zamora y la Guerra Federal. Yo me tomé muy en serio lo del honor militar, y lo llevo muy en serio, así como el juramento a la bandera. El día que nos pusieron a izar la bandera y jurar ser fiel a la patria, yo me lo tomé muy en serio, y me lo tomaré en serio para siempre”. (Agustín Blanco Muñoz; ‘Habla el Comandante’, pp. 41-42).
[3] Consúltese la Nota Nº 25 en las Notas Complementarias que aparecen al finalizar la presente obra.
[4] Felipe Larrazábal; ‘Simón Bolívar, Vida y escritos del Libertador’; tomo I, p. X-XI.
[5] Hugo Chávez; Rueda de prensa en referencia al Plan Cívico-Militar, Miraflores, 22 de febrero 1999.
[6] Miguel Ángel Barrios; ‘Hugo Chávez Pensamiento Histórico y Geopolítico’.
[7] Miguel Ángel Barrios; ‘Hugo Chávez Pensamiento Histórico y Geopolítico’; pp. 76-79.
[8] La Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe o ALBA, como se la conoce comúnmente, es una propuesta de integración enfocada para los países latinoamericanos y caribeños que pone énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social. Se concreta en un proyecto de colaboración y complementación política, social y económica entre países de esta región, promovido inicialmente por Cuba y Venezuela como contrapartida del Área de Libre Comercio de las Américas o ALCA, impulsada por Estados Unidos.
El ALBA parte de la visión solidaria de la integración latinoamericana, pero que se materializa en la suscripción de acuerdos de cooperación concretos. El ALBA defiende la idea de que “el comercio y la inversión no deben ser fines en sí mismos sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable”.
La idea fue presentada por el presidente Hugo Chávez en diciembre de 2001 durante la III Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe. El ALBA es, por lo tanto, reflejo de la consolidación de la “Revolución Bolivariana” que se lleva a cabo en nuestro país.
[9] El Sistema Nacional de Misiones, oficialmente Sistema Nacional de Misiones, Grandes Misiones y Micro-Misiones ‘Hugo Chávez’, son una serie de programas sociales desarrollados en Venezuela durante el gobierno de Hugo Chávez desde el año 2003. Estos proyectos son relanzados cada año con el fin de cumplir objetivos determinados y toman su nombre del Libertador Simón Bolívar. Las Misiones Bolivarianas del gobierno de Venezuela comprenden programas para luchar contra la pobreza, la pobreza extrema, programas de educación, alfabetización, consultas médicas gratuitas y acceso a créditos subvencionados para la adquisición de viviendas, además de programas culturales, científicos, políticos, dedicados a los derechos indígenas y medioambientales.
Los programas comenzaron debido al significativo aumento del precio del petróleo a principios de la década del 2000, que permitió al gobierno de Venezuela utilizar excedentes en su presupuesto anual para estos programas sociales. La Misión Robinson (alfabetización), la Misión Barrio Adentro (cobertura médica gratuita) y la Misión Mercal (alimentos a precios subsidiados), están consideradas como las misiones más importantes, claves en la disminución de los índices de pobreza en el país.
[10] Hugo Chávez; clase magistral en la Academia Militar, 24 de julio de 2008.
[11] Creación
La creación del «corredor territorial» dejó a la región alemana de Prusia Oriental aislada del resto de Alemania por vía terrestre, conectada sólo por un ferrocarril que debía cruzar territorio polaco. Las potencias vencedoras de la Gran Guerra (especialmente Gran Bretaña y Francia) consideraron necesario que la recién restaurada Polonia contara con una salida soberana al mar Báltico, considerando la elevada población del nuevo Estado polaco (unos 25 millones de individuos) y el hecho que en la Prusia Occidental la mayoría de la población residente era de origen polaco.
Evolución
El comercio internacional de Polonia necesitaba con urgencia un puerto bajo soberanía polaca, y por ello los vencedores de la Gran Guerra fijaron la creación de un "corredor terrestre" donde Polonia disfrutara de una salida al Báltico sin cruzar suelo extranjero, eligiendo para ello la región al oeste de la Ciudad libre de Dánzig donde se halla la península de Hel. Allí el gobierno polaco construyó entre 1921 y 1923 un amplio puerto en el antiguo balneario turístico de Gdynia con instalaciones para embarcaciones de gran tonelaje.
Las tensiones polaco-alemanas causadas por la existencia misma del Corredor fueron disminuyendo con los años, aunque sin desaparecer del todo. El ascenso del nazismo en 1933 causó una ola de reclamaciones diplomáticas del Tercer Reich en contra de Polonia durante los cinco años siguientes, alegando un presunto maltrato de las autoridades polacas hacia los alemanes residentes en la Ciudad libre de Danzig, abuso polaco de los derechos económicos sobre el Corredor en perjuicio de los alemanes, y obstrucción polaca de las comunicaciones y comercio alemán en Danzig. Mientras tanto, la población alemana de Danzig empezaba a manifestar fuerte adhesión al nazismo.
El 24 de octubre de 1938, el Gobierno alemán solicitó a Varsovia la devolución de Danzig («territorio libre» desde 1918, desmilitarizado y unido aduaneramente a Polonia) y el permiso para tender una línea férrea y una carretera a través del corredor polaco, bajo el estatuto de extraterritorialidad. Varsovia rechazó la solicitud y recurrió a Gran Bretaña en busca de ayuda en caso de una posible agresión. Neville Chamberlain propuso la acción conjunta de Francia, Gran Bretaña y la URSS en apoyo de Polonia. Varsovia rechazó la propuesta británica porque implicaba un derecho de paso del Ejército Rojo por suelo polaco, mientras proponía como alternativa un tratado polaco-británico de ayuda mutua. (Lo que el amor une el interés lo desune).
[12] En la Academia se templó el acero vocacional que llevaba en el alma como imperativo radical de ser soldado. En esa casa de sus sueños la mística le permitió saber que el espíritu de los libertadores yacía adormecido en el corazón de cada Cadete hasta que ilusos enemigos de la Patria, proviniesen de donde fuese, osaren despertarlo. Fue en esa Academia donde aprendió que la Institución Armada lo ha dado todo cuando lo ha tenido que dar y que, por tanto, tallará héroes con la misma arcilla misteriosa de los soldados que hicieron la Historia de América.
[13] Ernesto Renán; ‘Vida de Jesús’, p. 287.
[14] Alberto Garrido; ‘Chávez, Plan Andino y Guerra Asimétrica’; pp. 16-17.
[15] Hechos relacionados con el problema (Reglas de falsa Posición):
Después de 58 años la Armada Usamericana reactiva su Cuarta Flota en la Estación Naval Mayport en Jacksonville (Florida): responsable de aviones, portaaviones y submarinos operando en el Caribe, Centroamérica y América del Sur.
Separado Fidel Castro del Comando estratégico de Cuba, pudo el Pentágono configurar a través de Barak Obama un falso positivo de amplísimo espectro que pasaba –entre otras estrategias– por la desaparición del Comandante y el Decreto Nº (50 U.S.C. 1701) contra Venezuela. El precitado falso positivo habría de descubrirse cuando Usamérica se posicionara del lugar geopolítico de Venezuela, a través del Corredor Polaco de Colombia. El ataque al territorio fronterizo de Ecuador por parte del Ministro de la Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos.
Palabras del Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, en la 38 Conferencia Anual del Consejo de las Américas, donde señala que el proyecto socialista de Hugo Chávez es una amenaza que está a dos horas de vuelo de Miami. (Ver Nota al pie Nº 119, en la pág. 99 de la presente obra).
Estados Unidos expresa su satisfacción con Juan Manuel Santos y su “acercamiento” a la OTAN.
La OTAN y Colombia cerraron su primer acuerdo.
El levantamiento del Bloqueo a Cuba por parte de Norte América, después de 55 años. La firma del tratado de Paz entre las FARC-EP de Colombia, el ELN y el Gobierno Colombiano, se realizó bajo los auspicios del Departamento de Estado en territorio Cubano. La firma del Decreto impuesto por Norte América (Pentágono) contra Venezuela, como enemiga inusual y extraordinaria a la seguridad de ese país.
La comisión de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense aprobó el 28 de abril de 2016 un proyecto de ley para extender hasta 2019 la legislación que impone sanciones a funcionarios venezolanos acusados de violaciones a los derechos humanos. La Orden Ejecutiva firmada el 09 de marzo de 2015 por el presidente Barack Obama, que considera a Venezuela una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y a la política exterior estadounidense, “está amparada en esta legislación Usamericana”. En 2006 el Gobierno de Estados Unidos creó una Misión especial de Inteligencia clandestina para Venezuela y Cuba bajo la Dirección Nacional de Inteligencia. Esta unidad de Inteligencia de élite estuvo encargada de expandir las operaciones encubiertas contra Chávez y de dirigir misiones clandestinas desde un centro de fusión de Inteligencia (CIA-DEA-DIA) en Colombia. Algunas de las piezas clave de esta historia incluyen el descubrimiento de varios colaboradores cercanos a Chávez que tenían acceso privado a él, sin obstáculos, que huyeron del país después de su muerte y están activamente colaborando con el Gobierno de Estados Unidos. Si él hubiera sido asesinado por algún tipo de exposición a altos niveles de radiación, o por la inoculación o infección por un virus que causara el cáncer de otro modo, habría sido hecho por alguien con acceso cercano a él, en quien confiara:
Médicos que le asistían.
Capitán Adrián Velásquez y su esposa, enfermera y Jefa del Tesoro de Venezuela, Claudia Patricia Díaz Guillén.
Capitán de Corbeta Leamsy Salazar.
[16] Consúltese la Nota Nº 18 en las Notas Complementarias que aparecen al finalizar el presente tomo.
[17] Montesquieu; ‘El Espíritu de las Leyes’.
[18] Ergo, la persona que aspire a presidir el superorganismo estatal debe estar en condiciones de representarlo en toda su majestad, comenzando por el dominio de esa disciplina como conciencia antropogeográfica; sólo así sabrá jugar posiciones en el tablero global; el Jefe del Estado debe estar en capacidad de personificarlo: ser idóneo en la conducción de esa nave en todo tiempo y lugar, incluyendo tempestades en mares procelosos; debe saber que para los Estados débiles y no aptos –naves sin Capitán eficiente– no hay buen tiempo ni buena mar. La conducción geopolítica del Estado como organismo viviente supone autenticidad del estadista en lo referente a conocerlo y dominar con propiedad la disciplina que lo estudia: debe saber aplicar el principio de la exclusividad en su conducción; debe saber dominar la función y el campo espacio-temporal de la Nación y ser el intérprete de la geopolítica como conciencia geográfica del Estado; sólo entonces y por correlación de ideas podrá imaginar y columbrar con propiedad las sui generis instancias psíquicas, inherentes al antropomorfismo estatal y su prognosis conductual en el ajedrez global; sólo entonces podrá imaginar e interpretar inclinaciones y tendencias, y el tratamiento que a cada representación deba dársele. Después de Bolívar sólo hubo un verdadero geopolítico: Res, non verba: Hugo Chávez fue el motor y la causa eficiente –causa eficiente, óigase bien– para la concreción del Alba, la Unasur, la Celac, Petrocaribe, y abridor del camino del BRICS. Las palmas y aplausos son para quienes mueren abriendo el camino largo. Sólo el ajedrecista estatal podrá mover con propiedad sus piezas de maniobra en las causas generales–determinantes de los auges y caídas en el tablero esferoidal–, con fundadas probabilidades de éxito. La historia científica, como Maestra de la Vida, revela que el Estado nace y se desarrolla con tendencias a sobrevivir o a morir, según la potencialidad espíritu-intelectual y moral de la Nación en sus relaciones de poder con las potencias mundiales, con los Estados circunvecinos limítrofes y con el resto de los Estados a nivel global.
[19] “Muy pronto nuestras pujantes generaciones asombrarán al Universo bajo el signo de UNA FERREA PERO JUSTA UNIDAD POLITICO-MILITAR Y MORAL con la segunda empresa maravillosa de su historia: la reafirmación de la justicia social por encima de un ciclo histórico (¿positivo? ¿negativo?) precipitado con la Revolución Federal. Esta guerra, sobre la premisa independentista, fue dolorosa pero útil coyuntura para que las generaciones de hoy pudieran idealizar a Venezuela y para que el hombre-falacia ceda el paso al hombre-idea. La suerte está echada: parafraseando a Bolívar ante el Rubicón de la Venezuela de hoy, vacilar es perderse.
Quienes observen el bochinche político-económico del heartland del Estado –secuela de la ceguedad geopolítica, la ubicación geográfica desaprovechada, el dinero fácil del petróleo sin sembrar, de la deuda pública y la inmigración mercantilizada que arrinconó y corrompió a muchos nacionales– dudarán con razón de nuestra conjetura: ¡Sórdido futuro el de esa Venezuela y en modo alguno dialéctico! La verdadera batalla de Venezuela la están dando con elevación de fuego sagrado otros hombres, calladamente y con inquebrantable fe, sobre otros postulados y en una dimensión distinta. El que pueda ver que vea…”. (Jacinto Pérez Arcay ‘La Guerra Federal’ año de 1974).
[20] Consúltese la Nota Nº 26 en las Notas Complementarias que aparecen al finalizar la presente obra.
[21] Consúltese la Nota Nº 27 en las Notas Complementarias que aparecen al finalizar la presente obra.
[22] Hugo Chávez; entrevista con intelectuales venezolanos, Palacio de Miraflores, 25 de febrero de 1999.