Este fin de semana está planificada la reunión del Grupo de los 7 en la región de Charlevoix, Canadá, a la que debe asistir el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Formando parte de los preparativos de la reunión están todas las actividades del Servicio Secreto, la CIA y otros órganos de la seguridad que están planificando las acciones a realizar.

Dentro del grupo de personas a cargo de la seguridad van a poner tres oftalmólogos, dos neurólogos, cuatro expertos con equipos detectores de ondas de ultrasonido, dos personas que serán las encargadas de ingerir, antes de que él lo haga, cuanto alimento vaya a comer Trump, incluyendo el agua y el whiskey, uno que se sentará, antes que él, en la tasa del inodoro cada vez que el presidente necesite utilizarla y un “doble” que en caso de que se detecte algún peligro hipersónico tomará el puesto del presidente.

Si lo llaman por teléfono no podrá hablar directamente, la llamada pasará por un supe filtro confeccionado por la NSA que, en caso de que traten de introducirle alguna onda por el mismo, la eliminará.

La CIA ha confeccionado una lista de personas que son potencialmente peligrosas, está vigilando si alguna de ellas coinciden con Trump durante la reunión del Grupo de los 7, ha prohibido la entrada de teléfonos celulares de todos los tipos, walkietakies, tablets y todo equipo electrónico que pudiera emitir una onda ultrasónica de cualquier naturaleza. Se está analizando la posible prohibición de batidoras, mezcladoras, hornos microwave y máquinas de afeitar eléctricas por la posibilidad de ser utilizadas en la emisión de ondas.

Uno de los neurólogos, profesor de la Universidad de Harvard, expresó que es imposible que algo pueda dañar el cerebro de Trump, si le dispararan una onda ultrasónica al cerebro, no encontraría nada con que chocar y saldría por el otro lado.

7 de junio del 2018

- Dr. Néstor García Iturbe es editor del boletín electrónico El Heraldo (Cuba)

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