La lucha de clases en Nuestra América: Venezuela en el ojo de la tormenta

30/05/2018
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

Introducción

 

La historia de Venezuela con su ubicación geopolítica estratégica frente al Mar Caribe, con sus 4.000 km de costa marítima y sus enormes reservas energéticas, minerales, acuíferas y biodiversidad ha estado controlada directa o indirectamente por el imperialismo estadounidense, primero a través fundamentalmente de la explotación latifundista de la tierra (cacao y café) y luego durante 100 años -hasta 1999- mediante la extracción de petróleo.

 

Como todas las experiencias nacionales nuestroamericanas, los diversos imperialismos nos han especializado en la monoproducción y han obstaculizado activamente mediante diversos mecanismos la posibilidad de un desarrollo capitalista independiente, con la anuencia de sus socios, las oligarquías locales, que tanto se beneficiaron como fracción parásita de esta vía de desarrollo capitalista1. Esta vía mostró una continuidad con la herencia colonial y consolidó una estructura de desarrollo capitalista oligárquico y dependiente que caracteriza al movimiento orgánico2 de las sociedades nuestroamericanas. Por ello, todo análisis de situación y sus relaciones de fuerza debe realizarse partiendo del conocimiento de dicha estructura y es, justamente, lo que es obviado u ocultado por variadxs analistas a la hora de referirse a la Venezuela de hoy: la Bolivariana.

 

Incluso, o peor, ciertxs intelectuales pseudoprogresistas a la hora de analizar el escenario histórico de la revolución bolivariana esfuman de un plumazo esas condiciones en las que se desarrolló y desarrolla, y atacan a este y otros procesos de cambio a favor de los pueblos, entre otros elementos, por “extractivistas” o por la falta de diversificación de la matriz productiva sin tener en cuenta en lo absoluto esta característica estructural de hace más de 500 años.

 

El análisis de la situación en la República Bolivariana de Venezuela debe leerse en esta clave de enfrentamiento antiimperialista que reviste la lucha de clases en Nuestra América. El grave asedio que la pone en el ojo de la tormenta, remite a la estrategia imperialista de reapoderarse de lo que consideraba “su” territorio y que ha perdido desde diciembre de 1998. Aunque el interés imperialista no es sólo por el control material de las enormes riquezas, sino también por la “amenaza” política que constituye el “mal ejemplo” del camino soberano e independiente que atenta contra la Doctrina Monroe y, potencialmente, contra el capitalismo mismo.

 

Además del negacionismo de dicha estructura, también se oculta o se justifica la permanente injerencia económica, política, diplomática y militar primero colonial y luego imperialista en Nuestra América. Dicho intervencionismo ha sido más evidente, profundo, omnipresente y directo en el área del Caribe (con la excepción de Cuba). Han controlado el territorio económico a través de la United Fruit Company y otras por el estilo o la Exxon Mobile; el diplomático con la OEA o “Ministerio de Colonias” como lo denominaran Fidel Castro y Raúl Roa, y el escenario político mediante variadas técnicas, desde la compraventa de voluntades hasta la implementación y financiación de sangrientos golpes de estado (tragedia compartida en todas nuestras latitudes), escuadrones de la muerte o paramilitarismo contrarrevolucionario. Y también mediante intervenciones, ocupaciones o invasiones militares directas como los dolorosos ejemplos de Cuba en 1961, República Dominicana en 1965, Granada en 1983, el bloqueo y minado a los puertos de la Nicaragua sandinista en los ochentas, Panamá en 1989, solo por mencionar los que sucedieron en los últimos 60 años3.

 

A diferencia de otros imperios en la historia que han gozado de una dominación relativamente estable durante varios siglos, el capitalismo en general y específicamente su fase imperialista4, no cesa de engendrar revoluciones. En los 90 sin embargo con la caída de la URSS se sintió triunfante, aunque se mantenían de manera aislada y asfixiada las experiencias de Cuba, Viet Nam, Corea del Norte y China que estaba dando pasos a su transición para no seguir los de la URSS. Ese unilateralismo imperialista les duró poco, pues las resistencias y luchas desplegadas en su “patio trasero” dieron lugar a articulaciones políticas populares que lograron acceder a varios gobiernos nacionales. Esta nueva ola emancipadora fue abierta por la experiencia venezolana con Hugo Chávez Frías a la cabeza.

 

La declaración de guerra de los EEUU a la Venezuela Bolivariana nace con la revolución misma, ante el gesto libertario y soberano de su jefe de estado que no se cansó de echar funcionarixs imperiales que querían dictarle -como acostumbraban- las políticas a seguir.

 

Tal como lo demuestra la larga historia de intervenciones e injerencias directas, el imperialismo no está dispuesto a permitir que pueda prosperar este camino de independencia re-abierto por la revolución bolivariana. Necesitan que esta experiencia, que se propuso la construcción del socialismo bolivariano y latinoamericano, fracase y se demuestre la inviabilidad de cualquier proyecto antiimperialista y anticapitalista. Por ello, esta vanguardia chavista y bolivariana que hoy sigue en pie aun con grandes sacrificios -como todas las revoluciones en la historia e incluso menos- se constituye como su enemigo principal.

 

Con la muerte (provocada5) en marzo de 2013 del líder moral, espiritual, político y militar, estratega inmenso que pensó y desarrolló la construcción de la Patria Grande como único camino posible de emancipación nuestroamericana, se agudiza la estrategia de aniquilamiento de la experiencia venezolana. Veamos a continuación entonces un resumen de los principales elementos que configuran la situación venezolana del último año.

 

Elementos centrales que configuran la situación actual

 

El escenario en el que se desarrolla la revolución bolivariana está compuesto por el profundo entramado organizativo popular que fue tejiendo la revolución, minado y obstaculizado por la estrategia de guerra de amplio espectro6 que viene desplegando el imperialismo estadounidense. Este concepto de guerra de amplio espectro o guerra de cuarta generación reconocido y explicado sin eufemismos en sus manuales7, se basa -como su nombre lo dice – en el ataque simultáneo8 y permanente de todos los aspectos de la reproducción social, económica, política, cultural y militar. Pero tiene un especial foco en la afectación de la vida cotidiana, desorganizándola9, generando miedos e inseguridades que tornan inviable un proyecto de desarrollo profesional o familiar desde la lógica individual y meritocrática que es la base del capitalismo. El hecho de que sistematicen la guerra de amplio espectro en sus manuales solo muestra, una vez más, la amplia experiencia que han ido adquiriendo en su larga historia injerencista10.

 

Tal como lo señalara Marco Teruggi, en esa guerra contrarrevolucionaria de amplio espectro existen tres niveles de mando puestos de manifiesto durante la ofensiva violenta entre abril y julio de 2017: el plano estratégico, que lo decide el Departamento de Estado de los EEUU; el operativo, que está a cargo del Comando Sur de los EEUU y el táctico en manos de la oposición interna de derecha11.

 

El despliegue de la violencia explícita de las llamadas guarimbas de febrero de 2014 que dejaron 43 muertos en el plan “la salida” para desalojar a Nicolás Maduro de la presidencia, se retoma con mayor violencia entre abril y el 31 de julio de 2017 esta vez dejando 131 muertos. De estos, sólo 13 fueron a manos de fuerzas de seguridad bolivarianas, por lo cual hay 40 efectivos procesados, detenidos o solicitados. La enorme mayoría fueron provocadas por disparos provenientes de las manifestaciones opositoras, o bien por accidentes en las propias barricadas o manipulación de artefactos explosivos caseros; y es importante mencionar la muerte de 5 personas producto de la quema y linchamiento de 29 personas vivas por ser o parecer chavistas12. Esto impactó muy negativamente aún en partes importantes de la base social opositora. También se destruyeron numerosas instalaciones materiales, energéticas e instituciones, desde hospitales y escuelas, pasando por más de 500 unidades de transporte nuevas, mercados o depósitos estatales de alimentos. Las poblaciones de muchas ciudades resultaron rehenes de lxs opositores que las ocupaban y controlaban por días enteros paralizando toda actividad comercial y desplegando impunemente la violencia, ante un gobierno nacional que decidió no implementar la represión estatal tal como lo hubieran hecho cualquiera de los países occidentales capitalistas ante una centésima de estos disturbios, desencadenado una masacre social. Como lo hacían los gobiernos de la IV república en Venezuela, por ejemplo en el Caracazo: en solo dos días de genuina protesta popular se ha dejado un tendal de 3.000 muertos del campo popular.

 

Esta violencia de derecha desaparecería de un día para el otro luego de las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente, en las cuales, a pesar de las graves amenazas, cerca de 8.000.000 de venezolanxs acuden a las urnas.

 

Frente a dicha magistral salida política (convocatoria electoral para la Asamblea Nacional Constituyente) implementada por el gobierno revolucionario frente a este complicado escenario y la convocatoria de dos procesos electorales más en el término de 4 meses, para gobernaciones y alcaldías, en los que arrasa electoralmente el chavismo en elecciones limpias y transparentes (imposibles de ser manipuladas gracias a su doble sistema electrónico y manual), las fuerzas contrarrevolucionarias activan con mayor dureza las vías de la guerra diplomática, la guerra económica y un férreo cerco militar.

 

Respecto de la primera, el converso Luis Almagro profundiza su actitud injerencista desde la secretaria general de la OEA, luego del fracaso en aplicar la carta orgánica contra Venezuela, directamente intentando armar un gobierno paralelo. Mientras va tomando más protagonismo el denominado Grupo de Lima por iniciativa del recientemente echado por corrupto de la presidencia Pedro Pablo Kuczynski -quien definiera a América Latina13 como “un perro simpático que está durmiendo en la alfombrita y no genera ningún problema”- que coaligó a todos los presidentes de derecha del continente para tildar de antidemocrática a Venezuela, incluyendo a importantes golpistas como Temer.

 

Las sanciones que impone el gobierno de Trump, acentuando la política agresiva de su antecesor, complican aún más la vida cotidiana del pueblo trabajador, pues “no sólo limitó la capacidad del gobierno de obtener divisas extras sino la de hacer y recibir pagos y negociar préstamos”. La imposibilidad de realizar pagos a través de entidades bancarias directamente amenazadas por Washington paralizó entregas de importantes cantidades de medicinas imprescindibles, como toneladas de insulina varadas en Panamá, medicamentos contra la malaria paralizados en la frontera con Colombia, entre otros casos, que en parte y solo algunos fueron reemplazados con la importación desde la India. Los medicamentos no se producen en Venezuela sino que son importados por los grandes laboratorios que controlan de manera monopólica ese mercado.

 

En el plano de las relaciones diplomáticas internacionales dominadas, aun con grandes obstáculos, por el imperialismo estadounidense, vuelve a quedar en evidencia la doble vara o rasero cuando levantando las supuestas banderas de la democracia, ocultan y apoyan las atrocidades cometidas, por ejemplo, por la monarquía absolutista de Arabia Saudita donde se ejecuta a los jóvenes que protestan, a mujeres que se atreven a salir de sus cadenas, a homosexuales, etc., para no hablar de la catástrofe que provocan en Yemen entre otras. Esto es apenas un ejemplo entre miles de casos históricos con los que llenaríamos miles de páginas.

 

Si la guerra es la continuación de la política por otros medios, Luis Britto García agrega que la política es la continuación de la economía. En esta clave hay que leer la guerra económica desplegada en Venezuela. Pasqualina Curcio es la economista que en su libro “La mano visible del mercado”14 ha develado y explicado los diversos mecanismos de la guerra económica, como el ataque sistemático a la moneda, la inflación -y en los últimos meses la hiperinflación – inducida, el desabastecimiento programado y selectivo, en el marco de un creciente bloqueo financiero y comercial, cada vez menos encubierto, las sanciones estadounidenses, canadienses y de sus socios europeos que agravan el bloqueo, la suba manipulada de los índices del riesgo país que confecciona el gran capital para encarecer el crédito en terceros países y obligarla a rendirse a los créditos del FMI que llegan solo a cambio de condicionamientos políticos, entre muchos otros elementos que van trabando el desarrollo económico independiente de Venezuela.

 

Curcio señala que “los que dirigen estas acciones de guerra no convencional son las grandes corporaciones trasnacionales en complicidad con los monopolios nacionales de los alimentos, medicamentos y productos de higiene. El principal estratega es el imperialismo”. Comandan y operan: son la mano visible del mercado: “son las dueñas de las armas, las que boicotean el suministro de bienes esenciales, las que embargan el comercio, las que manipulan e inducen la inflación, las que publican índices de riesgos país manipulados. Son los propietarios de los medios hegemónicos de la comunicación, cuya participación es fundamental por ser los encargados de encubrir las acciones de guerra, de distraer y confundir al pueblo”15.

 

La autora demuestra además la correspondencia o sincronicidad entre los momentos de profundización de esos mecanismos de guerra económica con aquellos de tensión política o procesos electorales.

 

Sin duda estos elementos generan un nivel de caotización de la vida cotidiana al acabar con el dinero que es la principal mediación de las relaciones sociales en el capitalismo. Pues, claro, en Venezuela no han dejado de tener un rol dominante las relaciones capitalistas, aunque las nuevas relaciones sociales de producción y reproducción de la vida pugnen por nacer. Porque la revolución ocurre, está viva, es diputa y contradicción en cada territorio social. Sin embargo, en una experiencia social en la que se pretende salir de esas relaciones de explotación y de opresión y que atraviesa por un estado de transición, la virtual desaparición del dinero impacta fuertemente pero no descalabra ni destruye al proceso revolucionario pues una parte importante de la población posee conciencia de las causas de esta situación. Ello se hace evidente cuando comparamos con otros casos históricos en que procesos hiperinflacionarios acabaron con gobiernos en poco tiempo, es el caso del gobierno de Raúl Alfonsín en Argentina en 1989. Hiperinflación que por cierto también fue inducida al igual que en Nicaragua, en Zimbawe, como lo demuestra Curcio.

 

También en Venezuela se han desplegado sin cesar sabotajes y ataques a las instalaciones eléctricas, servidores de internet, y al sistema de transporte, al tiempo que es frecuente encontrar grandes depósitos de alimentos acaparados -y algunos de ellos en descomposición- para generar faltantes esenciales con la consiguiente zozobra en la población16.

 

Al objetivo de caotizar la vida cotidiana, romper los lazos sociales y generar desconfianza mutua, se suma el estímulo a las migraciones masivas para intentar una declaración de la ONU acerca de la existencia de una “crisis humanitaria” que legitime una invasión de fuerzas reaccionarias desde el exterior bajo la excusa de la “ayuda humanitaria”. Conocemos el concepto de humanidad descartable que el “american dream” tiene sobre lo que considera la periferia del capital. EEUU es uno de los países causantes de la mayor cantidad de muertes en el mundo en el siglo XX: han sido responsables desde la Segunda Guerra Mundial por la muerte de entre 20 y 30 millones de personas en guerras y conflictos esparcidos por el mundo17.

 

El experto Independiente de las Naciones de las Naciones Unidas Alfred de Zayas, después de una visita a Venezuela ha señalado que este país "sufre una guerra económica, un bloqueo financiero, sufre un alto nivel de contrabando y desde luego necesita la solidaridad internacional para resolver estos problemas". Y que esta situación no constituye una crisis humanitaria, sino que la crisis que se vive es fruto esas sanciones. Son las sanciones “las que empeoran el desabastecimiento de alimentos y medicinas, es insoportable pensar que teniendo una crisis de malaria en el Amazonas venezolano, Colombia haya bloqueado la venta de medicamentos y Venezuela tuvo que obtenerla en la India”18.

 

El acecho imperialista se cierra con el imprescindible cerco militar listo para ser desplegado cuando consideren necesario o cuando generen las condiciones suficientes para hacerlo.

 

Ya varias veces Trump ha declarado que no descarta la opción militar para Venezuela, basándose en el decreto de Obama que declara a la tierra bolivariana como una amenaza inusual y extraordinaria para los EEUU, y así vienen obrando en consecuencia. En los últimos meses las declaraciones de altxs funcionarixs estadounidenses, como las del encargado de negocios de EEUU en Venezuela, Todd Robinson, de clara injerencia; las giras emprendidas para buscar consenso contra Venezuela en los países latinoamericanos gobernados por la derecha, como la del ex secretario de estado Rex Tillerson, que acompañaron la movilización y alistamiento de tropas militares brasileras y colombianas en sus respectivas extensas fronteras con Venezuela con la presencia del jefe del Comando Sur, Kurt Tidd, del ejército de los EEUU en Colombia; la movilización de tropas estadounidenses y aviones en Panamá; la instalación de la DEA y de una “task force” en el noreste argentino; al igual que una base móvil meses atrás en Tabatinga, Brasil; a las que hay que sumar las numerosas bases fijas preexistentes rodeando a Venezuela: 9 en Colombia, 13 en Panamá, la de Guyana y las de las islas que quedan frente a sus costas en el Mar Caribe: Curazao, Aruba y Bonaire a 50 km, 25 km y 90 km, respectivamente. Y más recientemente las variadas amenazas del secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, en cuyo último intento injerencista en una reunión con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial juntó a representantes de 15 gobiernos de derecha para pedirles más presiones y sanciones contra Venezuela.

 

También se han intensificado los intentos de penetración y rupturas en las FANB (Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas), pues es claro que la unidad cívico-militar que recoge la concepción de pueblo armas para una eventual guerra de defensa prolongada, de una revolución que, como ha establecido Chávez: es pacifica pero no desarmada, es la garantía última del proceso histórico chavista.

 

Se pudo observar la convocatoria abierta y sin tapujos al golpe de estado militar, como lo hizo Tillerson y otrxs altos funcionarixs -lo que cae mal a las masas populares en nuestra América cuya memoria del horror y terrorismo de estado se mantiene activa- hasta el combate o apresamiento de algunos grupos menores que asaltaron unidades militares o fueron descubiertos en franca conspiración.

 

Los llamados al golpe de Estado han sido denunciados y rechazados por el propio ministro de Defensa, general en jefe Vladimir Padrino López, quien afirmó que a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, por su fortaleza, cohesión moral, su conciencia patriótica, nacional y democrática no la divide nadie.

 

En el torbellino de esta guerra de amplio espectro que ametralla ofensivas en todos los planos, se evidencian contradicciones de una esquizofrénica derecha que goza de amplia impunidad en la prensa internacional pero que no pasa inadvertida en la población venezolana. A saber: hace años que piden elecciones presidenciales anticipadas, pero ante tres derrotas electorales consecutivas los principales partidos de la derecha deciden boicotearlas y abstenerse. Denuncian supuestos fraudes electorales -solo cuando pierden- y piden observación internacional electoral y cuando el gobierno bolivariano así lo solicita a la ONU y a la UE, tanto esos partidos como los EEUU hacen gestiones para impedirlo. Realizan negociaciones con el gobierno por momentos más públicas o más secretas con la mediación de importantes figuras políticas internacionales y presidentes de otros países, que al preciso instante de ser firmadas son frenadas literalmente por un llamado telefónico imperial que se lo impide, como ocurriera luego de las largas conversaciones sostenidas bajo la dirección del ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero en Santo Domingo. Piden “ayuda humanitaria” dadas las condiciones generadas por las sanciones y bloqueo comercial y financiero por ellxs mismxs imploradas a gobiernos de derecha.

 

Es evidente que no quieren ni la paz ni la democracia pues saben que esos caminos conducen al afianzamiento del proceso revolucionario, el cual quieren aplastar cueste lo que cueste.

 

Con este análisis de algunos elementos que muestran la situación de Venezuela, en un sentido gramsciano, se observa la decisión de las fuerzas enemigas de la revolución bolivariana de pasar del grado de la relación de fuerzas políticas, en la que las fuerzas bolivarianas lograron conquistar el momento de la hegemonía -de ninguna manera absoluta y con contradicciones sobre todo en el plano económico- al momento de las relaciones de fuerza político-militares.

 

Respuestas políticas

 

Ahora bien, frente a todo este complejo cuadro, la gran pregunta es: ¿cómo se sostiene en pie la Revolución Bolivariana? Luego de semejantes y multidimensionales ataques que tienen grandes consecuencias en todos los planos y en particular afectan enormemente la vida cotidiana del pueblo,

 

¿Cómo es que las fuerzas chavistas siguen ganando las elecciones más limpias y transparentes del mundo, tal como dijera el ex presidente estadounidense Jimmy Carter y como continúa reafirmando tras el monitoreo de cada proceso el Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (Ceela)?

 

En un mundo dominado por el capital como relación social más expandida y hegemónica, está claro que quien controla la economía controla el poder. Y es por eso que la guerra económica se despliega con una inusitada violencia en Venezuela por quienes han perdido el poder hace casi 20 años. Hacer frente a esta situación es el principal desafío que no tiene resoluciones omniabarcadoras e inmediatas, pero para el cual se ensayan caminos de salida a la dependencia del petrodólar, como la canasta de monedas para la exportación del crudo y la criptomoneda Petro, al tiempo que se implementan permanentes mecanismos de protección al pueblo para frenar el impacto de la guerra económica. Sin estas políticas de protección no podría existir la resistencia heroica a esta guerra.

 

Lo cierto es que la capacidad de respuesta política de la dirección revolucionaria ha tomado vuelo frente a la decadencia de la derecha opositora que ha caído en todas clases de bajeza, algunas antes descritas, hasta llegar al punto de pedir la intervención armada contra su propio país.

 

Así frente a la estrategia insurreccional de la derecha, las guarimbas, el gobierno chavista propuso la paz constituyente. Convocaron al poder constituyente originario del pueblo para rediscutir y fortalecer el proyecto revolucionario con votos y más democracia popular, participativa y protagónica.

 

La revolución -justamente por ser un revolución- reinventa permanentemente sus instituciones19 que pueden derivar en nuevas contradicciones y dar paso a la necesidad de parir otras nuevas, desde las más innovadoras aun dentro del campo de la tradición liberal burguesa, como la asamblea constituyente (no nos olvidemos que fue la asamblea constituyente la que dio paso al verdadero fin de la monarquía absolutista en Francia), hasta las que van por fuera de todo vestigio liberal-burgués, como las comunas, que, como su nombre lo indica, retoman lo mejor de la tradición revolucionaria: la primera experiencia de la comuna de París, pasando por los soviets y consejos obreros pero con raíces en la organización comunitaria nuestroamericana de nuestras comunidades originarias.

 

La respuesta popular a la convocatoria constituyente fue épica dadas las amenazas sobre su vida que sufrieron las personas que acudieron a votar. Hoy ya es parte de la gloria bolivariana el relato acerca de las columnas populares cruzando ríos y montañas para poder votar corriendo el riesgo. También fue contundente la participación popular y los resultados en las dos contiendas electorales que le siguieron en los últimos meses de 2017. En las de octubre para gobernadores el chavismo obtuvo el 54 por ciento del voto nacional, que se tradujo en ganar 18 (luego serán 19 cuando se repitan en diciembre las de Zulia) de 23 gobernaciones y la participación electoral fue de 61,14 %. Mientras que en las elecciones para 335 alcaldías, en 295 triunfaron candidatxs chavistas con más del 47% de participación electoral, que -es importante aclarar- no son obligatorias. Estos triunfos chavistas explican la posición abstencionista que promueve el imperialismo estadounidense y que es acatado por varias de los principales partidos políticos de la oposición, pues saben que volverán a perder. Aunque varios de ellos participarán desacatando la orden.

 

En relación a la guerra económica y en el marco de un mundo cada vez más multipolar, se ha profundizado la relación con los nuevos aliados internacionales, como China, Rusia, Bielorusia, India. Y se viene propiciando la salida de la dependencia del petrodolar, sobre todo con la apuesta a la primer criptomoneda respaldada con petróleo y otros recursos minerales que habrá que ver si logra el cometido. Ya Trump ha sancionado un decreto que prohíbe toda transacción con petros por parte de cualquier persona real o jurídica desde o en los EEUU. Lo cual fue tomado en Venezuela como un indicador de su posible éxito. Como señala Atilio Borón “el inmenso ejército imperial no es suficiente para garantizar la perpetuidad de la hegemonía norteamericana. También se requiere la absoluta primacía del dólar. Y esto ya va siendo cosa del pasado. Por eso el ataque interminable contra la Venezuela Bolivariana”20.

 

Pero centralmente la respuesta gubernamental a la situación generada principalmente por la guerra económica, en la que no se descartan problemas internos relacionados con grados de corrupción y microcorrupción no atacadas con la necesaria rigurosidad hasta hace poco tiempo, o deficiencias causadas por inexperiencias o ineficiencias, es la política de protección al pueblo que se traduce en una inversión social de más del 70 % del presupuesto nacional y la variedad y enormidad de las Misiones y Grandes Misiones Sociales y Socialistas. Entre estas se destaca la Gran Misión Vivienda Venezuela con la construcción de 2.000.000 de viviendas equipadas para el pueblo desde 2011 hasta el comienzo de 2018, construidas en urbanismos que cuentan con servicios y transporte públicos, escuelas, plazas de juegos, campos de deportes, en algunos casos emprendimientos productivos rurales o industriales y un entorno verde y agradable. Muchas de ellas son grandes y nuevas ciudades ecosocialistas. Proyectan llegar a la construcción tres millones de viviendas en 2019. Esto los torna el principal país constructor de vivienda social por habitante en el mundo. También es destacable el alcance de la cobertura del 100% de pensionadxs y jubiladxs recientemente sancionada.

 

Desde la asunción de Hugo Chávez como presidente hasta el año 2015 todos los indicadores sociales, educativos, de salud, laborales, indicaban una mejoría absoluta de la calidad de vida del pueblo en todas sus variables21. Importantes organizaciones de la institucionalidad oficial internacional han reconocido mediante sus mediciones dicha mejora sustancial en el índice de desarrollo humano (PNUD22), en la los niveles de alimentación (FAO23) y en el reconocimiento de la reducción de la pobreza y la desigualdad (CEPAL24).

 

Y es a partir de ese año, 2015, con la agudización de la guerra económica que comienza a visualizarse cierta caída en algunos aspectos que el gobierno se esfuerza por morigerar. Sobre todo se observa el aumento de la pobreza medida por ingreso, dada la inflación, y luego hiperinflación, inducidas.

 

De esta manera, a diferencia de los gobiernos neoliberales de la región donde la primer variable de ajuste consiste en achicar la inversión social, la educación, la salud y toda la estructura que hace en sus diversos aspectos a un país soberano, el gobierno bolivariano, por el contrario, aumenta la inversión social, no despide trabajadores e intenta, a través de distintos bonos, contrarrestar en algo la licuación salarial frente a la hiperinflación inducida25. Aun así consideramos que existen algunos puntos centrales en los que aún no se ha logrado congeniar las variables de control adecuadas para salir de las trampas de la clase dominante que tienen al pueblo y a su gobierno de rehén. Como, por ejemplo, la necesidad de nacionalizar el comercio exterior tan estratégico por la imprescindibilidad -por ahora- de importaciones tecnológicas y de consumo indispensables (alimentos y, sobre todo, medicamentos), así como la necesidad de revisar más profundamente los subsidios a las divisas para esas importaciones a unas corporaciones monopólicas que no los trasladan a los precios al consumidor/a, sino que especulan mediante el precio del dólar paralelo y el acaparamiento para el incremento constante de los precios hasta lograr una hiperinflación inducida.

 

Como la misma Curcio explica, se hace necesario establecer mayores controles por parte del estado bolivariano al sector monopólico privado, en lo que hace a la asignación de divisas, el control de precios, la distribución de los bienes al tiempo que debe continuarse el camino ya emprendido de fortalecimiento de la producción nacional, con modelos de producción que promuevan las empresas de propiedad social.

 

En cuanto a la respuesta política al cerco militar, ésta ha consistido en preparar la reserva o milicia popular para la eventual necesidad de utilizar las armas en una guerra popular prolongada de resistencia y defensa de la nación. Esto se viene realizando mediante ejercicios militares populares soberanos de esta revolución pacífica pero no desarmada, que muestran el alto grado de unidad cívico-militar. El último se realizó en febrero de 2018 y se denominó “Ejercicio de Acción Defensiva Multidimensional Independencia 2018” en el que participaron 500.000 miembrxs de organizaciones populares, 300.000 milicianxs y 168.000 funcionarios militares.

 

En cuanto a las relaciones internacionales, Venezuela sigue activando y alimentando el ALBA, así como la relación con los estados del Caribe, que contrastando con su tamaño geográfico juegan un rol importante a la hora de frenar iniciativas de las derechas en los foros y ámbitos oficiales internacionales como la OEA. También continúan revitalizando la OPEP y el MNOAL y visitando países fuera del occidente capitalista en las giras de la “dignidad” que emprende el canciller Jorge Arreaza. Estos son algunos elementos de la coyuntura que sobresalen, pero los hay muchos más sin duda. Como por ejemplo el esfuerzo organizativo popular en las comunas y consejos populares, la recuperación de tierras improductivas para hacerlas producir alimentos, entre otras iniciativas de la inmensa vida política del pueblo bolivariano.

 

Dos fuerzas que se contraponen

 

Después de Viet Nam, los cuadros políticos y militares del imperialismo de nuestro tiempo corroboraron que con la superioridad de las armas materiales no basta para acabar con la voluntad nacional – popular de un pueblo. Que tal como decía Clawsevitz el arma más fuerte en una guerra es el arma moral. Por ello luego del fracaso de la vía insurreccional en Venezuela entre abril y julio de 2017, profundizaron la vía de la guerra económica que apunta a desarticular la reproducción social. Sin abandonar otros tipos de asedio que complementan este objetivo que apunta a desgastar esa poderosa moral revolucionaria.

 

De esta manera en la actual coyuntura en la Venezuela Bolivariana se despliega una batalla moral entre dos fuerzas. Una disputa cultural-moral entre aquella tejida en la experiencia de lucha y organización, y otra que intenta disgregarla a fuerza de hacer prevalecer la competencia, el individualismo, la desconfianza mutua, la especulación, el parasitismo, en definitiva, los valores básicos del consumismo destructivo capitalista. En estos casi 20 años de gobierno bolivariano se ha desarrollado un impresionante tejido organizativo popular para resolver las históricas y variadas necesidades básicas insatisfechas y otras, tarea en la que fueron encarando la formación intelectual y política revolucionaria. La construcción y toma de conciencia acerca de las más variadas opresiones y las formas comunitarias de resolverlas ha hecho carne en una parte importante del pueblo, pero esta dura batalla cultural es un desafío permanente contra las poderosas usinas ideológicas del capital.

 

Ese camino de organización popular diverso y rico continúa abriéndose paso en las dificultades. Y todxs aquellxs que desarrollan sus proyectos de vida en esos marcos, es decir, organizadxs en alguna instancia militante y comunitaria pueden sin duda atravesar con más fuerza las mil y una batallas cotidianas que impone la guerra económica. En cambio, aquellxs que van por la senda de un proyecto de desarrollo familiar o personal individual se torna muy frustrante si no se tiene esa conciencia como arma de entendimiento de las circunstancias que organizan o desorganizan la vida. O peor, si se adopta la falsa conciencia que disemina el enemigo con alto poder de fuego mediático y cultural, que directamente conmina a pensar que la única salida individual para desarrollar el mérito propio es el exilio. Los patrones culturales establecidos por la cultura capitalista hegemónica se tornan muy potentes en la conformación de los deseos y personalidad de buena parte de la juventud que se autoexilia en busca de esos modelos de vida difíciles de lograr.

 

Sin embargo, no podría explicarse la supervivencia de la Venezuela bolivariana sin la existencia de una gran reserva moral que tiene en claro aquella frase del patriota vietnamita Ho Chi Minh: “Nada que tenga que ver con la emancipación popular se logra sin sacrificios”.

 

Esta disputa entre una fuerza moral revolucionaria y una fuerza regresiva se libra en un proceso político no exento de contradicciones y errores que indica que es una revolución viva, “en pleno desarrollo”, como dice el periodista Walter Martínez, como otros procesos en la historia, donde lo que predomina es el camino revolucionario. Lo que además se observa en todas las posiciones soberanas internacionales, sus alineamientos y solidaridad con las causas de los pueblos del mundo.

 

Son las fuerzas revolucionarias y restauradoras que pugnan dentro del propio proceso revolucionario. La restauración no sólo viene de afuera del país o de afuera de las fuerzas revolucionarias. También al interior de la revolución pugnan ambas fuerzas nacidas y por nacer26.

 

Como se viene insistiendo desde las bases sociales chavistas, las comunas son la garantía del crecimiento o refuerzo de esa moral y conciencia revolucionaria y del proyecto colectivo y protagónico del pueblo. El desarrollo de las comunas constituye un antídoto contra el sálvese quien pueda, base de retorno del mando del capital sobre la sociedad y el petróleo venezolanos.

 

Perspectivas

 

En otro artículo27 mencionábamos que la revolución bolivariana necesita ganar tiempo dado que, como explicaba el vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, ninguna revolución sobrevive y, menos aún se desarrolla, de manera aislada y cercada. Se necesita la unidad e integración regional como el oxígeno.

 

Las próximas elecciones presidenciales del 20 mayo en Venezuela sin duda relegitimarán al gobierno del presidente obrero Nicolás Maduro y serán un triunfador modo de ganar tiempo. Este es un año clave para la posibilidad de retomar el impulso de la ola emancipadora interrumpida por el triunfo electoral de Macri en la Argentina y el posterior golpe de estado “blando” o jurídico-legislativo-mediático contra Dilma Rousseff, continuado con el encarcelamiento de Lula en Brasil. El 27 de mayo se realizarán elecciones en la vecina Colombia, sin demasiadas expectativas triunfantes para opciones progresistas como la de Gustavo Petro, pero que pueden posicionarlas como alternativas opositoras al neoliberalismo en su versión más fascista-uribista que probablemente gane.

 

Diferente es en la frontera sur del imperio, cuando el 1 de julio se desarrollen las mega-elecciones de 18.311 cargos en México, pero en las que se juega sobre todo la presidencia. Existen grandes posibilidades de triunfo del candidato nacionalista-progresista Andrés Manuel López Obrador quien podría devolverle a México el rol de dignidad perdido por la posición entreguista de los gobiernos de las últimas décadas. No hay que tener una visión conspirativa para darse cuenta por la experiencia con este mismo candidato en dos ocasiones anteriores, con la reciente de Honduras, y las diversas formas de “lawfare” que se están implementando, que los más sofisticados métodos de fraude están siendo cocinados en las usinas del poder para impedir el triunfo del candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). Luego en octubre tendrá lugar el proceso electoral en Brasil en el que, o bien Lula si es liberado, será presidente -según muestran todos los sondeos- o se desenvolverá una intensa lucha de clases y de calles provocada por su encarcelamiento y la posibilidad de que el nazi Jair Bolsonaro llegue a la presidencia. Con esta última posibilidad se abre un panorama de alta conflictividad social que habrá que ver cómo se desarrolla.

 

Por lo tanto, las perspectivas en un plano regional pueden traernos alguna mejora en la correlación de fuerzas políticas institucionales a los pueblos en general y a la Venezuela bolivariana en particular, que refuercen la correlación de fuerzas subjetivas a favor de los pueblos. Pues, como decía recientemente Rafael Correa: hay que recordar que en los 90 estábamos mucho peor. De esta manera, en la región puede darse o bien el acceso de fuerzas progresistas o nacional-populares a algunos gobiernos geopolíticamente claves, o bien un escenario de ascenso de las luchas de masas si se obturan mediante fraudes o encarcelamientos la expresión político institucional de la lucha de clases. En ambos escenarios Venezuela, junto a Bolivia, Cuba, El Salvador y Nicaragua no quedan solas, pero sin duda sería más favorable el primero.

 

El otro elemento sustancial en las perspectivas de este año que puede indicar un signo favorable al destrabe del desarrollo y las dificultades de la guerra económica en la vida cotidiana del pueblo venezolano, es lo que el Ministro del Poder Popular de Planificación, Ricardo José Menéndez Prieto, señalaba como el “cambio de curva”. Tiene que ver con la recuperación del precio del petróleo y la baja de obligaciones de pago de la deuda externa en 2018. A diferencia del año anterior en el que se mantuvieron bajos los precios del crudo (es la primera vez en la historia que el petróleo baja por 5 años consecutivos), y muy altas las obligaciones de la deuda. El cambio de esta curva puede oxigenar a la economía venezolana para profundizar la puesta en marcha de los 14 motores económicos28.

 

El afianzamiento de las relaciones de intercambio con China, Rusia, Irán, India y otros países es el complemento que puede potenciar estas perspectivas.

 

Si las condiciones económicas generales logran mejorar o al menos estabilizarse mediante la buena administración de la renta petrolera, los ingresos por la criptomoneda petro y la reducción de las obligaciones de la deuda y si se logra afectar el poder de regulación de los monopolios importadores de repuestos, maquinarias y medicinas, habrá mayores posibilidades de que la fuerza moral revolucionaria se imponga por sobre la fuerza destructora del capital en su metáfora hobbsiana: la guerra de todxs contra todxs, o la consigna del darwinismo social utilizada para justificarla: la ley del más fuerte. Pero sin duda en este “ganar tiempo” somos los pueblos y las organizaciones populares los que debemos mantener encendidas las llamas de la defensa de la revolución bolivariana como vanguardia de la emancipación nuestroamericana, tal como lo fue en el siglo XIX. Si bien Venezuela está en el ojo de la tormenta, sigue resistiendo y puede retomar su fuerza de huracán para seguir derramando la esperanza en la humanidad.

 

29 de abril de 2018

 

 

Artículo publicado en Épocas. Revista de ciencias sociales y crítica cultural nº5 “Venezuela en la encrucijada. Las elecciones presidenciales frente a la ofensiva del capital”, disponible en: http://revistaepocas.com.ar/la-lucha-de-clases-en-nuestra-america-venezuela-en-el-ojo-de-la-tormenta-por-paula-klachko/. La primera versión de este artículo fue realizada para la Revista Cuadernos Marxistas nº14, CEFMA, mayo 2018.

 

Paula Klachko

Lic. en Sociología UBA

Dra. en Historia UNLP

Prof. UNDAV-UNPAZ

Integrante de la REDH

 

1Véase la obra de Agustín Cueva El desarrollo del capitalismo en América Latina: ensayo de interpretación histórica, Siglo XXI editores, 1990.

2En el sentido de Gramsci, véase Análisis de situación. Relaciones de fuerza, en http://www.gramsci.org.ar/TOMO3/065_analisis_situc.htm

3Las intervenciones armadas de los EEUU sobre Nuestra América tiene una larga, triste y abundante historia que se remonta desde la anexión de tierras mexicanas en 1846 hasta la actualidad. Véase el listado en http://www.voltairenet.org/article125406.html . Por otra parte véase los trabajos de varixs de nuestros grandes intelectuales orgánicos populares, como Gregorio Selser, Atilio Borón, Ana Esther Ceceña, Stella Calloni, Telma Luzzani, entre otrxs.

4El sujeto del imperialismo es la oligarquía financiera trasnacional. Tal como lo definiera Lenin en su clásica obra (El imperialismo, fase superior del capitalismo): la fusión de las diversas fracciones de la gran burguesía (bancaria, industrial, comercial, etc.) con el apoyo permanente de sus estados nacionales de los países centrales.

5Vease Sangronis Godoy, Astolfo La muerte de Hugo Chávez : la vida por su pueblo, Editorial Insurgente, C.A., 2017.

6Véase diversos artículos de Ana Esther Ceceña y el Observatorio Latinoamericano de Geopolítica http://www.geopolitica.ws/

7El de Eugene Sharp, Operaciones Freedom y otros.

8Véase Villapol, Gustavo “Las cuatro operaciones contra Venezuela”, en http://cuatrof.net/2018/03/20/las-cuatro-operaciones-contra-venezuela/

9Es interesante mencionar que Cristina Fernández de Kirchner se refirió a la desorganización de la vida cotidiana que producen las políticas neoliberales, en este caso en la Argentina.

10Un brillante artículo recientemente publicado por Atilio Borón nos sigue ilustrando al respecto: “La insoportable sobrevivencia del gobierno bolivariano”, en https://www.telesurtv.net/bloggers/La-insoportable-sobrevivencia-del-gobierno-bolivariano-20180320-0002.html. Así mismo la economista Pasqualina Curcio en el libro que aquí citaremos realiza una comparación con el caso chileno en los 70 en torno a la guerra económica.

11Idea expresada por Teruggi en Voces del mundo, del 4 de julio de 2017.

12Véase descripción exhaustiva con nombres y apellidos en http://albaciudad.org/2017/07/lista-fallecidos-protestas-venezuela-abril-2017/

13“Estados Unidos se enfoca en aquellas áreas donde hay problemas. Como el Medio Oriente. No invierte mucho tiempo en América Latina pues es como un perro simpático que está durmiendo en la alfombrita y no genera ningún problema”, véase video en https://www.telesurtv.net/news/PPK-America-Latina-es-como-un-perro-simpatico-para-EE.UU.-20170226-0034.html

14Ediciones MINCI, Caracas, 2017.

15Idem p. 27.

16Véase a manera de ejemplo uno de los últimos hechos de este tipo https://www.youtube.com/watch?v=PcnwUuCsHX8

19Luis Wainer suele señalar la permanente reinvención de la institucionalidad en la Revolución Bolivariana. Véase por ejemplo su artículo: “Antiimperialismo en tiempos de resistencia neoliberal latinoamericana”, en Del no al ALCA a UNASUR, Karg, Juan Manuel y Lewit, Agustin comp., ediciones CCC, Buenos Aires, 2015.

21Véase la descripción de la evolución de cada variable en http://www.mppp.gob.ve/libro/. Para ejemplificar con una variable general el cambio del cuadro de situación social, mostramos que entre 1998 y 2014 la participación del 20% de hogares más ricos en el ingreso total, se redujo 9,4 puntos. En 1998, la razón entre el porcentaje de ingresos del 20% más rico y el 20 % más pobre era de 13 veces, en tanto que en 2014, ese indicador se ubicó en 7,3 veces. Por lo tanto, la brecha de ingresos entre el 20% más rico y más pobre se redujo 5,7 veces. La distribución del ingreso mejoró al pasar el índice de Gini de 0,486 en 1998 a 0,382. reduciéndose los niveles de desigualdad y siendo el más bajo de América Latina.

22Venezuela pasó durante el gobierno Bolivariano de Desarrollo Humano Medio a Desarrollo Humano Alto: 0,76 (2013 y se sigue manteniendo) http://www.ve.undp.org/content/venezuela/es/home.html

23La FAO concedió un reconocimiento al Gobierno Venezolano por lograr reducir a la mitad el porcentaje y el número de personas con hambre o subnutrición en el país antes de 2015, http://www.fao.org/americas/noticias/ver/en/c/230150/ . Al respecto de la situación nutricional de Venezuela en enero de 2018 recomendamos fuertemente el importante artículo de Pablo Solana “El hambre en Venezuela. Datos duros y manipulación”, en: https://www.nodal.am/2018/01/el-hambre-en-venezuela-datos-duros-y-manipulacion-por-pablo-solana/

24Véase declaraciones de la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, por ejemplo en: https://www.telesurtv.net/news/Cepal-subraya-reduccion-de-pobreza-en-Venezuela-20170922-0018.html

25Por ejemplo en un informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) mostraba que en 2016 la República Bolivariana de Venezuela comunicó al Fondo Monetario Internacional (FMI) una inflación del 254,9%, mientras que el salario mínimo se incrementó en cuatro oportunidades (marzo, mayo, septiembre y noviembre) y la variación acumulada fue del 180,8%. a lo que hay que sumarle, para el mismo período, el bono de alimentación que se paga a los trabajadores, que se incrementó en cinco oportunidades y pasó de 6.590 bolívares a finales de 2015 a 63.720 bolívares en noviembre de 2016. En conjunto, estos componentes del salario se elevaron un 454%. https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/42001/4/EEE2017_Venezuela_es.pdf

26Al respecto es sumamente ilustrativo el reciente episodio de injusto encarcelamiento de 32 campesinxs que habían recuperado tierras improductivas amparadxs en la Ley de Tierras, que luego de 11 días serán liberadxs, reivindicadxs, reconocidxs, al tiempo que entregadas las tierras y alentadxs a continuar con las recuperaciones y el combate contra autoridades corruptas por el propio presidente Nicolás Maduro Moros. Véase https://www.youtube.com/watch?v=8hlxQbb-vHg&feature=em-uploademail

https://www.alainet.org/es/articulo/193179?language=en
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS