Margarita Zavala Gómez del Campo, Jaime Rodríguez Calderón (mejor conocido como el Bronco pero mutado al Brinco) y Armando Ríos Piter (el Jaguar que soñó con ser el Emmanuel Macron mexicano), fueron exhibidos por el Instituto Nacional Electoral como demagogos y expertos en trampas.

Me explico. Al concluir la verificación de firmas de apoyo de los aspirantes autodenominados independientes --cuando es pública su pertenencia y formación en los aparatos y dirigencias de los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y De la Revolución Democrática--, el INE encontró irregularidades en más de 3.4 millones de apoyos para su registro.

Individualmente resultó de la siguiente manera. Sólo la esposa de Felipe Calderón, quien ya es su peor pasivo en la campaña, con 870 mil 168 signaturas válidas en 21 entidades, cumplió los requisitos para el registro como aspirante presidencial. Con todo, a Zavala le detectaron casi la mitad de apoyos con irregularidades: 708 mil 606 firmas invalidas, de las cuales 212 mil 198 son fotocopias.

En tanto que al gobernador con licencia y presupuesto de Nuevo León a su servicio, Jaime Rodríguez, le anularon un millón 198 mil firmas, a Ríos le descubrieron un millón 522 mil producto de irregularidades como credenciales de elector que no se encuentran en el listado nominal o en el padrón porque fueron duplicadas con otros aspirantes, porque habían sido dadas de baja, por presentar firmas simuladas, registrar inconsistencias y obtenidas de fotocopias… El candidato por el que declinó Jorge G. Castañeda cuando reconfirmó que no tenía el apoyo ni de sus lectores y amigos, apenas logró acreditar 13 por ciento de las firmas presentadas, mientras que al neolonés le invalidaron casi 60 por ciento.

El saldo de los respaldos anulados a los tres aspirantes que cumplieron preliminarmente con los requisitos, suman 3 millones 430 mil 451 y sólo un millón 948 mil 325 rúbricas son válidas. De ese tamaño es el fraude cometido por el trío que irrumpió en lo electoral con un discurso de ataque a los partidos por su opacidad y corrupción. Pero Zavala, Rodríguez y Ríos demuestran ser maestros de los mismos males cuando está por comenzar la carrera por despachar en Palacio Nacional.

No se trata de juzgar intenciones, como las justifica Ciro Gómez, sino resultados. Y es sabido que en política lo que cuenta son éstos.

Todavía faltan las impugnaciones de los tres ante el INE e incluso hasta en el Tribunal Electoral, donde expertos aseguran que el PRI es mayoritario, que está dominado por el partido de Enrique Peña Nieto y el ciudadano José Antonio Meade, el candidato al que no le bastan los elogios de sus partidarios y estado mayor, sino se dedica a autoelogiarse, y así será harto difícil que remonte el tercer lugar.

Ni tardo ni perezoso Rodríguez Calderón descalificó al árbitro con un tuit hilarante: “Con esta decisión, no soltarán al TIGRE, han despertado al MEXICO BRONCO #INE-quitativo.” Y cínico y bufón como es, acudió al INE para registrarse. Ríos Piter sólo alcanzó a balbucear que son firmas de “carne y hueso” las que rechazó la Comisión de Prerrogativas del INE.

Por supuesto que es básico que el debido proceso sea garantizado como dice la autoridad que lo está, pero de confirmarse que se registró un comportamiento sistemático de simular firmas irregulares, como anuncia la consejera Claudia Zavala, es preciso que se proceda remitiendo los expedientes a la Fiscalía Especializada de Atención a Delitos Electorales para indagar las irregularidades de orden penal.

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