Diario “El País” colonizado

24/01/2018
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Pretendo analizar la posición de la gran prensa y en especial del diario El País (España), con respecto a la revolución bolivariana.

 

Seguí lo escrito por dicho diario 25 días sucesivos (del 26 de julio al 19 de agosto de 2017), y registré 2 editoriales, 4 artículos de opinión y numerosos reportajes o crónicas de noticias a cargo de unos 14 periodistas. De esa lectura, puedo entresacar varias observaciones:

 

1. Encuentro insólito que un periódico dedique por 25 días consecutivos, espacios amplios, con titulares en primera página, a un único tema. Sin contar los días y semanas que ya desde antes venía haciéndolo.

 

2. La información proporcionada transcurre siempre en la misma dirección, con obsesiva reiteración, empeñada en recalcar y conseguir al fin unos predeterminados objetivos:

 

- Ignorar y desestimar la creación democrática de la revolución bolivariana.

 

-Dar como inexistentes los cambios y logros alcanzados por la revolución en tan pocos años.

 

-La Democracia venezolana se rige por una Constitución, que reconoce pluralidad de Partidos, cuenta con un Gobierno legítimo y una oposición normal, que deben actuar en diálogo, pacíficamente, sin recurso a la violencia, con exclusión de toda actividad que se salga de las reglas democráticas.

 

La deslegitimación de la Asamblea Nacional sentenciada con razón por el Supremo Poder Judicial, señala el momento en que la Democracia y el Proceso Democrático de la revolución se acaban y vienen abajo por considerar la Oposición que esa deslegitimación es un golpe de Estado del Gobierno de Maduro. La celebración de la convocatoria electoral del 30 de julio marca la línea roja en que la Democracia Chavista se convertiría en dictadura y Maduro en tirano.

 

En opinión del politólogo Boaventura de Sousa Santos, “Lo que está en curso es usar todos los medios disponibles para poner a los pobres en contra del chavismo, la base de la revolución bolivariana y los que más se benefician de ella. Y, en concomitancia, provocar una ruptura en las fuerzas armadas que deponga a Maduro. La política exterior de Europa, (si se puede hablar de tal) podría constituir una fuerza moderadora si, entre tanto, no hubiera perdido el alma”.

 

No sólo , pero es a partir de esa deslegitimación de la ANC, cuando la oposición de la MUD (Mesa Unida Democrática) viene presentada por los grandes medios de comunicación con indisimulada mentira: la oposición ejerciendo su derecho, se lanza a la calle, organiza protestas, manifestaciones, huelgas, todo pacíficamente, como si con ella estuviera la gran parte de venezolanos , para reclamar incluso la defensa y derechos de los más pobres, y sufrir como consecuencia la persecución, la tortura y la represión desmedida del Gobierno chavista. Se trata de introyectar en la opinión pública hechos e imágenes de violencia, agresiones y represión atribuidos a las “bandas paramilitares” del Gobierno y así propalar como onda expansiva la impopularidad y crueldad de un Gobierno que ha dejado de ser demócrata y debe ser desalojado.

 

Así suenan, por ejemplo, las palabas de la dirigente opositora venezolana Marina Corina Machado: “Desde hace más de cuatro meses hemos ejercido presión en la calle para lograr la salida de Maduro en el más corto plazo , partiendo de la base de que el hambre , la violencia y la miseria no van a finalizar mientras él continúe en el poder. El régimen quiere que la oposición acepte el golpe del Estado de las dos sentencias del Tribunal del Supremo, que les quitaron las competencias al Parlamento. Esto es una dictadura criminal y mafiosa que está enquistada. Ellos son capaces de matar a una sociedad que está luchando pacíficamente por su libertad” (El País, 12 de agosto de 2017).

 

El llamado que la oposición hizo para las elecciones una semana antes de las del 30 de julio del Gobierno, no se hicieron según censo real, con urnas adecuadas y representantes de los Partidos. Las papeletas depositadas, no fueron contadas y se incineraron de inmediato.

 

No obstante, esta exigua celebración electoral se convirtió, por obra de la gran prensa, en una verdad de gran respuesta popular contra Maduro: habrían votado 7 millones de venezolanos.

 

Las elecciones del 30 de julio, abiertas a todos, con procedimiento riguroso, superaron los 8 millones, a pesar de los obstáculos, amenazas, saqueos, ataques y víctimas, para impedir que la ciudadanía fuera a votar. Pese a la evidencia, la gran prensa propalaba haber habido un fraude de un millón de votos y otros de haber logrado apenas tres millones y medio.

 

Aunque el sentido común se impuso, la mentira circuló. ¿Cómo un Gobierno, que ha tenido el apoyo mayoritario del pueblo en casi todas las votaciones, que ha procurado como ningún otro en la historia el bien y derechos de esa mayoría social, puede tener interés en salir a la calle para reprimir y dañar a esa mayoría? ¿Quiénes, -apoyados y pagados por quién- estuvieron esos días del final de julio instigando, destrozando, matando a la ciudadanía?

 

Es obvia y resabida –históricamente innegable- la intromisión de los Estados Unidos en la soberanía de otras naciones, sabedores y firmantes de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional que exigen el respeto y cumplimiento de los mismos.

 

América Latina tiene mucho que decir de esa trayectoria continua de invasiones, explotaciones y capitulaciones impuestas por la fuerza. Al imperio USA, por destino Manifiesto, es decir, por predestinación divina, se le reserva la misión de conducir y dominar el mundo, sin perder su hegemonía y manteniendo la desigualdad que ha establecido: “Poseemos cerca de la mitad de la riqueza mundial. Nuestra tarea principal consiste en el próximo período en diseñar sistemas de relaciones que nos permitan mantener estas relaciones de disparidad sin ningún detrimento para nuestros intereses (George Kennan, jefe del Departamento de Estado en 1945).”El destino nos ha trazado nuestra política; el comercio mundial es y será nuestro. Lo adquiriremos como nuestra madre (Gran Bretaña) nos enseñó” (Alberto J. Beberidge, exponente de la ideología del Destino Manifiesto”).

 

Son palabras de ayer, pero también de hoy: “Yo pretendo apoyar a América Latina y lograr la restauración pacífica de en Venezuela. Un Estado fallido amenaza la seguridad y prosperidad de todo nuestro hemisferio. No puedo estar tranquilo ante la creación de una dictadura en nuestro hemisferio” (Minke Pince, vicepresidente de Estados Unidos).

 

La real política del Imperio USA muestra qué hay de verdad en esas palabras. Al imperio USA le importa poco el que en una u otra nación haya democracia o dictadura, siempre que obre subordinada a sus intereses: ”Ciertamente Somoza es un hijo puta, pero es nuestro hijo puta”. (Roosevelt).

 

Y confirma ser verdad esta real política un estadounidense bien conocido: “Cuando en nuestras posesiones se cuestiona la quinta libertad (La libertad de saquear y explotar) Los Estados Unidos suelen recurrir a la subversión, al terror, o a la agresión directa para restaurarla” (Noam Chomsky).

 

Quien no entienda esto, no entiende el fondo de la de la crisis actual de Venezuela: “Sin injerencia externa, estoy seguro de que (Boaventura de Sousa).Venezuela sabría encontrar una solución no violenta y democrática”.

 

Quien no entienda esto, no entiende nada. Y si lo entiende, cómo explica que, desde la trinchera de su poder mediático, induzca, divulgue, justifique y ampare la ruta, procedimientos y 0bjetivos de la Alianza opositora de Venezuela (MUD), tan opuesta a la ética y derecho internacional? ¿En sus decenas y centenas de páginas dedicadas al tema, es humana y moralmente aceptable el silencio de la gran prensa, sin que mencione ni denuncie una sola vez el cruel y cínico intervencionismo yanqui?

 

¿Por qué? ¿Para qué?

 

Benjamín Forcano

Sacerdote y teólogo

 

https://www.alainet.org/es/articulo/190578?language=es
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