El fenómeno migratorio venezolano

Migraciones: un enfoque bolivariano (II)

24/01/2018
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Una revisión somera de la migración venezolana de los últimos años, nos indica que es inusitada e inédita en nuestra historia. Nunca antes hubo tal movimiento migratorio de venezolanos hacia el exterior. El fenómeno es muy complejo y no debe despacharse con alguna exclamación simplista; ya se habla en medios y foros –de seguro con toda la intencionalidad política- de una “diáspora venezolana”.

 

Venezuela fue, históricamente, un país receptor neto de migrantes, incluidos los refugiados. Nuestra población nacional era conocida internacionalmente como viajera, llegando a acuñarse la imagen de ser turistas gastadores. Muchos recuerdan con nostalgia los tiempos del dólar a 4,30 bolívares, los viajes masivos a Miami, y del “ta’barato, dame dos”.

 

Eran los espejismos de una Venezuela petrolera que medró en la abundancia artificial de lo importado, matando los gérmenes de una producción nacional incipiente. El llamado “Viernes Negro” de 1983 rompió como copa de vidrio la prolongada ilusión saudita (aunque algunos escogidos amasaron fortunas grotescas con la quiebra del país).

 

Pero una y otra vez, como el ludópata, apostábamos al renacer del consumismo importador, rezando por subidas de precios del petróleo, tanto para volver al añorado Disney World, como para construir la “Gran Venezuela”. “Ni una cosa, ni la otra, sino todo lo contrario”, al decir de aquél que fuera dos veces presidente del país onírico.

 

Esta peste gastadora nos persiguió hasta hace poco con la vagabundería burocrática que inventó el raspacupismo y el cadivismo, males contagiosos del alma y de la economía.

 

¿Migración o fuga?

 

Esta emigración masiva de nacionales hacia todas partes, presenta las siguientes características:

 

1) Que se produce en un ambiente de estigmatización, producto de la prolongada y agresiva campaña mediática internacional, lo que yo llamo “el linchamiento de la venezolanidad”.

 

2) Que lleva la carga de la polarización interna, vale decir, que se trata mayoritariamente de personas afines a la oposición que han caído en la actitud apocalíptica de creer –rabiosamente algunos- que los problemas del país no tienen solución y que vamos inevitablemente a peor.

 

3) Que constituye una pérdida severa de capital humano y talento profesionalizado; las consultas realizadas por este investigador, apuntan a estimar en más de un 50% los emigrados con títulos universitarios de tercero y cuarto nivel, cifra que sube a un 80% si sumamos los que ostentan grado técnico superior.

 

4) Que esta disminución abrupta de población, afecta el mercado interno y debilita la demanda agregada. Mis cálculos, después de revisar algunas estadísticas oficiales de países receptores, así como consultando percepciones de personal diplomático nuestro, me llevan a estimar en millón y medio las personas con nacionalidad venezolana que han emigrado, un 6% del total poblacional. Destaca por su volumen que una tercera parte de ese total sean colombianos, muchos de los cuales retornan a su país de origen sin que se les reconozca la condición de repatriados ni menos de refugiados y víctimas del conflicto.

 

En todo caso, en cuanto a pérdida de actores económicos, ni siquiera las pocas remesas que puedan enviar algunas de estas personas a sus familiares en el país, mitigan la enorme pérdida en capital humano y economía endógena que la emigración representa.

 

 

 

Preocupaciones

 

Además de estos rasgos específicos de nuestra emigración, surgen algunas preocupaciones:

 

1) Que el Estado no ha definido lineamientos claros. En todas mis consultas e indagaciones con funcionarios del Servicio Exterior (MPPRE) y de Migraciones (SAIME), he podido constatar la carencia de estadísticas y de instrucciones precisas para el manejo, atención y tratamiento del fenómeno migratorio nacional.

 

2) Que –por tanto- la gestión consular debe prepararse para manejar movimientos masivos, elaborar manuales y/o protocolos que orienten el accionar ante la nueva situación. Cabe comentar en esta parte, que cada vez son más frecuentes los eventos diversos en que aparecen vinculados compatriotas en el exterior, desde nacimientos, defunciones, casamientos, hasta hechos delictivos menores, muertes violentas, y accidentes. Hay que estar en condiciones de cumplir nuestras obligaciones para con estos ciudadanos en el extranjero.

 

3) Lamentablemente, en el marco de la ideología dominante, hay altas probabilidades que esa población sufra diversas formas de discriminación.

 

4) También es un hecho previsible que, en algunos países, se les restrinja el acceso a soluciones migratorias permanentes, tomando en cuenta los asedios contra Venezuela en espacios como MERCOSUR, por citar un ejemplo.

 

5) Que se precaricen sus derechos laborales dadas las premuras en conseguir empleo y la falta de un estatus migratorio adecuado.

 

6) Que puedan ser víctimas de tráfico y trata de personas, flagelos que afectan todos los flujos migratorios masivos, afincándose en aquéllos más vulnerables e inexpertos. Ya se conocen situaciones de este tipo en casos de connacionales.

 

7) Que entren en riesgo de apátrida, producto de legislaciones regresivas y excluyentes que aún existen en nuestro entorno, así como de problemas logísticos e institucionales para perfeccionar los registros de nacimientos y otros relativos a la conservación y/o adquisición de la nacionalidad.

 

8) Que sufran secuelas de leyes y disposiciones regresivas en la región, referentes a derechos educativos, culturales, laborales, en general, derechos sociales y económicos; sobre todo en países dominados por la casta neoliberal.

 

9) Que se debilite la unidad familiar, con secuelas afectivas y formativas en NNA; esta es una de las tragedias humanas de las poblaciones sometidas al rigor de la emigración.

 

10) Que se produzcan procesos agresivos de desarraigo cultural e identitario, lo que redunda negativamente en la percepción de lo nacional, debilitando el sentido de pertenencia al colectivo patrio.

 

11) Que la transnacional política-mediática antibolivariana, actora principal del “linchamiento contra la venezolanidad”, instrumentalice esta migración para sus fines perversos: a) como evidencia de una crisis casi trágica por “culpa del modelo chavista”, b) como fuente de propaganda negativa en procesos emancipadores y aliados en países del continente; nombremos Ecuador, como el ejemplo más inmediato, donde este experimento ya ha sido puesto en marcha, c) como caldo de cultivo de la conspiración internacional, bajo la forma de activismo enajenado por intereses imperialistas, que propugna la intervención extranjera como panacea a los problemas nacionales; ejemplo Colombia como sede principal de dicha trama; d) como estadística “roja” de las cuentas de organismos multilaterales parcializados y ONGs facturadas por las metrópolis imperialistas, para manipular informes que desacrediten al país, y refuercen el plan gringo de la “ayuda humanitaria”.

 

Conclusiones parciales y recomendaciones

 

Aunque estoy totalmente convencido que este delicado asunto requiere mucha reflexión, mucho estudio y mucha elaboración, me atrevo a concluir a mitad de camino de mi investigación:

 

- Que la inusitada migración venezolana en esta segunda década del siglo XXI, tiene raíces en dos realidades concretas: 1) Condiciones Objetivas, referidas a la crisis económica que contrapone el poder adquisitivo de las remuneraciones versus la carrera inflacionaria y la devaluación del bolívar. Inflación sostenida creciente, junto a devaluación atroz, ambas con un fuerte componente inducido por las acciones encubiertas y abiertas del enemigo imperialista y sus lacayos, sumadas a fallas estructurales del sistema socioeconómico nacional y falencias en política económica, son las causas de fondo del fenómeno migratorio. 2) Condiciones Subjetivas, representadas por la crispación psicológica que provoca en parte importante de la población, la polarización violenta y la campaña mediática mundial contra la Revolución Bolivariana, que ha llegado al extremo de la estigmatización del país y el linchamiento moral de la venezolanidad.

 

- Que esta migración masiva representa un grave perjuicio a los objetivos históricos planteados con carácter esencial por la Revolución Bolivariana, tanto en las metas materiales en áreas económicas-productivas y socioculturales, como en la construcción de un nuevo paradigma de humanismo socialista.

 

Recomendamos en lo inmediato:

 

1) Asumir este fenómeno como un asunto estratégico de la nación, que debe ser estudiado y atendido con la profundidad e idoneidad que amerita.

 

2) Crear una instancia de alto nivel estatal que asuma el análisis del fenómeno y la formulación de políticas públicas al respecto.

 

3) Realizar un estudio multidisciplinario e interinstitucional del fenómeno en la actualidad, para despejar especulaciones y disponer de bases serias.

 

4) Sostener un discurso comprensivo y solidario hacia nuestros compatriotas emigrados.

 

Yldefonso Finol

Experto en Derechos Humanos y Derecho Internacional de Refugiados

https://www.alainet.org/es/articulo/190566?language=es
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