Aquí no pasa nada, 2 de octubre

03/10/2017
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En el gobierno de “Izquierda” de la CDMX tenía prisa en borrar cualquier huella o vestigio de la marcha conmemorativa al 2 de Octubre de 1968.

 

Detrás del contingente de estudiantes y maestros, de todo el país, otro contingente de trabajadores de limpia —escoba, estopa y thinner en cubetas— borraba las consignas de los jóvenes.

 

Y atrás de estos trabajadores del gobierno capitalino venían las barredoras que retiraban cualquier panfleto de los mismos contingentes.

 

Cuando la marcha llegó a la Zócalo, la calle de 5 de mayo, donde minutos antes habían marchado miles de jóvenes exigiendo un lugar en esta sociedad, aparecía reluciente.

 

Quizá el tema es por qué destinan una enorme cuadrilla para limpiar las calles y comercios —que está muy bien— sólo en la conmemoración del 2 de octubre y no todos los días.

 

Y por qué digo que es un gobierno de “izquierda”, porque no vi a ningún funcionario de la administración del doctor Miguel Ángel Mancera en la marcha. Solo miles de jóvenes que exigen un cambio en el país. 

 

Para este sector de la población casos como los emblemáticos de Ayotzinapa, Aguas Blancas, Apatzingán y, por supuesto, Tlatelolco, no se olvidan.

 

Cada año, estos jóvenes —algunos casi niños— salen a la calle para recordarle al gobierno que hay injusticia, corrupción, desigualdad, olvido y, lo más grave, un sistemático ataque a estos grupos que reclaman un espacio en este país.

 

Nunca antes como en estos años, estos miles de jóvenes —algunos preparatorianos, otros univeritarios— reclaman su pobreza, su marginación, su falta de oportunidades.

 

Y parece mentira que a casi medio siglo de la matanza de estudiantes, esos mismos jóvenes salen cada año a sacudirle al ente público la deuda que las instituciones, el país, vamos, la ciudadanía, tiene con este sector.

 

No hemos visto en esta marcha y en todas las que he presenciado a ningún político o líder partidista encabezando a los jóvenes. Prefieren mantenerse distantes, casi ocultos, para no escucharlos, o escucharlos de lejos, quizá desde las redes sociales.

 

Creo que este 2 de octubre es una oportunidad para todos los entes políticos, de todas las corrientes, de todos los niveles —municipales, estatales y federales— para volver su rostro hacia los jóvenes.

Creo que es una inmejorable oportunidad para salir, para escucharlos, para tocarlos, para conocerlos y para marchar con ellos enarbolando sus demandas.

 

Me niego a pensar la idea de que los jóvenes no son el futuro del país, no, son el presente, lo hemos visto en la contingencia producida por los recientes sismos del pasado 19 de septiembre.

 

Y, para muestra un botón. Quien salió a la calle, con pico y pala en mano; quién organizó los primeros centros de acopio —antes de que el DIF y otras autoridades corrompieran la generosa ayuda de los mexicanos—, quienes se organizaron a través de las redes sociales, fueron los jóvenes.

 

Creo que es un error no escucharlos y no atenderlos. Y eso que andamos en el preámbulo de las elecciones. Nuestros políticos son torpes, añejos y sin una pizca de sensibilidad social. Ahí la aprecian de colectivos como de estudiantes de la UNAM, UAM, del IPN, grupos sociales como el Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero, el Digna Ochoa, Miguel Agustin Pro, y demás. 

 

Este (supuesto) gobierno de “izquierda” del Gobierno de la Ciudad de México tiene prisa en normalizar, o —mejor dicho— mostrar que “aquí no pasa nada”.

 

Punto Cero 

 

A colación de la participación de los jóvenes, el ingeniero Luis Novoa Romo nos recuerda que la tecnología es un aliado de la sociedad ante los desastres naturales, ya que nos permite resguardar información importante a través de un respaldo.

 

El especialista reflexionó que la sociedad ha encontrado en la tecnología un aliado, la cual, durante los siniestros acontecidos en los últimos años, han permitido cruzar información de personas desaparecidas con datos de personas localizadas.

 

“Tener comunicación instantánea para convocar a gente a participar en alguna acción; solicitar insumos; dar a conocer la situación actual de un sitio; identificar qué zonas han sido afectadas por el desastre, o en el caso de las inundaciones, identificar rutas alternas para llegar a nuestros destinos de forma segura. Todo esto, gracias a la tecnología que es bien aplicada y también bien utilizada”, dijo.

 

José Víctor Rodríguez Nájera

Periodista mexicano | @JoseVictor_Rdz


 

https://www.alainet.org/es/articulo/188414?language=en
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