Manifestaciones de protesta ciudadana

21/09/2017
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  • Opinión
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He vivido y en ocasiones protagonizado en distintas épocas, países, y modalidades,  las manifestaciones populares de protesta ciudadana, que sin dudarlo significan experiencias acumuladas y lecciones aprendidas. En Guatemala, particularmente durante el siglo pasado, los regímenes y dictaduras militares, reiteradamente reprimían con fuerza y brutalidad el descontento ciudadano con la idea de aplacar la protesta social.

 

Puede ser que ese tipo de prácticas violatorias de derechos y libertades fundamentales de los seres humanos, haya provocado y luego afirmado entre la población una especie de cultura del miedo, del terror y del silencio, seguramente era el resultado esperado por los perversos estrategas que ordenaban reprimir el descontento popular. Durante largo tiempo, tal estrategia funcionó.

 

En marzo y abril de 1962, durante la dictadura militar encabezada por el general Miguel Ramón Idígoras Fuentes, estudiantes universitarios y de secundaria encabezamos protestas sociales contra el régimen y enfrentamos la represión que las fuerzas de seguridad lanzaron contra la población.

 

Los universitarios organizados en la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) y los de secundaria en el Frente Unido del Estudiantado Guatemalteco Organizado (FUEGO), protagonizamos las luchas populares y pre insurreccionales que se extendieron por meses, repercutiendo en ciudades y departamentos del país. El saldo de aquellas jornadas sumó decenas de muertos, heridos, desaparecidos, detenidos, torturados y exiliados.

 

Luego, se militarizó el aparato del Estado y los militares implementaron la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN), entonces la historia se repitió los siguientes años, la misma estrategia represiva, abuso de autoridad, sistemáticas y masivas violaciones a los Derechos Humanos (DDHH) aumentaron y fueron la orden del día a día. Durante esos años, estados de sitio, suspensión de derechos y garantías, tratos inhumanos, intolerancia y uso de la fuerza, fueron el estilo preferido para gobernar.

 

Las luchas por el respeto a los DDHH y el desarrollo democrático empujados por la gente, fueron modificando esos estilos y progresivamente se ha ido rescatando el respeto y vigencia de los derechos y libertades fundamentales de las personas, contra el deseo de los intolerantes y anti democráticos que pretenden volver al pasado.

 

Percibo que la cultura del miedo y silencio que en algún momento lograron implantar en la sociedad, se ha roto. La gente recupera la palabra, se ha despojado del miedo implantado y está hablando claro y fuerte, señalando a corruptos y ladrones que siguen saqueando fondos públicos en detrimento de programas sociales y el bien común.

 

Durante el paro nacional del 20S igual que en 2015, observé familias completas manifestando, exigiendo renuncia del presidente Jimmy Morales, revocatorio del mandato a 107 diputados que apoyaron leyes favorables a la corrupción e impunidad, reformas a Ley electoral y de partidos políticos y retirar inmunidad al mandatario Morales.

 

Ahora que la indignación ciudadana por los actos de corruptos y ladrones incrustados en el Estado ha crecido, es más difícil, aunque posible, que los Gobernantes ordenen reprimir las masivas manifestaciones de descontento. Es un escenario poco probable, debido a las graves consecuencias que tal acto provocaría.

 

La hoja de ruta buscando salidas a la presente crisis de Estado, pasa por satisfacer las demandas del pueblo, modificar el sistema electoral y de partidos políticos e iniciar la formación de un nuevo pacto social, mediante Asamblea Nacional Constituyente. El pueblo soberano tiene la palabra.

 

Guatemala, 22/09/2017

 

https://www.alainet.org/es/articulo/188203?language=es
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