En medio del creciente cerco judicial en que se encuentra Donald John Trump y su gobierno, debido a los acercamientos entre sus colaboradores más cercanos (incluido el yerno e hijo mayor) con agentes rusos que buscaban influir en las elecciones de noviembre de 2016 y que lo llevaron a la Oficina Oval, resulta difícil elucidar qué tanto de las amenazas contra las repúblicas Democrática Popular de Corea y Bolivariana de Venezuela son decisiones estratégicas o simples bravatas para distraer la atención de la opinión pública de Estados Unidos sobre las investigaciones paralelas que el Departamento de Justicia y ambas cámaras del Congreso conducen por la posible colusión para alterar el curso de los comicios, así como por los intentos del gobierno para obstruir las pesquisas.

Bravatas o no, pero expresadas en el más primitivo de los lenguajes de la Guerra fría, el plutócrata y alcahuete de los negocios que hace Ivanka Trump desde la Casa Blanca, colocó a los centros de poder global en situación de nerviosismo por la escalada verbal militarista que puso en juego contra la RPDC y Venezuela.

Rusia, China y Alemania manifestaron alarma por la escalada en la retórica entre Pyongyang y Washington, y el Pentágono confirmó que EU y Corea del Sur realizarán un ejercicio militar conjunto. Operaciones castrenses que son frecuentes y con las que estimulan la irritación de la RPDC y el uso del derecho a modernizar a sus fuerzas armadas. ¿O este derecho sólo lo tienen garantizado los aliados y subordinados del imperio, como Israel, Arabia Saudita y Colombia?

Por si no fuera suficiente la confrontación verbal entre la RDPC y EUA –“Las soluciones militares estadunidenses están cargadas y listas”, dijo el antes animador de televisión que no distingue entre esta función y la presidencial–, amenaza militarmente a Caracas, en respuesta a la invitación de Nicolás Maduro para conversar telefónicamente, desplante imperial que sorprendió a muchos en Washington, incluyendo al Pentágono, quien por medio de Eric Pahon aseguró que no recibió ninguna orden al respecto.

“Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluyendo una posible opción militar si es necesario, dijo a los reporteros el magnate inmobiliario y evasor fiscal, en su lujoso club de golf en Bedminister, Nueva Jersey.

Venezuela, indicó, “es nuestro vecino y Estados Unidos está por todas partes. Tenemos tropas por todo el mundo, en lugares que están muy lejos. Venezuela no está muy lejos, y la gente está sufriendo y se están muriendo”. Al plutócrata angustiado por los hambrientos es pertinente recordarle que 800 millones de seres humanos viven en la miseria en el orbe. Y en su país son más de 500 mil los que viven a la intemperie.

Sólo que la inexperiencia del depredador sexual y misógino impar, no repara en que la amenaza intervencionista contra Venezuela, apuntan analistas, acaba de entorpecer el surgimiento de una alianza interamericana con Washington sobre Caracas. Christopher Sabatini dice que “después de construir cuidadosamente el terreno para una repuesta internacional colectiva (a Venezuela), de repente encuentran sus esfuerzos minados por una aseveración exagerada y anacrónica. Nos hace ver imperialistas y de viejos tiempos”.

Y los primeros en rechazar la amenaza son los aliados de EU en América Latina, incluido México.

La conducta de Trump se produce cuando el emperador está bajo proceso de investigación judicial, de aislamiento creciente del electorado que lo votó, sin resultados plausibles como gobernante, cosechando fracasos legislativos y hasta administrativos. Y todo ello lo hace más peligroso por su condición de político orate.

-. Utopía 1860, 14-VIII-17

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