Pueblo Constituyente

01/08/2017
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Una vez más el escenario ha cambiado en Venezuela, sólo el imperialismo junto a sus secuaces se dedican a ignorarlo e ir contra esto en la ilusión de continuar plagando de miseria, violencia e intervención nuestra América. Este pueblo sudamericano les tiene obsesionados por sus posiciones políticas, por sus posiciones clave en la región, así también de cara a las inmensas reservas de oro, petróleo, coltán, agua, gas, hierro y otros recursos.

Mister Trump luce desesperado, tras el apabullante proceso electoral constituyente, se decidió por el camino de la retaliación, como magnate que es, defensor de la plutocracia mundial lanza manotazos contra China, Rusia, Irán, Siria, Corea del Norte, Venezuela, Nicaragua y prácticamente todos los pueblos del mundo. ¿Qué se propone esa clase social financiera que está detrás de él?

Como si no fuera suficiente, a los problemas causados al mundo entero, verdad, no les importa que los descalabros de la política imperial norteamericana se acrecienten, viven de su necedad y destructividad, de sus crímenes de odio y agresión. Su diseño industrial-militar, su geoestrategia agresora, su tendencia económica-rapaz, su percepción centro-periferia, su racismo social, así como les llevan inexorablemente a nuevas crisis de todo tipo; les están cobrando alta factura. Con todo y su presencia global, se sustrae en un aislamiento que no tiene precedentes, sus socios y enemigos fundamentalmente responden por estrangulamientos o amenazas, pero visiblemente ningún pueblo va a condolerse por sus derrotas conforme siga cayendo ese amo imperial y lo sabe, por eso su arrebato.

Sin embargo, como bien se ve a las claras, la historia no sólo corre por esas vías capitalistas, los pueblos son convocados una y otra vez a actuar frente a tamaños desafíos del sistema. En este tenor, el ejemplo bolivariano está destinado a trascender, es un pueblo de pie, sometido a la feroz agresión internacional, encuentra su vía de lucha frente al sistema de explotación. Un pueblo que para ir a votar por la Constituyente tuvo que atravesar ríos, barricadas de los hijos de papi y delincuentes, planas, redes y pantallas de la mentira, balas paramilitares, sabotajes empresariales, paros de pulpos transportistas, amenazas de muerte o palizas, tragando además cuatro meses de violencia fascista. El poder fáctico contrarrevolucionario de los Mendoza tan dado a golpear, recibió una contundente respuesta del poder popular, repudio absoluto a su violencia económica, política y terrorista. Ya vienen de nuevo con su “yo no fui”, pero sobran las evidencias.

Como se viene destacando y constatando, la campaña a la Asamblea Nacional Constituyente la hizo el rechazo general a la derecha fascista, la guerra económica, el asedio y exigencia de rendición total, la obtusa política intervencionista, las pretensiones de humillar y arrebatar la dignidad de un pueblo que lucha. Por supuesto que este pueblo respondió con una destreza política inesperada heredada del comandante Chávez, y el colosal esfuerzo de las clases y sectores populares por frenar la caída para remontar la situación general. Con Maduro al frente, supo y se propuso reventar las amenazas, del lado de sus dirigentes ahora probados en este combate político, económico, social, moral y militar.

Es la reafirmación de su convicción de nación, de Estado libre e independiente, de pueblo con historia y cultura propia, construyendo su proceso revolucionario con sus esfuerzos y sufrimientos, sus aciertos y errores, pero haciendo camino.

Muchos balances vendrán del grave momento que Venezuela ha venido atravesando. El Hegemón yanqui ha asumido una posición destructiva frente a la humanidad y los pueblos, ahí está el muro, con otras imposiciones históricas al pueblo mexicano, la conversión de Colombia en un Estado narco-aristocrático, la implosión de Argentina, el golpe “suave” neoliberal en Brasil, las afrentas al pueblo boliviano, las mil arbitrariedades y despojos de derechos, recursos o aspiraciones legítimas de nuestras clases explotadas.

El Hegemón desató toda su perversión contra la Venezuela Bolivariana, en esta nueva escalada que se asumía imparable por toda la región cual si ya no hubiese más alternativa que entregarse al dios mercado y su neoliberalismo, mas no pudieron, aun cuando arrecian la campaña para desacreditar el proceso actual.

Ahora es momento de revolucionar sobre la marcha, lo cual es a su vez una ventaja de este nuevo escenario, no dará tiempo ni reposo para que por lo pronto se cultiven más burocratismos o adormecimientos, porque la amenaza sigue ahí, interna y externa, en los actores político-económicos de la burguesía, pero también entre los graves problemas que toda esta situación acarreó y que ameritan respuestas tan inmediatas como contundentes en lo estratégico. El pueblo espera y propugna por respuestas y soluciones concretas de cara a sus intereses, dibuja una nueva etapa que golpee de fondo al capitalismo y su modelo rentista de tantas y tan profundas implicaciones socioeconómicas, políticas y culturales, que son básicamente las mismas aspiraciones de los pueblos de México, Argentina, Haití, Guatemala, Colombia, Perú... El viejo patio trasero con los perritos echados sólo se acabará a base de la resistencia revolucionaria general.

Ante los cambios sustanciales en cómo se agudizan los antagonismos, conflictos y problemáticas; sin permitir extremar la violencia fascista, se levantan nuevas formas de la confrontación y efervescencia política, al uso de instrumentos de acción social, debate y articulación del empoderamiento y organización popular. En todo esto, resalta la participación y protagonismo del pueblo consciente en sus distintos sectores y medios como la reserva más importante del proceso bolivariano.

Esta nueva etapa plantea como preámbulo la instauración de nuevas formas de propiedad, de acción política y de vida social. Ya la máxima capitalista de acumulación de capital a costa de las mayorías evidencia que es un lastre para la felicidad, el progreso, la satisfacción de las necesidades populares y el ideal de sociedad bolivariana revolucionaria. Porque simplemente no satisface sus verdaderos requerimientos, como por el contrario, sí los comenzó a cumplir el chavismo en torno a la salud, el trabajo, la vivienda, la educación y otras necesidades, pese a las limitaciones impuestas por la estructura del Estado y una descomposición burocrática parasitaria que le toca resolver.

El pueblo constituyente avanza a la afirmación de una cultura de democracia popular integrada en su historia, no dejará sus intereses en otras manos que no sean las suyas, de sus liderazgos y organizaciones. La sopa golpista continuará conjugando a un mismo tiempo los mecanismos acumulados: paralelismo de instancias, torceduras de brazo, hacer crujir la economía, terrorismo, propaganda mediática y mil maniobras más; por lo que su mejor respuesta es el combate permanente bajo los lineamientos de su Asamblea Nacional Constituyente. Ahora el pueblo asume su poder, inmediatamente para hacer frente a la situación creada por la derecha golpista, siendo además que afectará sus decisiones en una dirección antiimperialista, antioligárquica, antiterrorista, contra el sabotaje, por el socialismo en sus propias condiciones y particularidades diversificando sus formas de propiedad comunal, socialista, cooperativa o pequeña; diversificando sus formas de organización e institucionalidad sobre la sustancia del auténtico poder popular que se ha visto vulnerado o sujeto a manejos protoburgueses.

Hay aprendizajes para quienes vacilaron, los que desdeñaron, quienes se afrentaron ante la imposibilidad de cuadrar el proceso a sus prefiguraciones; deben contribuir resueltamente en este nuevo escenario, están obligados a ello, seguramente aportarán de su autocrítica tanto como de la crítica y su despliegue en la lucha de clases. Se gana identidad, definición, posicionamiento en las situaciones, además de maniobrabilidad para los propósitos y la cosmovisión revolucionaria, las clases integrantes del pueblo requieren sus más serios esfuerzos en esta batalla política e ideológica frente al sistema.

La clase obrera, los campesinos, los sectores populares, las revolucionarias y revolucionarios, incluso una parte importante de los sectores medios, pueden encaminarse a una situación revolucionaria de gran envergadura, conscientes de que hay que pelear por ella sobre la base de un terreno propicio. El Constituyente es un poder asambleario, sujeto al debate del pueblo y las decisiones contundentes para ir transformando el panorama institucional, económico, político y cultural anticapitalista, será un Constituyente en la calle, el esperado golpe de timón. Corresponde al pueblo y sus representantes vigilar e impedir cualquier división en los márgenes de la Constituyente, develar hacia adentro las inconsecuencias de actuación frente a la ofensiva burguesa.

Los problemas de conciencia nos llaman a remontarnos en una formación sobre las dinámicas de vida del propio pueblo, en atención al desarrollo de sus valores humanísticos exaltados (demostrados en estas jornadas), de convivencia, solidaridad, de emancipación de la explotación y contra el poder de dominación. La victoria popular constituyente es la recomposición de fuerzas demostrativa de que el chavismo cuenta con un amplio respaldo activo de la sociedad para avanzar en el proceso poniendo a valer sus decisiones.

Mientras que las decisiones agresivas del imperialismo aceleran el desastre en torno a su pérdida de hegemonía, los pueblos de Latinoamérica golpearán a la mediática por sus propias inconsistencias y la defensa que hacen del capitalismo salvaje. Se irán sacando conclusiones sobre este cambio de rumbo en la construcción de un poder popular y de clase, pero hay que luchar por ello, para construir la contra-hegemonía socialista.
 

https://www.alainet.org/es/articulo/187232?language=es
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