En marcha la nueva Ruta de la Seda
- Opinión
Recientemente se celebró en Pekín el Foro de Cooperación Internacional de la Franja y la Ruta que fue inaugurado por el presidente de la República Popular China, Xi Jinping. Su objetivo es crear una plataforma de cooperación económica que conecte Asia con Oriente Medio y Europa a través de varios corredores ferroviarios y uno marítimo. El proyecto ha de incluir a más de 60 países que verán incrementar sus intereses comerciales y también geopolíticos. La Unión Europea solo estuvo representada en el evento por los jefes de Estado de Polonia, Hungría, Grecia, Italia, República Checa y España. Es significativa la ausencia al máximo nivel de Europa del Norte, inmersa en la tradición WASP (las siglas en inglés de blanco, anglosajón y protestante), afines a la derecha radical de Donald Trump y al Brexit de Reino Unido.
La iniciativa consiste en recrear la antigua Ruta de la Seda. El recorrido de las caravanas desde el siglo III a. C. hasta finales de la Edad Media consiguió consolidar un camino que partía de Pekín hacia el litoral mediterráneo. La actual apuesta china pretende ser una alternativa al modelo neoliberal de libre comercio de EEUU y su presión arancelaria. La decisión de Barack Obama de excluir a China del Acuerdo de Asociación Transpacífica (TPP) para asegurar su dominio regional es lo que impulsó al presidente Jinping a iniciar el proyecto de la Franja y la Ruta. Un plan que debería estar finalizado en 2049, coincidiendo con el 100 aniversario de la fundación del país comunista. Los beneficios del nuevo eje comercial para la región asiática y en particular para los miembros del BRICS serán significativos. Se producirá un importante desarrollo del estado del bienestar que mejorará la cobertura sanitaria y erradicará el analfabetismo, así como el aumento de la capacidad adquisitiva de la población que verá incrementar en un 50℅ la nueva clase media de los países emergentes.
El dilema es saber qué efectos tendrán las inversiones chinas en los países europeos y de Oriente Medio incluidos en la Franja. ¿Habrá un auténtico equilibrio entre los intereses comerciales y estratégicos compartidos por los socios o será un nuevo modo de globalización liderada por el gigante rojo? Existen voces que apuntan en esta última dirección cuando critican la facilidad con que negocian sus empresas en el mundo y la dificultad de las empresas extranjeras para penetrar en el mercado chino. También hay argumentos a su favor al considerarla defensora de un mundo multipolar, como demuestran las prosperas relaciones económicas con estados desarrollistas de Latinoamérica o nacionalista independientes respecto de Estados Unidos.
A través del corredor y la ruta marítima se están produciendo múltiples disputas territoriales: los enfrentamientos armados en Kurdistán; el plan de desarrollo de energía nuclear iraní; la guerra en Yemen; y la creciente tensión en el Mar del Sur de China. Estos conflictos demuestran que la Franja, además de un proyecto económico, es en sí misma un eje político y militar enfrentado a la pretendida hegemonía occidental.
- Francesc Casadó es analista político
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