¿Qué rumbo para Latinoamérica y el Caribe?
- Opinión
2ª parte
Veíamos como enormes cambios en la vida planetaria, impactan Latinoamérica y Caribe con rasgos relevantes y positivos, en cuanto a conflictos ancestrales y recrudecimiento en otros. La enorme asimetría de poder entre el imperio y el resto de América, no cambia. Más la relación E.U.-Región ya no es una sola “política de control”. Se despliegan diferentes estrategias -bilaterales o subregionales- con México, América Central y el Caribe como el área profundamente integrada -migración y comercio- a E.U.
La andina es preocupación extrema para E.U. por la inestabilidad política, avances hacia el progresismo y el narcotráfico. El Cono Sur logró un margen de maniobra suigéneris. Antes de Trump la agenda para la Región se apoyaba menos en la geopolítica, seguridad nacional e ideología y más en la economía y asuntos compartidos como: narcotráfico, ambiente y migración.
En ese esquema tendrá que trabajarse para encontrar vías de crecimiento y desarrollo regional, que pongan en manos de los habitantes de cada nación, la decisión de su destino inmediato y futuro. La sumatoria de tales decisiones llevará al cambio de rumbo para dar a todos felicidad personal, familiar, local, nacional y regional.
Los factores que se oponen y a la vez, pueden impulsar al avance del desarrollo interno y sustentable de la Región son fundamentalmente: el fortalecimientos de posiciones de agrupamientos de avanzada, a los que habría que incorporar a las luchas indígenas; la controversia en ámbitos de análisis, en cuanto a la visión hegemónica de desarrollo, a que llega el ensanchamiento de la explotación irracional del subsuelo (petróleo, agua y minas); la puesta al día del rostro de la dependencia –ampliamente estudiada y documentada en el siglo XX-; la reacción parcial, por regiones, frente a tal fenómeno que tiene organismos arraigados en la conciencia de las naciones que lo integran y el avance democrático que eleva al poder, por decisión popular, a gobiernos denominados progresistas. Puede haber más factores político-ideológicos, pero las relaciones recíprocas y la mecánica recurrente, juegan papel dominante en la transposición del contexto político-social a escala regional, fundamentalmente por zonas marcadas como: Sur, Centro y Norte de América.
El novedoso ciclo político-económico-social aparece en la Región, en el año 2000. Se trata de un proceso en transición, que afecta de manera distinta a diversos países, pero siempre en manos del protagonismo gradual de corrientes sociales, a expensas de la crisis de los partidos políticos tradicionales y sus procedimientos de representación. Así surge, en el país más al norte de Mesoamérica (México) un empeño por terminar con la hegemonía de un partido –constructivo y social en sus principios- que para fines de los ochentas del siglo XX ostentaba un gobierno que había echado por la borda los principios de la Revolución Mexicana –inscritos en la Constitución Política del país- abriendo de par en par las puertas al capital transnacional, adoptando las normas del llamado “Consenso de Washington”.
Esta apertura llevó a feliz término la búsqueda de sacar del poder al Partido Revolucionario Institucional (PRI) que decaía en la defensa de los intereses nacionales, pero con el ascenso al poder de un partido que siempre se ostentó en la derecha, Partido Acción Nacional (PAN) y cuyos resultados, con dos gobiernos que suman 12 años, fueron nefastos para la vida de los mexicanos al afectarse su nivel de vida, declarando “guerra” al narcotráfico –que provoca muertes al por mayor por casi todos los rumbos de la nación- y entregando el mercado interno –que había tenidos grandes logros en hidrocarburos y el alcance de la soberanía alimentaria- a intereses transnacionales. El avance del neoliberalismo –término acuñado para caracterizar tal fenómeno global- llegó a su máxima expresión, en la mayoría de los que integramos la Región Latinoamericana y Caribeña.
Pero la discusión, análisis y propuestas para combatir al neoliberalismo y el empeño para relegitimar el discurso político radical, encontró resultados positivos en otras naciones de la Región. El cambio de época - Maristella Svampa señala- tomó un nuevo giro con la emergencia de gobiernos que, en base a políticas económicas heterodoxas, articularon demandas inspiradas desde lo local, valorizando la cimentación de un ámbito regional que pretende escapar de las presiones transnacionales. No pocos autores alentaron grandes expectativas de cambio y vieron con optimismo el “giro a la izquierda”, la “nueva izquierda” y el «posneoliberalismo», entre otros. Pero fue inconsistente la apreciación, al no mostrar rasgos atendibles de confianza en el futuro de la autodeterminación regional.
Estos nuevos gobiernos inauguran la desinencia genérica de “progresismo”; para algunos demasiado amplia; pero tal clasificación permite incluir diversas corrientes ideológico-políticas y ensayos gubernamentales, que van de inspiración más institucionalista-histórica hasta absoluta, siempre sujetas a procesos constituyentes. América Latina y el Caribe llegan a estos momentos, tras sufrir y seguir sufriendo muchos años de neoliberalismo y sus ajustes fiscales. El progresismo fue surgiendo como expresión social, espontánea, habitual, soslayando infinidad de experimentos y probabilidades de cambio hacia rutas normadas. No hubo consideraciones ortodoxas que le frenara, tampoco apoyo ideológico-político que le hiciera ver problemas por venir de la esfera externa, por dependencia del comercio exterior.
Los problemas que hoy aquejan a los países progresistas, provienen del ámbito planetario. El predominio progresista se ató al incremento espectacular en precio de los commodities -petróleo, minerales y alimentos-. Las economías de la Región fueron muy beneficiadas por precios crecientes de exportaciones de productos primarios, durante la primera década del siglo que corre y algunos años más. En tal contexto, gobiernos, más allá de signo ideológico, apostaron por ventajas comparativas, prepararon el retorno de la visión “productivista” del desarrollo y negaron o escamotearon crecientes conflictos liados a ellas. Las reformas estructurales, cuando las hubo, fueron entreguistas del patrimonio y la conciencia nacionales. Igual se las sustituyó, con políticas de endeudamiento y crecientes tasas de interés, provocando inflación y control de precios. Daños ambientales, e impactos socio-sanitarios no fueron considerados en los modelos de desarrollo.
Con esos factores, el cambio de época configuró un ambiente complicado en el cual, una de las apostillas mayores es el vínculo entre tradición populista y paradigma extractivista, señala Svampa. Categorías críticas como la de “(neo) extractivismo”, “maldesarrollo”, “nueva dependencia” o “populismos del siglo XXI”, y otras de tipo propositivo, como “autonomía”, “Estado Plurinacional”, “buen vivir”, “bienes comunes”, “derechos de la naturaleza”, “ética del cuidado” o “pos extractivismo”, cruzan los debates intelectuales y políticos, así como las luchas sociales en puerta, para proponer modos variados, en ocasiones incompatibles de imaginar la relación: economía, sociedad, naturaleza y política. Ver: M. Svampa: “Consenso de los Commodities” y lenguajes de valoración en América Latina. en Nueva Sociedad No 244, 3-4/2013, disponible en www.nuso.org
Dentro de lo señalado, habrá que prestar atención única al ascenso de los pueblos indígenas y su búsqueda y concreción de apertura para cuestiones políticas. Difícil y complejo fue y es la inserción de dichos pueblos en sus naciones de origen, no solo las que hoy son potencias, sino en general. Surge sobre todo por la dificultad de hacer valer sus derechos –incluso inscritos en las constituciones políticas correspondientes-, manteniendo un status de lucha constante, negociaciones desde la lucha social, incluso sometimiento, cuando sus organizaciones son débiles o flaquean, ante el avasallamiento de guardias blancas o del ejército, que diezman sus liderazgos, en casi todos los países, en que están inscritos sus pueblos. Ver: Víctor Manuel Barceló R. http://www.alainet.org/es/articulo/170408
Se hizo visible tal circunstancia, en la incursión armada (1º-enero-1994), del autodenominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) quien, de forma sorpresiva y sin declaración previa, inicia una insurrección armada en Chiapas, México: el Levantamiento zapatista. Busca la consecución de un mundo nuevo.”. En la Declaración de la Selva Lacandona se estableció: "...lucha por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz...lograr el cumplimiento de estas demandas básicas de nuestro pueblo formando un gobierno de nuestro país libre y democrático." Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Ejército_Zapatista_de_Liberación_Nacional
La fortaleza mayor obtenida por pueblos originarios en la Región se escenifica en Bolivia, país con alto porcentaje de habitantes de originarios, cuyo presidente es de un grupo originario, el 2º mandatario americano indígena –el 1º fue Benito Juárez García ((San Pablo Guelatao, Oaxaca, 21-marzo-1806 – Ciudad de México-18-julio-1872). La tarea realizada para servir a su pueblo, desde el 22 de enero del 2006, por el presidente Evo Morales Ayma (Orinoco, Oruro, Bolivia; 26-octubre-1959) le lleva a reelecciones que le mantendrán en el poder hasta el 2020. Bolivia es de los países con más desarrollo progresivo en Sudamérica. La pobreza extrema disminuyó de 36,7 % a 16,8 % entre 2005 y 2015. Respecto al índice Gini, la INE resaltó que Bolivia pasó de 0,60 en 2005 a 0,47 en 2016. https://es.wikipedia.org/wiki/Evo_Morales
Evo Morales realiza actividades cotidianas para apuntalar tareas en beneficio de pueblos de la Región. Previamente, en la agenda internacional, la Organización de Naciones Unidas (ONU) discutió los derechos colectivos de los pueblos originarios, que derivó en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) -1989-. Posteriormente, en la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas (2007), ante la crisis del Estado modernizador desarrollista y, posteriormente, del neoliberalismo, el fracaso de la integración en una identidad mestizo-campesina, la presencia cada vez más masiva de indígenas en las ciudades y cuestiones de índole político-ideológica (crisis del marxismo y revaloración de las construcciones ancladas en lo étnico y lo cultural) se toman acuerdos.
En suma, hacia los años 90, la apelación a una ciudadanía étnica devino en herramienta política ineludible, en la dinámica de empoderamiento de pueblos indios, no solo en el reconocimiento cultural, sino vinculado a la reivindicación de la tierra y el territorio. En los últimos 20 años, el proceso de expansión de la frontera de derechos indígenas, tuvo como contrapeso la propagación de los límites del capital hacia territorios indígenas, junto con la emergencia de una nueva conflictividad. De allí que, en el marco de gobiernos progresistas, estos problemas –leídos como tensión y después como antagonismo– fue creando réplicas diferentes. Los pueblos originarios colocaron en el centro del conflicto la cuestión de la autonomía y, más generalizado, la defensa del derecho de consulta previa.
Frente a eso y mucho más luchan los pueblos indígenas por mantener su identidad y lograr mejores condiciones de vida. Dadas las condiciones de existencia, tras la brutal merma sufrida en la Colonia -les redujo del 100 al 10%- continúan en pobreza, miseria y semi esclavitud, a que los incorporan quienes explotan sus recursos naturales. Sus estructuras tienen clara la urgencia de avance hacia un desarrollo sostenible, perdurable y sustentable.
En el Informe Brundtland (1987) (Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo, ONU), producto de la Asamblea de la ONU (1983) se habla de sustainable development que pega en línea de flotación de intereses transnacionales en territorios indígenas. Se inscribe en el 3er Principio de la Declaración de Río (3-14-junio-1992), con duda entre si existe o no diferencia, al definirlo en español: desarrollo sostenible o sustentable. Por lo pronto: tal desarrollo es el proceso que busca solventar carencias económicas, sociales, de diversidad cultural, en un medio ambiente, benéfico para la generación actual, sin arriesgar satisfactores a las generaciones futuras: Nuestro Futuro Común.
En las tareas para un mundo sostenible, hay consideraciones específicas para los pueblos indígenas. Deben solventarse necesidades como: mejor alimentación –sin alterar costumbres y organizaciones productivas, cosecha y distribución de los productos- ropa, vivienda –respetando costumbres y requerimientos más sentidos- y trabajo, que fortalezca su manejo ancestral del mercado interno y lo proyecte al exterior, sin perder sus esencias.
Pueden mejorar condiciones reales de vida de estos pueblos, en caminos para el desarrollo autónomo de su educación. Esta se imparte aún, para el arrastre hacia su incorporación a una vida, que no apetecen, que les afecta en sus intereses. La educación indígena pretende lo que se considera que los indígenas deben saber, no la instrucción o enseñanza que los indios mismos imparten o impartieron. Educación indígena supone una apreciación externa de sus culturas. Esto está terminando, pero con muchas dificultades. Toda estrategia indigenista se venía orientando a achicar distancias entre culturas, para reducir brechas. Ello implica renuncia del nativo a su cultura y adopción de la dominante. Inconveniente.
(3) Ver: V. M. Barceló R. http://crisolplural.com/2013/05/07/educacion-indigena-para-una-economia-...
En paralelo al recuperar cultura por la educación, los pueblos indígenas, están avanzando en la conformación de sus mercados. La vía campesina, creada por organizaciones indígenas y otras, llevó a la ONU a intervenir, (Asamblea General del 2011) quien determinó que el 2014 sería “Año Internacional de la Agricultura Familiar” (AIAF). Exhibía su importancia porque existen “(...) 1,5 mil millones de personas en 380 millones de establecimientos rurales, 800 millones con huertos urbanos, 410 millones en bosques y sabanas, 190 millones de pastores y más de 100 millones de pastores campesinos. (De ellos) 370 millones son indígenas. Juntos, los 3 mil millones de agricultores familiares, campesinos e indígenas, suman más de un tercio de la humanidad y producen 70 % de los alimentos del mundo“ Ver: http://alainet.org/publica/alai496w.pdf
Una nación sin campesinos es “incompleta, menos diversificada e históricamente árida, por ausencia de sectores de pueblos relacionados productiva, armoniosa y placenteramente con la naturaleza. Ellos mantienen tranquilidad y paz, en amplias regiones del mundo. Heck, Silvino (2014). Ano da agricultura familiar, camponesa e indígena. Ver: http://site.adital.com.br/site/noticia.php?lang=PT&cod=79874
La Declaración de la ONU señala como objetivo general: “promover la conciencia internacional y apoyar planes impulsados por los países, para fortalecer la contribución de la agricultura familiar y pequeños agricultores, a la erradicación del hambre y la reducción de la pobreza rural, conduciendo así al desarrollo sostenible de las zonas rurales y a la seguridad alimentaria”. Lo que interesa y quedó plasmado en discursos de funcionarios, incluso Presidentes, es “reposicionar” a estos productores, en políticas agrícolas, ambientales y sociales de las agendas nacionales, regionales y globales, por su contribución significativa, tanto a la industria mundial de alimentos, la preservación de los tradicionales, creación de empleo y atenuación de pobreza, como a la protección de la biodiversidad y herencias culturales. La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo – Vía Campesina (CLOC-VC) da datos: con “solo 1⁄4 de tierras arables del mundo… alimentamos al 70% de la población mundial, en tanto, más del 40% de alimentos de la cadena agroindustrial se pierden por descomposición (FAO). El 90% del mercado mundial de granos está en manos de 4 corporaciones: ABC, Bunge, Cargil y Dreyfus”. Finaliza la CLOC-VC “tenemos claridad: el sistema-capital financiero para el campo es agricultura industrial en manos de…transnacionales …contradictorio con la Soberanía Alimentaria y la Agricultura Familiar Campesina Indígena”. Ver: http://crisolplural.com/2014/06/25/impacto-de-la-agricultura-familiar-en... allí están la 2ª,3ª, y 4ª partes.
La claridad de miras de estas organizaciones, les llevó a un evento singular, que causó preocupación en algunos círculos políticos y motivó análisis en los “tanques pensantes” (think tanks) de universidades y otras organizaciones: que el Papa Francisco acudiera al Encuentro Mundial de Movimientos Populares. En tal evento planetario (27-29-Oct.-2014), participaron organizaciones de excluidos y marginados de los cinco continentes, de todos los orígenes étnicos y religiosos: campesinos sin tierras, en lucha por ellas; trabajadores informales urbanos, recicladores, cartoneros, de barrios pobres, villas miseria, barrios populares (villas, favelas, chabolas, slums); pueblos indígenas en lucha; mujeres reclamando derechos y otras expresiones populares de “los olvidados”.
El Papa se dirigió a ellos, diciéndoles: quiero "escuchar la voz de los pobres" porque "los pobres no se conforman con padecer la injusticia sino que luchan contra ella" y que él "los quiere acompañar en esa lucha". Afirmó: "los pobres ya no esperan de brazos cruzados por soluciones que nunca llegan; ahora…quieren ser protagonistas para encontrar ellos mismos una solución a sus problemas", pues "…no son seres resignados, sino protestan" y su protesta “molesta”. Ha dicho que espera que "el viento de la protesta se convierta en vendaval de la esperanza". Sigo a Ramonet y a la Declaración Final del encuentro: http://www.news.va/es/news/declaracion-final-del-encuentro-mundial-de-mo... Ver también: V. M. Barceló R. http://crisolplural.com/2014/11/06/tierra-techo-y-trabajo-1a-parte/ 2ª, y 3ª partes en el mismo medio.
El esfuerzo de los grupos organizados indígenas, sigue su marcha. Muchos eventos se realizan por todas las regiones del Planeta. En Latinoamérica las condiciones están dadas para avanzar con mayor vigor. La Cumbre celebrada en Bolivia (50 aniversario del Grupo de los 77), tuvo como lema “Por un nuevo orden mundial para Vivir Bien”; y el Vivir Bien como experiencia de Bolivia, estuvo presente en muchos discursos de los líderes del bloque. El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, defendió el Vivir Bien y el desarrollo en equilibrio con la Madre Tierra, como aportes bolivianos a la construcción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En el documento final se incorporan párrafos en defensa de los Derechos de los Pueblos Indígenas: sus tierras, recursos naturales, identidad y cultura. Se complementan los derechos colectivos con los de la Madre Tierra, para lograr el desarrollo sostenible y el Vivir Bien en los países en desarrollo. Bolivia también incorpora los principios andinos del ama suwa (no seas ladrón), ama llulla (no seas mentiroso) y ama qhilla (no seas perezoso) que, de conformidad con los derechos humanos y las libertades fundamentales, contribuyen a los esfuerzos para prevenir y combatir la corrupción. ¡Como recuerdan tales conceptos a las expresiones de Bartolomé de las Casas, en los prolegómenos de la Colonia en México!. Los criterios se unen y nos muestran dos rutas paralelas: una de buenas relaciones y bien vivir, la otra de explotación, corrupción y suicidio ambiental. Impulsemos la primera y avancemos en el rescate de la humanidad entera. Ver: crisolplural.com/2015/05/07/politica-para-el-bien-comun-2a-parte Ver también 1ª y 3ª partes. (Continuará)
Puebla, Pue. 28-mayo-2017.
Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com
Del mismo autor
- Con la vida de un hilo 07/06/2021
- El mañana es hoy (V) 26/01/2021
- Escuela y comunidad 26/11/2020
- El mañana es hoy (IV) 05/08/2020
- El mañana es hoy (III) 01/07/2020
- El mañana es hoy (II) 29/05/2020
- El mañana es hoy I 27/04/2020
- Fundamentos para la paz mundial 22/01/2020
- Importancia de la Cooperación Sur-Sur 29/07/2019
- México: el rescate de la identidad por la educación (VI) 06/03/2019