Francia: ¿reacomodo transitorio o inicio de cambio?

13/05/2017
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Se realizó la segunda vuelta presidencial francesa y como era previsible se repitió, con diferentes porcentajes, la situación que se había vivido en 2002 entre el padre de Marine LePen –Jean-Marie LePen, fundador del partido de extrema derecha llamado Frente Nacional, muchos partidos políticos esconden en su nombre su verdadera naturaleza- y el líder conservador Jacques Chirac. Ahora triunfó el joven dirigente de centro-derecha Emmanuel Macron, quien viene de ser ministro del Presidente Hollande, pero con la propuesta de conformar una nueva fuerza política, denominada En Marcha.

 

Varios aspectos novedosos a resaltar: uno, se trata del Presidente más joven elegido hasta ahora en Francia; dos, el Presidente elegido no lo fue a nombre de los partidos políticos tradicionales en este país, el Partido Socialista o el Republicano; tres, la ‘coalición’ de votantes que eligió a Macron lo hizo más para impedir el triunfo del derechista Frente Nacional de la candidata LePen, que por convicción de ser la mejor opción presidencial; cuarto, hubo un porcentaje de abstención y voto nulo y en blanco significativos (aproximadamente 37% de los electores); quinto, la elección reflejó un incremento importante de votos a la opción de extrema derecha, que a pesar de que pueden ser circunstanciales, no deben dejar de mirarse con detenimiento.

 

Pero, es muy temprano para declarar la defunción del sistema de partidos políticos franceses. No olvidemos que el régimen político en Francia es semi-parlamentario y que las elecciones al Parlamento se rigen con una lógica diferente. Por consiguiente en las parlamentarias de junio próximo, que elegirán en el sistema de doble vuelta los 577 miembros de la Asamblea Nacional, no debería extrañar que de nuevo los partidos tradicionales impongan sus tradicionales mayorías, -en lo cual juega sin duda la maquinaria política de los partidos- y vayamos a un modelo, ya tradicional en Francia, de ‘cohabitación burocrática’ entre el Presidente y el Primer Ministro que podría representar una orientación de políticas públicas no concordantes con las del Presidente. Hay que recordar el importante peso que tiene el Parlamento en este tipo de régimen, a pesar de que el semi-parlamentarismo le da a la figura presidencial un poco más de poderes que en un parlamentarismo clásico.

 

Sin embargo, no se debe descartar que la elección presidencial de Macron pudiera jalonar un alza de su nueva fuerza política –por el arrastre del impacto reciente de la elección presidencial-, que podría convertirse en un hito de referencia para una recomposición del sistema de partidos políticos franceses.

 

Ahora bien, sobre las elecciones legislativas francesas gravitará la situación europea en su conjunto, la permanencia de la Unión Europea y sus instituciones después del retiro de Inglaterra, las masivas migraciones africanas y asiáticas que han venido llegando a los distintos países, la permanencia de la OTAN como mecanismo de defensa regional y la relación con Estados Unidos, así como la propia situación interna francesa y especialmente la amenaza terroristas de los grupos asociados al llamado ISIS –Estado Islámico- y la sensación de inseguridad que esto conlleva. Pero igualmente incide la tradición histórica republicana francesa que pesa en los imaginarios culturales de un importante sector de la sociedad francesa.

 

Por ello no es tan claro si es un reacomodo transitorio o el inicio de un proceso de cambio del sistema de partidos políticos.

 

Alejo Vargas Velásquez

Profesor Universidad Nacional

 

https://www.alainet.org/es/articulo/185454?language=es
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