Apostillas sobre Agustín Cueva/III y final

11/05/2017
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¿Cuál es el germen de la trascendencia de nuestro eximio compatriota ecuatoriano/latinoamericano?

 

Exploremos algunas de sus raíces.

 

Formado académicamente en la Universidad Católica, en la Universidad Central y en otras instituciones de inspiración humanista (no mediocremente funcionalistas), Agustín Cueva asumió la teoría marxista no como un snobismo intelectual (tan frecuente en tiempos de su formación y de manera al extremo deformada hasta en los tiempos actuales), sino como un instrumento cognitivo para un mejor servicio a la causa del pueblo, consecuente además con una honrosa tradición de jacobinismo de la intelectualidad más representativa de América Latina.

 

En sus propias palabras: “…mi proceso de adhesión al marxismo obedeció, en proporciones probablemente equiparables, tanto a una opción ético-política como a la fascinación por la única ciencia social que jamás pierde de vista la totalidad del hombre y de su historia, que aspira siempre a reconstituir”. (1)

 

El marxismo de Agustín Cueva, asimilado de las fuentes originales del pensamiento socialista europeo, no constituyó en sus manos un cuerpo teórico/metodológico frío y dogmático, sino más bien un método de aprehensión de la realidad - “el análisis concreto de la realidad concreta”- conforme lo demostró a lo largo de su vasta producción y de su

praxis política, siempre retroalimentadas en el fluido de la vida. Podríamos decir con Pávlov que los hechos fueron las alas de su ciencia, lo cual, por cierto, no le impedirá condenar al empirismo y al pragmatismo, tan en boga en los tiempos que corren, como a las barbaries del pensamiento.

 

En su ensayo de defensa del marxismo “El análisis dialéctico: requisito teórico y a la vez político”, incorporado a su libro “Teoría social y procesos políticos en América Latina”, llega a decir: “...el problema no puede plantearse en términos de ´fidelidad´ o ´infidelidad´ a textos (del marxismo) que no tienen el rango de sagrados; sino que de lo que se trata es de averiguar si, dejando de lado el método dialéctico, es o no posible lograr un conocimiento cabal y dinámico de la realidad social”. (2)

 

Este orden de postulados racionales y éticos constituye, sin duda, la clave del vigor, la cristalinidad y la perdurabilidad de su obra.

 

Atributos que aparece necesario relievarlos cuando la implosión en curso de la mundializada civilización del capital impone, especialmente al mundo académico, abordar la realidad desde ópticas teóricas y metodológicas más complejas y totalizantes.

May.11/2017

 

- René Báez

International Writers Association

Especial para ALAI

 

 

Notas.-

 

(1)  Cf. el prólogo a la edición nuevamente actualizada de El proceso de dominación política en el Ecuador, Editorial Planeta, Quito, 1987, p. 9.

 

(2) Cf. Línea Crítica, México, 1979. p. 61.

 

P.D.- He escrito este breve texto en un momento en que, en varios países de Nuestra América –incluido el Ecuador-, la crítica de las armas amenaza con sustituir a las armas de la crítica, en un proceso dentro del cual viejas y nuevas potencias imperiales juegan sus propias cartas seudo salvacionistas.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/185415?language=es
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