El vuelo del Águila, nuevo aparato represivo
- Análisis
Como siempre, en materia de seguridad nacional, el gobierno panameño toma decisiones sin previa consulta o discusión. La razón es bastante obvia: la política de seguridad nacional no está en sus manos.
Apenas la semana pasada se anunció que el ministro de Seguridad Publica y su comitiva se habían reunido con sus contrapartes en Washington, capital de EEUU. El comunicado escueto señaló que ambos gobiernos habían suscrito acuerdos para reforzar la seguridad de Panamá. No se habló de un acuerdo de ayuda mutua. La razón también es bastante obvia.
A los pocos días, el gobierno nacional anunció que había creado un cuerpo elite de 300 unidades de la Policía para reprimir el crimen en el país. Durante el fin de semana el presidente Juan Carlos Varela se reunió con el grupo represor y pronunció un discurso donde repitió los mismos argumentos de sus antecesores sobre el incremento de la violencia producto de la inestabilidad política en la región y el tráfico de drogas ilícitas.
El contingente lo componen agentes del Ministerio de Seguridad Pública, la Policía Nacional, el Servicio Nacional Aeronaval (SENAN), el Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT), el Servicio de Protección Institucional (SPI) y el Servicio Nacional de Migración. El grupo se llama Águila.
La visita a Washington y la creación del grupo Águila se produjo poco después de que Varela hablara por teléfono con el presidente de EEUU, Donald Trump. Se anunció que durante la conversación, Trump le mencionó a Varela la situación política en Venezuela. Existen versiones que EEUU prepara una intervención en el país bolivariano. La misma se daría una vez que la oposición de derecha crea las condiciones de desestabilización internas y el secretario general de la OEA logra alinear una mayoría de países contrarios al gobierno de Caracas en el exterior.
El grupo Águila podría servir como una primera línea de choque contra cualquier protesta que podría producirse en Panamá por la intervención extranjera en Venezuela. El presidente Varela había creado cuando llegó al poder en 2014 un programa denominado “Barrio Seguro”. El mismo consistía en crear programas conjuntos entre comunidades y la Policía Nacional para orientar a jóvenes y adolescentes hacia áreas de estudios, deportes y actividades culturales. El mismo fue eliminado de manera similar, sin aviso previo. La Policía dijo que el programa había fracasado porque los jóvenes no cooperaban con los agentes que enviaban a las comunidades.
Jaime Abad, exdirector de la Policía Técnica Judicial (PTJ), es partidario de la aplicación de la “mano dura”. Según Abad, “siempre habrá una cantidad de delincuentes que no aceptarán una mano amiga y van a estar generando crímenes violentos y para combatirlos se necesitan los grupos de élite”. Recordó que el presidente Endara (1989-1994) creó el ‘grupo de tácticas y armas especiales'. Ricardo Martinelli, organizó el Grupo de Operaciones Especiales. Se entiende que la Policía se crea para proteger a la ciudadanía. Todo indica que los grupos especiales se crean para reprimir a la misma ciudadanía.
El jefe de la Guardia Nacional de Panamá (1982-1983), Rubén Darío Paredes, se mostró en desacuerdo con la medida y recomendó otras vías para erradicar de raíz la violencia. El militar panameño explicó que a través de la educación en los sectores excluidos y con el establecimiento de comedores populares en estas mismas áreas, se podría hacer un mejor trabajo.
El exdirector de la Policía Nacional, Ebrahim Asvat, se pregunta ¿cuál es la función real del grupo Águila? Según Asvat, para crear una fuerza élite es necesario que exista alguna amenaza o contingencia que requiera un grupo especial que lo afronte. Les pidió a las autoridades explicar cuál es la emergencia que justifica la creación del grupo represor. “Cuando existen eventualidades especiales, entonces se crean fuerzas especiales como los antimotines o el grupo SWAT” (para desactivar bombas, negociar secuestros, etc.), explicó al resaltar que no se debe crear una unidad especial porque sí.
Coincidimos con los especialistas en el sentido de que la represión no es la solución al problema de la violencia. Como dice el refrán: ‘La violencia sólo genera más violencia’. El problema sólo puede enfrentarse con éxito si existe un plan que genere empleo productivo y bien remunerado para todos los panameños. Para alcanzar este objetivo es imprescindible tener un sistema educativo que forme a la juventud para llenar las plazas de trabajo que se crean con el desarrollo económico del país.
30 de marzo de 2017
- Marco A. Gandásegui, hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena (CELA)
www.marcoagandasegui14.blogspot.com
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