La dictadura de la derecha

27/03/2017
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Nada hay más autoritario que ese comportamiento político que caracteriza a la derecha neoliberal y subversiva: su permanente actitud por cambiar el significado de las palabras. De acuerdo a ella, el Ecuador vive en una dictadura. Este discurso a más de alucinante es arrogante ya que presupone que el pueblo ecuatoriano no sabe distinguir entre dictadura y democracia. No sabe distinguir entre régimen de partido único y régimen pluripartidista, y como pudimos constatar todos los ecuatorianos, en primera vuelta compitieron ocho candidatos. Es espantoso tener que describir lo evidente, pero no hace mucho por esa persistente condición de querer distorsionar el sentido de las palabras e incluso de las leyes, no hay más remedio. Recordemos que hace un tiempo les dio por decir que se estaba construyendo un régimen de partido único, cuando nuestra Constitución es muy clara en reconocer la participación de las diversas expresiones políticas.

 

El desdén que aflora por los poros discursivos de la derecha hacia el pueblo ecuatoriano implica que este no sabe distinguir entre cómo se constituye la autoridad en una dictadura y cómo sucede eso en una democracia. Es obvio dirán los ciudadanos que en estos diez años de proceso de revolución ciudadana es el pueblo el que ha elegido en contiendas electorales tanto nacionales como seccionales a sus autoridades y el concepto de autoridad se ha ido constituyendo a lo largo de la historia como un poder que es aceptado, reconocido y legítimo. Y es el pueblo ecuatoriano el que ha dado al presidente Correa, a su organización política y a su gobierno, eso: aceptación, reconocimiento y legitimidad a través de las respectivas elecciones.

 

El encopetamiento de la derecha en esa obstinada conducta por distorsionar las cosas, llama populismo al necesario liderazgo que debe existir en una democracia, si esta se propone responder a su esencia, es decir, ser un sistema político al servicio de las mayorías, al servicio del bien común. Pues la democracia no se debe limitar solo a su faceta política, sino también considerar lo económico, y la democracia económica busca la equidad y la inclusión, la eliminación de los extremos de pobreza y riqueza, en consecuencia la distribución para el Buen Vivir.

 

La redistribución de la riqueza le corresponde a la política y son estas distribuciones las que pueden ser declaradas de derecha o izquierda, históricamente los poderes oligárquicos guiados por ideologías de derecha buscan concentrar riqueza, no distribuirla, mientras que el conjunto de pensamientos políticos identificados con una postura de izquierda, se proponen distribuir la riqueza que genera una sociedad en beneficio de las mayorías.

 

Pero existe otra característica fundamental en una democracia, es un sistema político que establece un modo pacífico de acceder al gobierno, y gestiona el conflicto y los cambios de la misma manera: pacífica. Y es aquí cuando se devela con toda claridad la esencia de esa derecha conservadora, neoliberal y subversiva, cuando siente que pierde sus privilegios va incrementado su carácter violento y fascista. Por ello, si alguna dictadura existe, es la de la derecha, que subyuga las palabras para ponerlas a su servicio, privándolas de su verdadero significado, y ocultando su real contenido, esto sucede tanto con los conceptos desarrollados por las ciencias sociales, como en sus campañas políticas para manipular la decisión de los ciudadanos, ejemplos al canto: impuesto plano, zonas francas para educación y salud, un millón de empleos y un largo etcétera.

 

25 de marzo de 2017

 

Mario Ramos

Director del Centro Andino de Estudios Estratégicos

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/184373
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