Docente es más que una palabra
- Opinión
Días difíciles para escuelas, estudiantes, docentes y sociedad. No solo por la conflictividad que supone un paro nacional, que reclama dignidad para el trabajador/a docente, defiende la principalidad del Estado y la vigencia de leyes educativas para hacer más democrática la democracia, sino por el bombardeo mediático que sintoniza con el pensar de un sector de la sociedad que se enciende rápido cuando solo se señalan culpables. Sin importar argumentos, para descargar sobre ellos el salvajismo del linchamiento verbal y mediático con la sensación (traicionera) de estar haciendo justicia por mano propia. Contribuyen a la confusión, aumentan el malestar que pretender sanar y lejos de abonar a soluciones son ráfagas de nafta intentando apagar un incendio.
Voluntario
En este contexto irrumpe la figura del voluntario, ese “buen vecino de a pie”, que con el argumento de la República y los pequeños como rehenes encarcela a la democracia, la priva de su libertad y reduce a los docentes a portadores de rostro. Como cuando se les exige DNI a los pibes gorrita (no sucedía desde el regreso de la última democracia) ese sujeto inesperado que irrumpe a la escuela secundaria en clave de derecho y cada vez parece menos sujeto y más objeto, para vigilar, castigar y bajar la edad de punibilidad. Los docentes como meros instructores, aplicadores aplicados que deben actuar más allá de contextos, instituciones y sujetos.
¿Acaso quienes gobiernan la educación, obsesionados con la evaluación como única manera de resolver problemas en educación, estarán imaginando al voluntario para amortiguar el paro como un primo hermano del voluntario que reemplaza al docente para aplicar una prueba estandarizada? Esa concepción de evaluación, solo como control y medición es funcional a un proceso de mercantilización del Estado educativo, donde la escuela es un centro de alto entrenamiento para enseñar a competir y automatizar estudiantes respondiendo múltiples choices, cada vez más lejos de su función primordial, la construcción de ciudadanía plural y democrática, espacio único de construcción de lo público para enseñar a pensar. La figura del voluntario se sostiene en ese imaginario de la restauración conservadora que se incomoda por “el exceso” de pensamiento crítico y se convierte en superteacher alistándose para una nueva campaña al desierto, banalizando a nuestros/as desaparecidos/as como una cuestión de cantidad. Idea que abona al negacionismo de la dictadura cívico-militar que es asunto juzgado para resucitar la teoría de los dos demonios.
Adoradores de las nostalgias moralizantes que imaginan el pasado como futuro, que se les nubla la vista invocando al mérito y esfuerzo individual omitiendo (o sin querer ver) los desiguales puntos de partida que limitan dicha invocación. Enaltecen las practicas selectivas de un darwinismo social que transforma victimas en culpables y responsables únicos de su propio destino, desligando al Estado de su condición de garante de la educación como derecho social, generando una democracia de muy baja intensidad, y transformando al acto de educar en una mercancía a remolque de los “vaivenes “del mercado, donde cada quien compra acorde a su “voluntad”, esperando en vano, vientos de cola o los beneficios de algún derrame.
Voluntario que condensa la descalificación del docente, achicándolo a mero objeto, y en sintonía con las cirugías mediáticas, de aparente humanidad, se lo despoja de su condición de sujeto político y trabajador/a, de profesional de la educación, orgullosamente parte y deudor de un colectivo, de años de luchas, desapariciones, carpa blanca y resistencia.
Voluntario como asunto individualísimo, mezcla rara de mercenario y hada madrina, no es otra cosa que negación voluntaria de la dignidad y el derecho social a protestar en democracia, no es más que una regresión social y gesto punitivo de la aristocracia pedagógica , aliada y parte de este gobierno.
Bien vale señalar que dicho reemplazo atenta contra la integridad y cuidado de niños, niñas y adolescentes como sujetos de derecho, en la medida que nadie sabe que adultos serán de la partida. Si es por quien asumió notoriedad pública en las redes, ex miembro del batallón 601, estaríamos bien complicados. Por lo tanto, el espectáculo mediático que reivindica la figura del voluntario en nombre del amor a los más pequeños es una acto de profundo descuido y subestimación a los mismos/as. El docente luchando está enseñando a sumar, mientras el voluntario como reemplazo en las aulas solo puede restar.
Emprendedor
Se construye un discurso oficial que demoniza a un Estado Educador que comenzaba a recomponer y unificar federalmente un sistema fragmentado, devastado por las políticas neoliberales de los noventa. Demonización en nombre del “respeto por la autonomía” que no es más que un creciente proceso de desrresponsabilización del Estado nacional. Desmantelamiento de políticas socioeducativas vertebrales para sostener la escuela como derecho social y acompañar la ampliación en el acceso, sostener trayectorias y mejorar el egreso escolar. Orquestas y coros, Centros de actividades infantiles y juveniles quedan a la deriva o mejor dicho son parte de una estrategia de gerenciamiento y tercerización, desregulación escolar. Desarticular políticas de inclusión digital no es otra cosa que Desconectar igualdad.
Un ministerio que descuartiza sus áreas de gestión centrales ( educación obligatoria, niveles inicial, primario y secundario, con sus modalidades, que sostiene la Ley de Educación Nacional 26026/2006) y la formación docente universal, gratuita y en ejercicio, con acuerdo paritario con todos los gremios docentes, va disociando, lenta y sostenidamente la inclusión de la calidad, legitimando como única y natural la lógica de mercado en detrimento de la principalidad del Estado, garante y protector de quienes están mas debilitados.
Por un lado un ministerio fundamentalista de la evaluación, como si por si sola transformara la educación, que se cae en su propia paradoja de la obsesión por mejores resultados de los estudiantes debilitando y desmantelando las condiciones materiales y subjetivas que los hacen posibles. Por otro lado, una agencia nacional de formación de talentos en sintonía con un Estado que se retrae en su papel central de promotor y sostén para el desarrollo de la industria nacional, su escuela técnica y como árbitro con sindicatos y sector privado para darle centralidad y favorecer los intereses de este último actor. Y así dar rienda suelta a las condiciones de un nuevo proceso neoliberal de mercantilización educativa, que como sostiene la pedagoga Adriana Puiggrós no se trata ya de la apertura a la educación privada, ese fue un problema del siglo XX, en este siglo XXI se está habilitando la educación pública como ámbito fértil para nuevos negocios a escala global. 1
Un ministerio que intenta inaugurar una Agencia Nacional de talentos2 se corresponde con otra obsesión, la del emprendedurismo, como (falsa) promesa de salvación personal. Igual que aquel juego del Pac Man, la figura del ciudadano va siendo devorada por la del consumidor, en la misma lógica se pondera al emprendedor. Un emprendedor despojado de las condiciones sociales que lo hacen posible, de la responsabilidad estatal que lo sostiene toma cuerpo en las palabras del propio ministro cuando convoca a los jóvenes a disfrutar de la incertidumbre, que es una manera "patricia" de justificar la intemperie, al mismo tiempo que bendice las reglas del mercado como las únicas posibles, arrodillado a los pies del mundo empresarial permuta un ministerio de educación en una gerencia nacional de recursos humanos.
Como sostiene María Zambrano3, “no tener maestro/a es no tener a quien preguntar, mas hondamente todavía, no tener ante quien preguntarse”. En el inicio de este ciclo lectivo, en las calles, las aulas y en las esquinas cada docente luchando está enseñando, sobre la dignidad de su profesión (que no es solo vocación) haciéndose responsable ante cada pregunta y fortaleciendo el derecho de cada estudiante a un mundo mejor.
Docente es más que una palabra, es quien sostiene la palabra
Voluntario y emprendedor son más que nada adjetivos...
Docente es Sustantivo.
Publicado en Suplemento educativo Diario La Capital, de Rosario, Pvcia. de Santa Fe del 19 de marzo de 2017 http://www.lacapital.com.ar/docente-es-mas-que-una-palabra-n1354568.html
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