El “nuevo modelo educativo” de Nuño

15/03/2017
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Los redactores de los discursos de Enrique Peña y de Aurelio Nuño se lucieron en el uso y el abuso de frases grandilocuentes, de palabras domingueras que, por alguna razón, me recuerdan los anuncios de la Cámara de Senadores que terminan por comunicar poco y por entender sólo los amigos de Emilio Gamboa, el cada día más impresentable hombre fuerte de Insurgentes y Reforma.

 

Más allá del lenguaje que es importantísimo, sobre todo en un secretario de Educación que sencillamente no se le da –“ler”, decía sin inmutarse, como lo exhibió involuntariamente la niña Andrea justamente en la 36 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil; el reiterado uso de “Tiene que tener”, o del “Un ejemplo por ejemplo”–, importa sobremanera la presentación de lo que denominan “nuevo modelo educativo” para llevar adelante “la revolución educativa más importante en casi un siglo”, sin molestarse Peña Nieto y Nuño Mayer en registrar que hasta hace 32 años Jesús Reyes Heroles (el grande) habló y trabajó por la propia revolución al frente de la Secretaría de Educación Pública, bajo el gobierno de Miguel de la Madrid, y que tenía como objetivos: a) La renovación moral de la sociedad; b) La profesionalización del magisterio; c) La democratización nacional; d) La descentralización de la vida nacional.

 

Sin mediar ningún balance o la mínima autocrítica con más de tres décadas de políticas educativas del mismo corte modernizador, nada más enuncia el presidente que “Mantener la educación sin cambios no era opción. No podíamos condenar a los niños y jóvenes del siglo XXI a una enseñanza del siglo pasado, y en ocasiones hasta del siglo XIX”.

 

Y enseguida el enunciado con el que es imposible estar en desacuerdo: “Se trata de tener una educación para fomentar la libertad, alentar la creatividad para vivir en un ambiente de justicia y paz”; con “una enseñanza que forme ciudadanos comprometidos con la legalidad y el fortalecimiento democrático de México”. Para estudiantes “que conozcan lo que pasa en el mundo y no sólo en su entorno inmediato; serán un individuo libre, responsable y comprometido; ciudadano, pero también con las mejores causas de la humanidad”. Alumnos que “aprenderán a reflexionar, a discernir y a resolver los problemas de su entorno. Se promoverá la enseñanza interactiva, el pensamiento crítico, la creatividad y la investigación y el aprendizaje personalizado”. No, pos sí.

 

Según Peña en el siglo pasado el reto fue la cobertura, hoy es la “calidad” y la educación perdió fuerza “como instrumento para abatir la pobreza y la desigualdad”.

 

Pero enseguida saltó la libre de las evidentes limitaciones presupuestales, registradas por Juan Díaz, el enriquecido líder del SNTE con propiedades inmobiliarias en Miami, Florida: El éxito en su aplicación “tiene que ver con la asignación de recursos, por lo que el Congreso debe aceptar la necesidad de los presupuestos plurianuales”, pues en tanto no se considere la ruta (financiera) para formación, infraestructura y equipamiento, y “nos quedamos en el corto plazo, no va a funcionar”.

 

No va a funcionar augura el nuevo cacique sindical, arropado por Los Pinos y Gobernación, quienes lo impusieron como sucesor de la aún prisionera Elba Esther Gordillo. Y agregue usted que la “implementación de la nueva propuesta formativa (comenzará) en el ciclo escolar 2018-2019”, como si el señor Peña Nieto estuviera en capacidad de fuerza e influencia para imponer programas educativos transexenales sin consenso nacional.

 

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