Apología de discriminación

07/02/2017
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Ningún grupo, persona o autoridad le puede exigir al Estado que renuncie en su tarea, obligada por mandatos constitucionales e internacionales, de fomentar los derechos humanos de sus ciudadanos y ciudadanas; tampoco le puede pedir que decline de articular políticas públicas que prevengan delitos, como por ejemplo el de la discriminación.

 

Sin embargo, esto es lo que justamente hace la campaña “Con mis hijos no te metas”, le exige al Estado que vacile en su facultad de impartir una educación donde niños y niñas se relacionen en igualdad. En pocas palabras, “Con mis hijos no te metas” va en contra de uno de los deberes básicos de cualquier Estado: garantizar la vida digna de las personas que viven en su territorio.

 

En un país como el nuestro donde las mujeres son asesinadas solo por el hecho de serlo a manos de sus parejas o exparejas, donde personas gays son golpeadas por vivir su género como desean, donde adolescentes se suicidan porque ya no aguantan el bullying de sus compañeros de colegio por no comportarse como supuestamente debe hacerlo alguien de su sexo, sería inhumano, ir contra la vida de los propios ciudadanos, no hacer algo.

 

Incluir un enfoque de género dentro de las escuelas que remueva los estereotipos y discursos que son la base de estas situaciones que nos precarizan y destruyen como comunidad es imprescindible, y hoy por primera vez en el Perú se está tomando en serio.

 

Por eso es increíble que un grupo de personas quiera hablar por todos los padres de familia del país, tergiversando una política que tiene que ver con derechos humanos fundamentales; incomprensible que les preocupe que en nuestras escuelas se afirme que niños y niñas tienen las mismas capacidades, ni una más ni una menos en razón de su sexo como históricamente han querido imponerlo en desmedro de nosotras. ¿Cómo oponerse a una cuestión básica para crecer en igualdad?

 

Llama más la atención aún que estos grupos, algunos de ciertas iglesias con representantes en el Congreso, guarden absoluto silencio de temas tan delicados como el archivamiento de la denuncia contra el fundador del Sodalicio, Luis Figari, por abusos sexuales y físicos a menores. ¿Dónde están ahí los promotores de “Con mis hijos no te metas”? ¿O es que la niñez importa solamente cuando sienten amenazado su credo?

 

“Con mis hijos no te metas” es la primera campaña millonaria que, haciendo apología a la discriminación, pretende quitarle su esencia al Estado, su noción primaria que es la de construir una comunidad con estándares que nos hagan iguales.

 

No podemos permitir que un grupo boicotee los cambios en el sistema educativo que necesitamos para no seguir formando agresores y víctimas. Los colegios deben ser lugares donde se aprenda a vivir y a amar sin miedo, prejuicios, ni odios, sanamente. Podemos, debemos, y vamos a lograrlo.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/183347?language=es
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