Gobierno de Trump. ¿Qué nos espera en la Región? (III)
- Opinión
Tercera parte
Ayer tomó posesión de su cargo el Sr Trump, al frente del gobierno más influyente en la Región. Su discurso correspondiente parecía de campaña, repitió las mismas consignas que manejó durante su periplo para hacerse del poder en el imperio, aún mayor del Planeta.
Insistió en un proteccionismo abrupto buscando recuperar a su nación del fracaso de la doctrina que le construyeron sus “pensadores”: la globalización neoliberal. Pretende ahora renacer un nacionalismo trasnochado, ultraderechista, retrógrado, insolente, absolutista, que si no se le modera por las otras fuerzas y poderes inscritos en la vida real del imperio, puede llevar al escalamiento de conflictos de toda índole con el mundo.
Sería grave que ello detuviera las acciones de nuestros países, las propias o colectivas. Poco habrá de cambiar lo requerido para hacer frente a las oportunidades que se abren para la Región, con las decisiones que poco a poco, irá concretando el Presidente Trump, tanto en la ruta para “recuperar” empleos, en que tendrá que mandar a sus negociadores a “convencer” a los poderosos empresarios que poseen plantas productivas en Latinoamérica y el Caribe, para pasar sus matrices de regreso o incorporación al territorio estadounidense, como en el delicado tema de la migración que veremos en extenso.
Será una ardua labor, de resultados complejos, dadas las redes de intereses transnacionales y locales que mantienen esas inversiones en la región, aprovechando las facilidades existentes, tanto para el manejo de sus utilidades –que bien poco dejan a cada nación involucrada- como en el trabajo asalariado en condiciones de semi esclavitud, en muchos casos.
Habrá reacciones internas, pretextando la pérdida de empleos, que en muchos casos será verdad y uno de los asuntos a resolver en cada nación o grupo de ellas. Junto a ello, los gobiernos nacionales seguramente ya están creando políticas públicas capaces de sustituir lo que esté a punto de perderse en cuanto a producción de las transnacionales, dando oportunidades de rehacerse tales productos en el mercado interno, en base a producción nacional o regional. Veamos algunos posibles caminos.
Los organismos de integración existentes, podrían encausarse a dotar de normas e incentivos a la producción local –mayor, mediana y pequeña- aprovechando la experiencia adquirida desde la ALALC –años 60s del S. XX- en que el Sur con México, probaron las dificultades de crecer en su relación económica sino se “servía” a las inversiones extranjeras, en diversos rubros de la producción local.
Ahora como ALADI, con un Producto Interno Bruto (PIB) de los 13 países que integran la Asociación, que asciende a 5.3 billones de dólares, se intercambian partes, componentes y productos terminados en los campos automotriz, equipos de oficina, televisores, medicamentos y otros, en buena medida producidos por transnacionales. Ver:
http://www.logisticamx.enfasis.com/notas/70409-aumenta-intercambio-comercial-mexico-y-aladi
Para fortuna hay diversos acuerdos globales en la Región y comerciales entre países y grupos de ellos. El Caribe con México o sin él, cuenta con diversos acuerdos comerciales, entre ellos el CARICOM. Con Centroamérica también cuentan los acuerdos comerciales específicos y otros que involucran a Venezuela para el manejo blando del precio del petróleo. En Sudamérica el MERCOSUR que llega a Unión Aduanera. Hay otros varios creados incluso con participación de Canadá y los Estados Unidos. Ver:
http://www.sice.oas.org/agreements_s.asp
Muchos de los temas económicos en cartera requieren de tareas colaborativas entre países de la Región. Ya está allí la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) para concretarlos, superando su estatuto vigente, en base a los requerimientos del momento, que crean la oportunidad de ir más allá y presentar un frente común para el resguardo de la soberanía y el impulso a un crecimiento adecuado a las necesidades de cada pueblo y en relación sana con la naturaleza.
Éste buscaría apoyos al interior de las naciones y organizaciones que integran la Conferencia, de grupos ya existentes por todos los rumbos del Continente, a fin de saber con precisión cuales son las posturas convenientes para avanzar en América, a un continente que se maneje en los terrenos de la paz, la libertad, la autodeterminación y el respeto a las decisiones soberanas de todos los países.
Si EU busca el retorno y control de sus capitales y empresas para recuperar sus niveles de empleo, que se consideran perdidos por las inversiones de sus transnacionales fuera de su territorio, lo que puede ser justo –aunque sea discutible que esa sea la razón fundamental de la reducción del empleo estadounidense- las naciones “afectadas” tendrán elementos para fortalecer su relación entre sí, sea cuales fuera su condición ideológica y política, en tanto afinen sus mecanismos para mejorar consistentemente la vida y condiciones de sus pobladores en general.
La presión transnacional, el concepto de “patio trasero” que nos adjudica el imperio al Norte, la contienda económico-política -en veces militar- que escenifican en América las naciones con ínfulas de imperios para obtener prebendas en la Región y el entreguismo de muchos de nuestros gobiernos, vienen impidiendo que nos sentemos a negociar los países: por intereses comunes –el caso de Canadá y México para los ajustes al TLCAN- así como requerimientos para el crecimiento con justicia social de México a la Patagonia.
Activar con firmeza cada organismo existente, con miras a cambios profundos en la línea de recuperación del mercado interno nacional y regional y así cubrir los faltantes que pudieran ir quedando por los avances en los retornos posibles de inversiones estadunidenses al territorio del imperio o, mejor aún, producto de políticas públicas internas y regionales que impulsen la conformación de un Sistema económico con resultantes sociales de excelencia.
Urge que se amplíe la cobertura en salud, educación y servicios sociales a las poblaciones de los países participantes. Esta es la ruta ideal, de acuerdo a colegas analistas que están pendientes de la evolución económica de un subcontinente, en graves problemas por el impacto en la baja de los precios de los hidrocarburos y diversos comodities que en mejores condiciones dieron viabilidad a gobiernos para reducir niveles de pobreza y miseria en sus respectivos países.
En el reciente 19º Congreso Nacional. “El reto de enfrentar las REFORMAS FISCALES” que impulsa desde hace dos décadas la Revista “DEFENSA FISCAL” desde Puebla, México, con el afán de remover el interés por actuar en el terreno de las políticas públicas, en este caso fiscales, hice una presentación en el tenor siguiente:
Paquete fiscal de rescate e impulso a la economía nacional. Las condiciones objetivas y subjetivas que agobian a la economía mexicana para su desempeño en el año 2017, no están claramente consideradas en el Paquete fiscal vigente para dicho año. Lo anterior exige que de manera urgente se prepare una propuesta que considere la situación actual de los trabajadores, las empresas y los ingresos fiscales del gobierno.
Habrá que adicionarle al proyecto, elementos reales y posibles de las actitudes y determinaciones del gobierno estadounidense que tomó posesión recientemente. Es importante preparar a la producción, comercio interno e internacional para que reaccionen adecuadamente ante las contingencias reales y aquellas que puedan aparecer en el inmediato futuro.
El fortalecimiento y crecimiento en su caso, del mercado interno con bienes y servicios nacionales, sería la meta a lograr, a un ritmo adecuado pero sin freno, a fin de obtener un crecimiento real en los rubros de la producción, el consumo interno e internacional y en la plantilla de trabajadores.
Serían las grandes, medianas y pequeñas empresas de capital nacional, las atendidas en ese Paquete fiscal de emergencia, considerando objetivamente requerimientos de cada nivel y empresa por empresa, asegurándoles el Mercado en lo posible, tanto en adquisiciones de los gobiernos a todos los niveles, como entre ellas y su oferta a los mercados regionales y locales.
Para ello, podrían considerarse los servicios de movilización y transporte de empresas mexicanas, que en ciertas regiones del país están semiparalizadas por la brutal caída de la explotación petrolera y sus consecuencias en otras industrias y actividades de exportación-importación.
Para lograr construir este proyecto, habría que conformar un equipo, capaz de entenderse, en la plataforma que para el caso se cree, de la importancia general del Tema y allí desarrollar una tarea colaborativa que dé sus frutos a muy corto plazo. Dicho equipo consideraría las urgencias de la Federación, estados y municipios, para atender prioritaria y profundamente la salud de la población, la educación y otras demandas ciudadanas impostergables, en una sociedad decidida a eliminar la corrupción y hacer transparente el gasto requerido para fortalecer y afinar políticas públicas que superen el clientelismo y vayan al fondo del verdadero bienestar social.
Quedaría en manos del ingenio y capacidad del Dr Guzman, llevar a éxito esta propuesta, que ya procesada y en consenso de los participantes al Congreso, presentaríamos a las Cámaras de Diputados y Senadores, dando conocimiento al gobierno federal y los estatales. (Continuará)
C. de México y Puebla-22-enero-2017.
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