Dos fotografías del 2017

19/01/2017
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En la misma página internacional de un periódico estaban las fotos de Trump y al lado la de Rafael Correa con Antonio Guterres, tesis y antítesis de esta realidad. Los dos últimos conversando, dándose el abrazo (tan latino) en el espacio de la Asamblea General de Naciones Unidas. Antonio Guterres, Secretario General de la ONU y Rafael Correa el Presidente del Ecuador y hoy Presidente del grupo 77 + China, que representa a 134 países. Ambos de formación cristiana, ambos dedicados a la inclusión, al combate a la pobreza, a la defensa de los desposeídos, a crear opciones, a pensar de alguna manera similar en la prójima y el prójimo como personas y no como bienes de consumo. Ambos personajes que hacen y pasarán a la historia, por decisiones corajudas y opciones de amor a la humanidad.

 

Correa marca historia, porque desde un paisito de 250 mil kilómetros cuadrados y 16 millones de habitantes se atrevió a desafiar al Mundo del Capital con la fuerza de las ideas y el coraje del líder de la Revolución Ciudadana, que por supuesto es el resultado de las luchas del pueblo ecuatoriano y no solo de su dirigente actual, pero que sin él probablemente no hubiera sido posible.

 

Cuando el 24 de mayo Rafael Correa entregue el gobierno al nuevo Presidente, Lenin Moreno, habrá concluido su etapa de guerrero del país y vendrá su etapa de guerrero de la Patria Grande. La posta se va pasando en la historia y sin ninguna pretensión de profeta, estoy seguro que su papel no se reducirá a profesor de Lovaina o alguna otra cátedra. Su tarea crece y él, a pesar de los deberes y placeres familiares, deberá asumirla, porque no podemos darnos el lujo de andar pariendo cuadros históricos, para que se nos pierdan en no menos importantes, pero reducidas circunstancias familiares.

 

Guterres desde el Secretariado General y Correa desde la Presidencia del grupo 77 + China deberán encontrarse y soportar al racista, machista, misógino, homofóbico, vulgar y excluyente (no estoy adjetivando sino describiendo) presidente de los EEUU. En algún momento el choque será inevitable. Los polos opuestos se encontrarán y saldrán chispas. Las paradojas del año 2017 aparecerán en las primeras planas de los diarios del mundo. Trump (que perdió las elecciones por 3 millones de votos populares) rodeado de sus tenebrosos ministros dementores, ya dijo lo que piensa de los refugiados, del asilo, de los migrantes y del resto de la humanidad que no sea su entorno. Exactamente lo opuesto que los dirigentes mencionados.

 

Exactamente lo opuesto que el mundo medianamente democrático. Estamos por entrar en una etapa de grandes confrontaciones donde los Quijotes deberán enfrentarse no a molinos de viento sino a personajes desalmados llenos de poder. El fin de la globalización como la llama García Linera, no está exento de riesgos ni será leve, pero tal vez su brutalidad, efectivamente logre polarizar y recuperemos la unidad de esta América ante la eminencia cruel del capitalismo fascista. El reordenamiento de la economía que propone Trump mascará freno con China, con Rusia y con sus propios congéneres multinacionales. Una cosa es manejar una empresa inmobiliaria y otra la economía mundial como pretende. No hay peligro mayor que un egocéntrico con tanto poder. Como bien lo llaman los periodistas de El Telégrafo, la construcción del Trumpistán es un riesgo mayor para todo el Planeta.

 

El año inicia duro, pero no temamos. Para comenzar bien, ganemos las elecciones en Ecuador, en una sola vuelta y con mayoría en la Asamblea. Es un enorme desafío. Eso se merece Nuestramérica y debemos conseguirlo.

https://www.alainet.org/es/articulo/182969?language=es
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