La solución está en la Constituyente por la paz.

12/10/2016
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Hay que defender en su integridad el Acuerdo de paz de Cartagena. Permitir su alteración es desconocer la generosidad de la resistencia campesina revolucionaria.

 

Calma y paciencia. No hay que caer en la trampa santista de las peligrosas velocidades para dar golpes de mano; tampoco hay que dejarse intimidar del paramilitarismo uribista.

 

La oligarquía quiere sortear la crisis de su régimen político con pactos de las camarillas oligárquicas para apuntalar su régimen representativo elitista causante de la abstención y la manipulación politiquera del santísimo y la ultraderecha.

 

Ante el fracaso del plebiscito y los desastres que está ocasionando, la solución es la convocatoria de una Asamblea Constituyente soberana por la paz, tal como lo propuso la delegación de las Farc desde el 20 de diciembre del 2013. Esa es la premisa para dar curso a la terminación de la guerra civil.

 

Una Constituyente debe ser el fruto de una amplia coalición por la paz, tal como la que se impuso en la segunda vuelta presidencial del 2014.

 

Las falsas alternativas

 

Para destrabar el proceso de paz con las Farc se están sugiriendo varias alternativas.

 

Su implementación seria francamente un retroceso que destruiría el Pacto de paz de Cartagena, afectando seriamente el trabajo realizado por casi cinco años en La Mesa de La Habana para dar termino al conflicto social y armado de casi 60 años de existencia.

 

Unos proponen utilizar las facultades presidenciales en materia de orden público, que es como entregar un cheque en blanco para que la elite plutocrática representada por Santos, disponga a su amaño del país y el Estado.

 

Otros sugieren transitar la vía parlamentaria ordinaria para aprobar leyes con los consensos alcanzados en Cuba, que seguro será utilizada por la corrupta clase política para seguir con el saqueo del Estado, utilizando la bandera de la reconciliación.

 

Hay quienes plantean fortalecer la mediación y poderes de un organismo internacional, lo que significaría la entrega de la soberanía patria al Departamento de Estado y las grandes corporaciones gringas y Europeas.

 

Desde otro ángulo están quienes postulan decisiones de la Corte Constitucional para dar curso a los pactos alcanzados, que no es más que facilitar la venganza del podrido sistema judicial contra la justicia especial de paz.

 

Un pacto oligárquico tipo Frente Nacional

 

En el trasfondo esta perfilada la vieja fórmula de un pacto tipo Frente Nacional entre los clanes oligárquicos, para readecuar el régimen político contramayoritario a las presiones populares y demandas ciudadanas para alcanzar la paz con derechos y justicia social.

 

Sería el retorno implacable del sistema representativo elitista, que ha implicado, entre otras cosas, un alto nivel de abstencionismo, una cultura política construida por los medios y por las redes sociales, la confianza de los ciudadanos en “gerentes” para administrar lo público, y un ejercicio de la política en el que los partidos no promueven la participación, no se preocupan por la gente que no vota, sino que aspiran a obtener la cantidad de votos requeridos para acceder a sus representaciones, en una carrera política en la que aplican la competencia propia del sistema económico capitalista, al igual que ocultan y tergiversan ( http://bit.ly/2dRQe0K ).

 

Ese el alcance de las reuniones de compadres de Santos con Uribe, Pastrana y Ordoñez

 

Es la peor vía para resolver la crisis de legitimidad del régimen político expresado en las altas cifras de abstención en el plebiscito, equivalentes al 63%; en la pequeña diferencia entre el SI y el NO; y en la descarada manipulación clientelar, antropológica y mediática, tanto de la ultraderecha fascista como del oficialismo santista.

 

Es el camino de la exclusión del pueblo y los movimientos sociales, para superar la crisis sistémica que afecta a la nación.

 

Otra vez la paz exprés con Premio Nobel.

 

Pero, si tal esquema es un desastre, no lo es menos la idea de acelerar unos acuerdos para destruir el Pacto de paz de Cartagena.

 

Santos necesita llegar al 10 de diciembre, fecha en que se le entregara el premio nobel, con una formula salvadora que satisfaga los poderes globales volcados en imponer una paz neoliberal para favorecer el extractivismo minero y la agroindustria de la Altillanura.

 

Santos necesita una paz exprés para anular las conquistas democráticas consagradas en los consensos fundamentales de La Habana.

 

Por eso se necesita advertir con alarma sobre estas velocidades oficialistas.

 

Son una trampa fatal.

 

De las carreras no queda sino el cansancio.

 

Calma, paciencia y ponderación es lo único que se le debe pedir a las partes honestamente interesadas en una paz democrática con apertura al pueblo y sus demandas.

 

Santos impuso su plebiscito y ya conocemos el resultado. De nada sirvieron las advertencias y observaciones argumentadas. Y quien cometió el error debe asumir las consecuencias. Ahora no puede aparecer muy fresco y orondo como si nada.

 

Convocar la Constituyente de la paz. Los 12 puntos de las Farc.

 

La delegación plenipotenciaria de las Farc/EP siempre coloco sobre la Mesa de diálogos la idea de convocar y realizar una Asamblea Constituyente soberana por la paz.

 

Desde el gobierno se le descalifico y estigmatizo con tesis muy débiles, siempre para realzar el infausto plebiscito.

 

Hoy se dice que la Constituyente es un salto al vacío.

 

Que su funcionamiento destruirá lo acordado.

 

Sin observar que quien llevo a ese fatal resultado fue el malogrado plebiscito santista, dejando por el suelo toda la baba de De La Calle y sus juristas despistados, a propósito de la Ley que ordeno realizar la consulta del pasado 2 de octubre.

 

La Constituyente soberana y popular por la paz es la salida más conveniente para los intereses mayoritarios del país y para proyectar las salidas a la descomunal crisis en que se debate la nación.

 

Ya las Farc plantearon desde el 20 de diciembre del año 2013 un conjunto de iniciativas para convocar y elegir una Constituyente.

 

Conviene recordarlos e insistir en ellos.

 

1.- Ante la amplitud de los temas que se discuten en la Mesa Conversaciones de La Habana, la única solución posible para su refrendación, es una nueva asamblea constituyente conformada de forma amplia, democrática y participativa.

 

2.- Esta nueva constituyente se convocaría como máxima expresión de la población colombiana como soberana de la Nación.

 

3.- Para ello se propone el establecimiento de un “Gran acuerdo político nacional para una Asamblea Nacional Constituyente” que se encargará de gestionar la conformación de la nueva constituyente, así como de establecer los criterios para el logro de la más amplia movilización y participación social y popular.

 

Todo esto a partir de concertar propósito y principios, naturaleza, composición, materia y alcances legislativos de la Asamblea.

 

4.- También proponen promover una movilización social por una nueva Asamblea, para lo cual el Gobierno deberá “activar los dispositivos comunicacionales a que hubiere lugar, incluida su financiación”. También se procurará estimular la participación de los sectores sociales excluidos, discriminados y segregados.

 

5.- Aclarando que “el alzamiento armado de la guerrilla no ha sido contra un gobierno en particular, sino contra el Estado en su conjunto”, el Gran Acuerdo Político se encargaría de comprometer a todos los poderes públicos, sin perjuicio de las facultades y funciones que les han sido conferidos. Esto como muestra de la voluntad del Estado frente a este tema.

 

6.- Con el fin de darle viabilidad jurídica y política, la convocatoria de esta nueva constituyente se haría conforme a las normas vigentes relacionadas con este tema.

 

7.- Este punto establece el propósito y principios bajo los que actuaría la nueva constituyente, definiendo su resultado como “el verdadero acuerdo de paz, justo y vinculante”. Dentro de estos principios se incluye una normatividad para la paz y el respeto a los derechos consagrados en la constitución de 1991.

 

8.- La nueva Asamblea tendría como objetivo elevar a nivel de mandato constitucional los acuerdos que se alcancen en el proceso de paz, pero en consonancia con lo que decida la población colombiana.

 

9.- La nueva asamblea estaría conformada por 141 integrantes de todos los sectores de la sociedad. Entre ellos habrá una porción integrada por las fuerzas que se han alzado en armas contra el Estado, cifra que sería establecida al momento de discutir los mecanismos de refrendación del acuerdo de paz.

 

10.- Los integrantes de esta asamblea serían escogidos popularmente en dos partes. Una a nivel nacional y otra por circunscripciones especiales de los sectores más excluidos como los campesinos, indígenas, afrocolombianos e integrantes de las comunidades LGBTI.

 

La parte integrada por los excombatientes guerrilleros será elegida por designación directa de cada guerrilla.

 

11.- El objetivo de esta nueva constituyente, con respecto a las Constitución de 1991, sería “de perfeccionar diseños actuales inconclusos, incorporar nuevos y contener cláusulas pétreas en materia de derechos fundamentales y de reconocimiento de derechos de comunidades indígenas y afrodescendientes”.

 

12.- De la misma forma en que se hizo durante la Asamblea Constituyente en 1991, en esta nueva ocasión, se conformaría un cuerpo legislativo más pequeño que se encargará de emitir las leyes necesarias para la continuidad del funcionamiento democrático del país, hasta que la nueva constitución entre en vigencia.

 

Nota 1. La campaña por la Presidencia de la Republica despego el pasado 2 de octubre, con Uribe en la punta por una pequeña ventaja. Se trata de la primera vuelta. Pero como en el 2014, las votaciones de mayo del 2018 validaran las mayorías contra la guerra.

 

Nota 2. La paz se defiende y consolida con la más amplia movilización y participación de los movimientos sociales comprometidos en la apertura democrática y los logros de los consensos alcanzados en La Habana

https://www.alainet.org/es/articulo/180916?language=es
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