¿Qué tan certeros son los listados de paraísos fiscales en América Latina?

Cada país establece sus propios criterios para definir si un territorio es considerado o no un paraíso fiscal, designación que a veces responde a una negociación política.

23/08/2016
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Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 516: El laberinto de la evasión fiscal 12/08/2016

El escándalo de los Papeles de Panamá, considerado como la filtración de documentos más grande de la historia, reveló la creación de más de 200 mil empresas offshore a través de 21 paraísos fiscales, durante las cuatro últimas décadas, mostrando una vez más que el sistema financiero está configurado para socavar la economía mundial.

 

A través de la creación de empresas offshore, es decir, empresas o sociedades constituidas fuera del país de residencia, las empresas trasnacionales, los corruptos o los criminales han venido trasladando sus patrimonios hacia paraísos fiscales, confirmando así la existencia de una gran industria de empresas offshore encargadas de construir y tejer complejas estructuras empresariales que permiten ocultar recursos y activos, evadir impuestos y esconder dinero procedente de la economía ilegal.

 

Las empresas o compañías offshore son principalmente constituidas en paraísos fiscales dado los beneficios que estas jurisdicciones otorgan a los inversionistas. La baja o nula tributación, así como el secreto bancario son los principales atributos de estos territorios. Este último, especialmente, permite realizar transacciones financieras manteniendo la confidencialidad de la dimensión de sus inversiones así como la identidad de sus beneficiarios finales.

 

En los últimos 40 años, hasta el 2010, la riqueza privada escondida en paraísos fiscales se calculó entre 21 y 32 billones. En el caso de América Latina y el Caribe, este monto asciende a 2 billones de dólares, siendo México el país que registra mayor salida de flujos hacia paraísos fiscales.[1]  Lamentablemente, la proporción de riqueza depositada en paraísos fiscales es mucho mayor en el caso de países en desarrollo que en los países desarrollados.

 

Actualmente no existe una lista única de Paraísos Fiscales que identifique a países que brinden incentivos nocivos y altos niveles de secretismo. Cada país establece sus propios criterios al momento de definir si un territorio es considerado o no un paraíso fiscal, y en muchos casos, esta designación responde a un proceso o negociación política, más que a un análisis serio de las características regulatorias del país.

 

De cualquier forma, la clasificación más conocida y empleada es la realizada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos –OCDE–, que en los últimos años ha dejado de considerar como paraísos fiscales “no cooperativos” a todas las jurisdicciones que se comprometían en implementar estándares de transparencia e intercambio de información. Es así que todas las jurisdicciones consideradas anteriormente como paraísos fiscales, hoy ya no son parte de la lista por haberse comprometido en mejorar la transparencia y el establecimiento de un intercambio efectivo de información en materia tributaria.

 

En el caso de América Latina, hemos analizado los listados de paraísos fiscales para Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Perú, República Dominicana, Uruguay. Todos ellos cuentan su propia lista de paraísos fiscales. Argentina y Ecuador cuentan con los listados más amplios de paraísos fiscales, con 93 jurisdicciones; seguidas por El Salvador con 78 jurisdicciones.

 

Los paraísos fiscales del Perú

 

En el caso de Perú, 43 jurisdicciones están presentes en su lista de paraísos fiscales, de los cuales el 30% están ubicados en América del Norte y el 27% en Europa. Según información de la SUNAT, administradora tributaria peruana, en el 2015 el paraíso fiscal más empleado por personas naturales y empresas fue las Islas Caimán, seguido por Hong Kong y Panamá[2]. Las transacciones realizadas entre empresas con paraísos fiscales ascendió a S/ 13,700 millones, aproximadamente US$4,150 mil millones de dólares, de los cuales el 74.66% corresponde a transacciones hechas con Panamá, Barbados y Hong Kong.  Dichas transacciones se realizaron a través de mecanismos de precios de transferencia, vía generalmente empleada por las empresas transnacionales para facilitar la fuga de Flujos Financieros Ilícitos especialmente dentro de transacciones comerciales.

 

Para los países de América Latina analizados, 7 jurisdicciones están presentes en todas las listas nacionales de paraísos fiscales: Antigua y Barbuda, Bahamas, Dominica, Granada, Islas Cook, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía. Si comparamos estas listas con el Índice de Secreto Financiero de Tax Justice Network, encontramos una discordancia, ya que muchas son jurisdicciones opacas por las que transitan enormes flujos financieros pero no tienen una relevancia correspondiente a su nivel de inserción financiera mundial. Por ejemplo, Suiza solo está presente en el 20% de listas analizadas.

 

A nivel mundial se están tomando medidas para frenar el uso de los paraísos fiscales, así como el sacar provecho del secreto bancario a través de diversos mecanismos que permitan el Intercambio Automático de Información, entre ellas, la iniciativa de la OCDE, FATCA impulsado por EEUU, así como a través de diversos acuerdos de doble tributación. En el marco de la OCDE, 101 jurisdicciones han manifestado su compromiso con el intercambio automático de información[3], que implicaría intercambiar información estandarizada de manera automática de todas las cuentas financieras de los residentes fiscales de dichos países, con una frecuencia anual.  México fue el primer país latinoamericano que manifestó en 2013 su intención de apoyar el modelo de intercambio.

 

Del mismo modo se viene empujando la iniciativa de contar con un registro de beneficiarios finales, que permita conocer quién, en última instancia, tiene el control de la empresa y se beneficia de ellas.

 

Lamentablemente estas iniciativas no contemplan que la información recolectada sea de acceso público lo cual limita la efectividad de las mismas logrando debilidad en su verdadero alcance e impacto. La apuesta de la sociedad civil es que esta información sea de libre acceso para que tanto los hombres y las mujeres de prensa, así como la sociedad civil tengan un rol fiscalizador sobre todo frente al poder corporativo.

 

Jessica Portocarrero – Latindadd

 

Artículo publicado en la edición de agosto 2016 (No. 516) de la revista América Latina en Movimiento titulado “El laberinto de la evasión fiscal”: coedición ALAI-Latindadd.  http://www.alainet.org/es/revistas/516

 


[1]J. Henry, “The price of offshore revisited”, Tax Justice Network (2012)

[2] Información brindada por SUNAT durante el I Encuentro de Periodistas sobre FFI. Mayo 2016

[3]Al 26 de julio del 2016, de los 101 países y jurisdicciones signatarios del Acuerdo, 54 llevarán a cabo el intercambio de información en 2017 mientras que los 47 restantes lo harán en 2018.

https://www.alainet.org/es/articulo/179688?language=en
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