El anarquismo piadoso

27/07/2016
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Amparo Carvajal, presidenta de la Asamblea de Derechos Humanos de Bolivia amparo carvajal
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“Camba viejo no se bautiza”, reza un dicho popular del oriente del país, y es así, por ejemplo, los maestros enseñan como aprendieron, por eso tenemos dificultades a la hora de introducir cambios; lo mismo pasa con las personas que han tenido una formación basada en la misericordia católica, esa misericordia no permite ver el daño que ocasiona en una sociedad basada en una historia plagada de masacres a los pueblos originarios, y si poner los ojos en un hecho personal.

 

La actual presidenta de la Asamblea de Derechos Humanos de Bolivia, Amparo Carvajal,  se ha dedicado a ser la cruzada de la misericordia, por encima de las leyes que ordenan la vida en un Estado y al que estamos obligados a respetar todos los que vivimos en este territorio, tanto personas  naturales como jurídicas.

 

Las diferentes Asambleas de Derechos Humanos también atraviesan una etapa de crisis, en unos casos por problemas económicos, en otros porque la nueva situación del país ha cambiado el perfil de las organizaciones y su influencia.

 

En el caso de las Asambleas de Derechos Humanos, hasta hace como 20 años, fue muy importante su contribución a la vigencia de la democracia como sistema de gobierno, pero es cierto que en algunos casos reemplazó a las organizaciones sociales como protagonista de sus propias reivindicaciones, esto porque tenían poder económico y social.

 

Este reconocimiento puede orientar las opiniones de la actual presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, que se ha declarado como “enemiga del poder”, y aquí cabe una pregunta: ¿Desde cuándo rige ese principio en la Asamblea de Derechos Humanos?

 

De ser cierto, lo que sostiene la Sra. Carvajal, debería cuestionar el poder de la Iglesia Católica, de la que formó parte, y que sistemáticamente a través de su cúpula, hace ejercicio de ese poder, interviniendo en temas ajenos a su labor pastoral, de ahí que tomamos esa frase de la biblia que dice: “primero hay que ver la viga en el ojo propio, que la paja en ojo ajeno”.

 

Esa oposición “al poder” así en abstracto, es producto de la influencia que hoy tiene un anarquismo mal interpretado, este anarquismo, que sobre todo es intelectual, y que se ha convertido en una muletilla que incluso muchos periodistas han caído en sus redes, cuando sostienen que “el periodismo debe criticar al poder” ¿De dónde sacaron este principio?

 

Esta crítica al poder, es una muestra de la debilidad de oponer una propuesta política-ideológica, contraria a la que implementa el gobierno actual. Esta muletilla tiene su correspondencia con las generalidades que sostienen: “todos son corruptos”, “los políticos son ladrones”, “indios analfabetos”, “levantamanos”. Todo esto tiene que ver con un lento y planificado objetivo para debilitar el proceso iniciado por el pueblo de Cochabamba en la Guerra del Agua.

 

Las Asambleas de Derechos Humanos, se han quedado desactualizadas en sus acciones, se han estancado en la sola consideración de los derechos políticos y no tienen ninguna propuesta para reivindicar y defender los derechos económico-sociales que se vinculan con la crisis económica mundial, producto de las guerras imperialistas.

 

El protagonismo político de las organizaciones sociales y su empoderamiento han prescindido de ciertas instituciones aliadas en un momento de su desarrollo histórico, esto debe ser así, porque siempre se ha buscado la autonomía de las organizaciones populares, a no ser que se quiera tener la vieja dependencia, que señalamos líneas arriba.

 

No se puede resolver una crisis institucional con un protagonismo mediático y utilizando la compasión como sustituto de la Ley, tampoco se puede transferir una duda personal al resto del pueblo, que está convencido que estamos en un proceso de cambio, con las contradicciones naturales que ésta conlleva.

 

Camilo Katari, es escritor e historiador potosino

https://www.alainet.org/es/articulo/179088?language=es
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