La sexualidad ¿integral?

13/05/2016
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Actualmente se ha hablado bastante sobre la Ley de Juventud en la cual se promueve la educación integral en sexualidad. Pero ¿qué se entiende por esto? Se habla de la prevención de embarazos, el conocimiento y respeto por el propio cuerpo y el respeto hacia la diversidad sexual. Son propuestas viables pero no resuelven el problema de manera estructural.

 

La estructura social (patriarcal-occidental) nos ha introducido en varias lógicas, entre estas la heterosexualidad obligatoria, concebida como la única forma de relacionarse sexual y afectivamente. Así mismo se ha posicionado a los órganos genitales como el centro del universo sexual, vulgarizando y reduciendo la sexualidad a la genitalización. Paul Preciado se refiere a este tema y cuestiona porqué solamente los órganos genitales son llamados “órganos sexuales”, cuando la sexualidad es más que eso. Abarca múltiples segmentos de nuestro cuerpo, intelecto y emociones.

 

La sexualidad empieza por el intercambio de afecto en el núcleo primario de las personas, o sea con quienes se vive y convive. Desde la niñez iniciamos –si nuestro entorno lo permite- el proceso de manifestación afectiva por medio de las caricias, abrazos, placeres, etc. El afecto, aceptación y apertura al conocimiento de distintas opciones de vida son una puerta para que podamos desarrollarnos integralmente.

 

Si hablamos de integralidad debemos saber que existen diversas formas para sentir otros cuerpos y el nuestro. Debe prevalecer el afecto y el respeto a la integridad misma y de las otras personas. Se trata de conocer sobre las opciones de existencia desde temprana edad, de reconocer la identidad como algo que fluye, que cambia y que no tiene destino único por pertenecer a determinada clase, género o etnicidad.

 

La sensualidad y el erotismo han sido eliminados del imaginario sexual, el erotismo no solo es parte del acto sexo-genital. El erotismo forma parte de cada situación en nuestra vida, es la plenitud, el gozo por cada pequeña cosa que realizamos: Negarse a ser conscientes de lo que sentimos en cualquier momento (…) supone negar buena parte de la experiencia y reducirla a lo pornográfico, al abuso, al absurdo.  La mayor parte de población no tienen más referentes sexuales que los que parten de la violencia machista, a esto se le agrega la imposición de la heterosexualidad, la reproducción y el matrimonio como única vía de plenitud del ser, que en muchas ocasiones es totalmente contradictorio con los deseos. Al final, conocer sobre sexualidad en este entorno social significa suprimir emociones y anhelos necesarios para la existencia.

 

Enseñar sobre el uso de métodos contraceptivos y evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual-genital son pequeños elementos para contrarrestar un problema que tiene sus orígenes en las desigualdades y exclusiones históricas por pertenecer a determinada categoría social. En un entorno social donde se concibe el cuerpo de las mujeres como botín sexual y a las personas que transgreden la heterosexualidad como “anormales”, es la solución inmediata pero a la larga no cuestiona el problema desde la raíz.

 

Nuestro entorno maneja una mentalidad conservadora y doble moralista: la enseñanza sobre el uso de métodos contraceptivos dentro de las aulas de educación formal se traduce en aborto, solo por dar un ejemplo. El 26% de embarazos en el país son de niñas y adolescentes entre 10 y 19 años. Los elevados índices no son solo causa de falta de conocimiento y acceso a métodos contraceptivos, es resultado de la pobreza, desigualdad y estigmas, o sea, violencia estructural. Solo en el 2015 hubo 7 423 reconocimientos médicos por delito sexual en mujeres y 822 en hombres.

 

Para hablar de educación sexual integral falta bastante por hacer y cambiar. Ahora solo se habla de paliativos –métodos contraceptivos- que de igual manera, van dirigidos a un grupo determinado de personas. Los grupos más vulnerables no tienen acceso a estos, mucho menos a conocer opciones para poder decidir sobre su cuerpo y tener una existencia digna.

 

Notas

 

1. Lorde, Audre (2003). Usos de lo erótico: Lo erótico como poder. En: Mi hermana, la extranjera. Madrid. Editorial Horas y Horas. P. 13

 

2. Datos de El Fondo de Población de Naciones Unidas –UNFPA-, 2013. Visitado el 28/4/2016: http://unfpa.org.gt/content/mision-del-unfpa

 

3. Instituto Nacional de Ciencias Forenses Inacif. Evaluaciones en área de clínica efectuadas del 01 de enero al 31 de diciembre de 2015 a nivel nacional. Visitado el 5/5/16: http://www.inacif.gob.gt/docs/estadisticas/anual/AnualC2015.pdf

 

Adriana Reneé López Aragón es investigadora del Área de Estudios sobre Imaginarios Sociales de AVANCSO

 

http://avancso.codigosur.net/article/la-sexualidad-integral/

 

https://www.alainet.org/es/articulo/177456

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