Mossack-Fonseca, el Irán-Contra y Noriega

25/04/2016
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No pienso participar en la discusión bizantina de si son legales o ilegales la formación de empresas off shore y sus posibles objetivos, lo cual no quiere decir que su naturaleza legal sea irrelevante o me sean ajenas. De ninguna manera.

 

Por ejemplo, desde el pasado mes supe que fue una dama que por razones personales actuó en venganza y vendió (se sabe ahora) desde 2008/2009 parte de los papeles MF, complementado por la acción de una pareja de la misma oficina y quizás de otros.

 

Lo que interesa saber es cómo los papeles MF llegan a manos de las agencias de EEUU “para el cumplimiento de la ley” (U.S. las enforcement agencies), y si ello ocurrió antes o después de que la dama los entregara o vendiera al diario SZ. Se sabe que el diario SZ los entregó al Consorcio de Periodistas de Investigación (CPI) y que éstos fueron apoyados por George Soros y sectores de la élite corporativa de EEUU opuestos a Rusia.

 

El caso es que las agencias de EEUU para el cumplimiento de la ley posiblemente usaron los Papeles MF para acusar (indictment) y detener a narcotraficantes, terroristas, traficantes de armas, lavadores de dinero, etc., como probablemente también para actuar contra algunos bancos en Panamá.

 

Esta cuestión ya no es bizantina pues implica la posible participación del gobierno de EEUU en una acción ilícita de orden internacional. La acción contra el centro bancario y financiero de Panamá es un ataque a una de las bases de nuestra economía.

 

Tampoco es bizantina la denuncia de que MF estuvo y está involucrada con personajes siniestros de casi todos los continentes vinculados a servicios de inteligencia, al menos desde 1986, especialmente del Escándalo EEUU-Contra.

 

La firma Mossack-Fonseca no se originó en 1977 como registran sus archivos, sino en 1986, en Islas Vírgenes (Br.). En 1977 sólo existía la Jürgen Mossack Law Firm (Firma de Abogados Jürgen Mossack). Es en 1986 cuando nace la firma Mossack-Fonseca, al calor del Escándalo EEUU-Contra.

 

Como afirma The New York Times del 8 de abril de 2016: “En 1986, mientras el país aún estaba bajo el yugo del general Manuel Noriega, estos hombres (Ramón Fonseca y Jürgen Mossack) fusionaron sus pequeños despachos de abogados y así crearon lo que se convertiría en el centro de las operaciones bancarias sigilosas para la élite, un paraíso fiscal.”

 

El dinero proveniente de la venta de armas se invertía en drogas, que altos funcionarios en Washington, --haciéndose los chivos locos-- introdujeron en barrios pobres de EEUU. Parte de los fondos se canalizaron por el Proyecto Democracia para derrocar a Noriega, de modo que, por un lado, se hacían de la vista gorda en los barrios no blancos y, por el otro, permitieron que respetables señores en smoking abrieran la Mossack-Fonseca en Islas Vírgenes. Territorio que comparte EEUU con Gran Bretaña.

 

¿Por qué no se creó en Panamá? Quizás porque acababa de terminar exitosamente la Operación Piscis de la DEA en Panamá y nuestro país (bajo Ricardo De la Espriella) había aprobado leyes no favorables para operaciones clandestinas e ilegales como la Contra-EEUU.

 

MF habría participado en complicidad con Washington en una acción violatoria del derecho internacional contra Panamá, como lo es el derrocamiento de un gobierno extranjero, y, por esa razón, su origen es espúreo, pues además ahora se sabe que MF le ha servido a servicios de inteligencia de diversos países.

 

 

 

El año 1986 es clave por el Escándalo EEU-Contra pero también porque hace exactamente 30 años (abril de 1986) el Consejo de Seguridad Nacional de EEUU tomó la decisión de derrocar a Manuel Antonio Noriega por razones propias, y no de los panameños que pedían legítimamente un cambio. Cada panameño tendrá “su” Noriega, y eso se respeta, pero EEUU carecía de todo derecho a expulsarlo, sobre todo sabiéndose de antemano que asesinarían a miles de panameños inocentes.

 

Es necesario rechazar mundialmente que el nombre de Panamá -- que es el nombre de todos los panameños -- se use para bautizar los papeles que retratan la podredumbre y la degeneración más grave del capitalismo de la historia moderna. Para desvincularnos del perjuicio a múltiples países, organizaciones y personalidades, es necesario prohibir la entrada al prostíbulo o, mejor aún, cerrarlo.

 

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Julio Yao Villalaz es analista internacional, exasesor de política exterior y escritor.

 

Publicado en La Estrella de Panamá, 21 de abril de 2016

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/176996?language=en
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