Apuntes sobre la Crisis del 2008 y el Referéndum 2016

27/02/2016
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Luego de realizadas las elecciones el pasado 21 de Febrero y ante la presencia del vicepresidente en el centro de votación con grupos a favor y en contra en similar número, quedó en evidencia que por primera vez después de mucho tiempo el país volvía a un escenario de polarización protagonizado por quienes votaban a favor y de quienes votaban por el no a la repostulación del presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera.

 

Al final de la jornada los resultados preliminares respaldaron la primera impresión, el vicepresidente se refirió a ello como un empate técnico considerando el margen de diferencia entre la primera y la segunda opción. No obstante y a pesar de no haberse concluido el conteo oficial de las actas, el bloque opositor salió a las calles a festejar “la victoria”, algunos de los líderes manifestaron su complacencia ante los resultados asegurando que el No había ganado a tiempo de advertir que lo contrario significaría un fraude electoral, y una falta de respeto a la decisión del pueblo.

 

A partir de este momento el día 22 de febrero se inicia una movilización de grupos principalmente de jóvenes que a nombre de la “lucha por la democracia y el respeto al voto popular” salen a hacer protestas frente a las oficinas del Órgano Electoral demandando su ingreso al lugar donde se viene realizando el conteo y acusando de ocultar información al pueblo. Del otro lado se cuenta con un órgano electoral que pide terminar de realizar el conteo sin estas presiones y un Vicepresidente que en conferencia de prensa demanda a la oposición dejar de fomentar un matonaje político y permitir al órgano electoral finalizar el conteo oficial de las actas sin presiones, ni acoso.  Finalmente, el 24 de Febrero, según el conteo oficial del Órgano electoral al 99,41% de los votos escrutados, gana el No con el 51,33% frente al Si con el 48,67%.

 

Ahora bien si echamos un vistazo panorámico tenemos algunos hechos relevantes que sirven de trasfondo para un análisis más completo. Primero una guerra mediática que se fundamenta en la manipulación de información personal del entorno presidencial que apela a una nueva forma de comunicación y en la que se mueven principalmente las nuevas generaciones, pero que también involucra a la sociedad en su conjunto de forma masiva a partir del avance en las telecomunicaciones.

 

Aquí es necesario detenernos. Desde el año 2013 en Bolivia el acceso masivo al internet a través de los teléfonos celulares ha dado lugar al ingreso de la población a una nueva forma de comunicación en donde predomina la manipulación de la opinión. La distorsión de la información se ha generado a partir de las redes sociales, donde los primeros experimentos de cómo reaccionaría la sociedad frente a información manipulada por los grupos de poder se ha realizado con personas de manera individual.

 

El bullying mediático no es otra cosa que una réplica del poder con fines de destrucción de la dignidad de la persona frente a los demás lo cual genera rechazo, burla o escarnio, la finalidad de esta guerra sucia e infame es repercutir en el sujeto afectando al entorno familiar inmediato y por ende a la personalidad del mismo. Pero qué sucede cuando se aplica no a una persona sino a un partido político o a un líder al que se debe desmerecer.

 

Al respecto se debe recordar que esta nueva forma de control del razonamiento de las sociedades deviene de una estrategia de dominación psicológica que es parte del proyecto MK Ultra. Si bien en sus inicios se aplicó en personas con problemas de ansiedad o depresión a través de electroshocks, generando no solamente problemas psicológicos sino también físicos (Klein 2007) posteriormente su uso se fue perfeccionando a partir de la radiación de campos electromagnéticos destinados a afectar principalmente el sistema neurológico y principalmente el control de las emociones sin dejar huella o evidencia física, pero esta vez ya no solamente se experimentó con personas con problemas de depresión profunda o con ansiedad u otros problemas de personalidad sino también con bebes e infantes.

 

El objetivo es tener nuevas generaciones incapaces de interpelar al sistema de dominación actual, sea por impedimentos físicos o bien por traumatismos neurológicos, o bien por un sedante comunicacional. Es decir ahí donde se experimentó con sujetos vulnerables y sin su consentimiento a nivel físico, a nivel psicológico se apeló al uso de los medios comunicacionales en tanto se constituyen en el medio de generar y manipular la opinión pública. Ahí donde se aparenta democracia y la expresión del pueblo a través de sus comentarios en páginas de carácter social y personal en la web, los comentarios críticos son borrados a través de una central de inteligencia propia de un Estado policial que a través del espacio cibernético genera nuevas verdades y elude la realidad.

 

Volviendo al tema del escenario pre y post electoral, ¿cómo se puede entender este manejo de la realidad? Primero, el hecho de lanzar información falsa por líderes de la oposición que luego desaparecen del espectro político, es decir se amparan en una representatividad ciudadana,  atacan y luego se retiran sin volver al escenario para reconocer que dañaron falsamente la imagen presidencial primero con el corte de cabello, y luego con el caso Zapata y un presunto “tráfico de influencias” frente al cual el Estado habría ejecutado la primera boleta que significa un recorte a la empresa de 23 millones de dólares por incumplimiento, aplicando el rigor de la ley como lo habría hecho años antes con otras empresas demostrando un trato igualitario y no preferencial al solicitar la realización de una investigación a todos los contratos efectuados con la empresa CAMC.

 

Acto seguido, y faltando solo unos días para el día del referéndum por la repostulación de Evo y Álvaro, se introducen grupos de choque en una manifestación de los padres de familia, ausencia de la autoridad edil y se generan episodios de violencia y mueren 6 personas. La población se encuentra en una maraña de violencia confusión y rechazo a lo que se presenta como abuso de poder y corrupción.

 

El resultado es una población que en la ciudad vota mayoritariamente por el NO. ¿Cuál es el juego detrás de los hechos? ¿En que se parecen estos episodios a los de mayor violencia que se dieron el 2008?

 

En que en ambos se va creando un ambiente de polarización del país apelando a un razonamiento subjetivo de las masas; en este caso sin embargo podemos ver cómo el juego se ha ido perfeccionando.  Antes comenzaba con una marcha o vigilia violenta de la oposición y el llamado a sumarse a las marchas a través de los medios de comunicación en defensa de la democracia y contra la dictadura del MAS. Ahora consiste en un mimetizar a los grupos de choque en las marchas de sectores sociales con una demanda legítima, por lo general conformados por jóvenes, incentivando a la violencia y ejecutando los actos violentos e introducir -como hizo el diputado de UN- incentivar a una escalada de violencia con la quema de la alcaldía. Es decir se mezcla una demanda legítima con una necesidad de evidenciar el abuso de poder de sectores que por su condición social o racial son identificados con el partido de gobierno y se da el golpe de gracia con las órdenes al interior de la alcaldía de los superiores y de quienes mandaron a bloquear las salidas de los funcionarios que se vieron impedidos de evacuar el lugar tal y como evidenció el periódico El Cambio.

 

Pero además ya no solo atribuyéndole la culpa al MAS a través de los medios de comunicación tradicional, sino también con información distorsionada que induce al voto -a pesar de estar prohibido hacerlo días antes de la elección- a través de redes sociales, mezclándose con la información personal de los consumidores, subjetivando aún más el rechazo a un sistema que se presenta como “corrupto y autoritario”.  Sumado a este escenario está la incapacidad de los líderes del MAS de entender el nuevo escenario de confrontación tal y como lo reconoció el vicepresidente, y la inoperancia del cuerpo policial que no pudo controlar la escalada de violencia. Más allá sin embargo de estas nuevas herramientas del poder reaccionario está el pueblo que sostiene al MAS y fue invisibilizado, junto a las transformaciones de estos 10 años, reduciendo las aspiraciones del proceso de cambio a aspiraciones de poder y riqueza de dos individuos.

 

Si bien se debe admitir cierto nivel de soberbia de parte de la dirigencia del MAS al no haber escuchado las diferentes voces autocríticas que surgían desde su propio seno, generalizando toda crítica como oposición disidente; se debe entender tal actitud política en el escenario en el que se ha venido desarrollando el proceso de cambio en estos 10 años, bajo intentos de generar crisis como parte de los golpes suaves gestionados por la CIA; que tienen la finalidad de desestabilizar este proceso de cambio en Bolivia, así como en otros países de la región (Golinger 2005) bajo los principios de “Libertad y Democracia”, y socavando  la estabilidad de gobiernos elegidos democráticamente.

 

Está política del golpe suave, aplicada con éxito en Yugoslavia, viene siendo desarrollada sistemáticamente en Venezuela, Ecuador y Bolivia. En todos estos casos, la herramienta más efectiva ha sido el uso y la manipulación de los medios de comunicación además del financiamiento de grupos de choque. El éxito obtenido por el NO en el referéndum confirma el poder mediático de las redes pero también la facilidad con la que se puede someter el voto ciudadano a un plan estratégico de distorsión de la información, donde es más importante si el presidente negó o no a su hijo en el caso Zapata, que el salto económico que el país ha dado desde que la dupla Evo y Álvaro asumieron el gobierno. Es decir se obvia el criterio de soberanía y dignidad que se le ha devuelto al segundo país más pobre de Latinoamérica después de Haití; se niega el salto tecnológico y la estabilidad económica del país y se tira al bebe con el agua sucia, pretendiendo negar la revolución que vive Bolivia en estos 10 años. La guerra de rumores del 2008 bajo el espectro de la subida de la canasta básica familiar y el discurso autonómico regional, fue cambiado para el 2016 por el rumor de falta de ética, la corrupción y el autoritarismo de un mandatario cuyo liderazgo nacional e internacional se fue forjando en el crecimiento cuantitativo y cualitativo que impulsó para el país bajo una democracia ampliamente participativa.

 

Es cierto hubo errores, pero al final, gracias al manejo mediático, Bolivia le dijo No a la educación, No al progreso, No a la renta Dignidad, No al bono Juana Azurduy, etc. etc. etc.; sin embargo reducir a esta máxima el voto por el No es no comprender que la población no solo fue expuesta a una manipulación mediática sino que también el gobierno no supo mantener ese respaldo y se confió en el apoyo recibido en la última elección sin evaluar a profundidad los errores de su propia gestión y que debió reconocer autocríticamente y redireccionarlos con la participación y movilización popular.  De tal manera para que éstos no pudieran ser utilizados efectivamente por la oposición.

 

Sin embargo ahora es el momento para revisar dentro del MAS qué falló y planificar una nueva estrategia que permita en el futuro sostener el proceso que tantas vidas ha costado para el país, considerando que estos cuatro años deben ser de una necesaria renovación político ideológica al interior del Instrumento y del propio Estado. Otro tema importante será considerar en qué contexto mundial nos encontramos y cómo lidiar con estas nuevas formas de dominación que no se ven pero se sienten y lo peor, que tienen una incidencia política determinante.

 

También habrá que reflexionar sobre el papel de las redes sociales, en tanto nueva dimensión que manipulada, reduce la democracia a unos cuantos intereses corporativos que niegan a la mayor parte de la ciudadanía el derecho a ejercer derechos civiles y políticos, en tanto la libertad de expresión sin límite parece ser más importante que el derecho a una información adecuada, transparente y verdadera. Esto significa que el desafío del control de las redes sociales no pasa necesariamente por un mayor control a través de una normativa que tibiamente pretenda bajo el discurso de libertad de expresión controlar el espacio cibernético o actualizarse tecnológicamente. El problema es mucho más profundo en tanto comprendamos la dimensión de la guerra psicológica que estamos viviendo, como parte de una estrategia mayor de dominación y de manipulación de la información en pro de derrocar gobiernos democráticamente elegidos y asumidos como contrarios a los intereses de EEUU.

 

Entonces, debemos identificar los puntos clave de esta guerra psicológica para responder a tiempo y no con una suma de trincheras improvisadas sin mayor estrategia comunicacional y donde se pretende que, por ser honestos, el enemigo también lo es y “que nobleza obliga”. Si bien el presidente ha reconocido que es necesario una re politización de las bases, algunos funcionarios de gobierno plantean que la gestión pública debe continuar como hasta ahora apuntando al desarrollo y a la agenda de gobierno, sin mencionar ni analizar el nuevo contexto de guerra mediática como parte de un plan de desestabilización para prevenir el siguiente golpe.

 

Sin duda una de las principales debilidades de este proceso de cambio seguirá siendo la de permanecer en el discurso pachamamista, sin haber trabajado para institucionalizar los cambios que permitan desburocratizar el sistema estatal y hacer que la ciudadanía se involucre en el proceso revolucionario, y sin asumir que el grado de soberbia que nos aisló de las bases es un talón de Aquiles en un proceso que va develando que muchos de sus liderazgos intermedios no están trabajando como un bloque histórico, sino más bien como una suma de trincheras que en tiempos de bonanza fueron incapaces de evaluar los riesgos y deliberarlos con las bases.

 

Se debe contar con una estrategia comunicacional efectiva, que encare el contexto internacional de crisis que estamos viviendo, en el marco del desarrollo económico capitalista cada vez más agresivo y donde la especulación pretende ser la única verdad, a través de  una realidad mediática controlada por intereses extranjeros y donde finalmente, los derechos políticos son ejercidos por unos cuantos que tienen acceso a la tecnología y son además una población mayoritariamente joven y desinformada sobre la lucha política que sostiene el pueblo en la defensa del proceso de cambio.

 

Por eso es necesario ir más allá de los discursos enardecidos de los militantes, y desmontar efectivamente el viejo aparato estatal neoliberal, mejorando la gestión de la información institucional para cambiar lo que está obstaculizando el avance y la consolidación del proceso. Debemos reestructurar la institucionalidad desburocratizándola, que la población se apropie de la gestión y sea protagonista de los objetivos trazados en el plan nacional de desarrollo, construyendo una nueva institucionalidad, donde sean los líderes legitimados y la población consciente de su rol histórico, en esta lucha contra un sistema deshumanizante, la que realmente decida su destino, y no los rumores, la subjetividad y el miedo los que al final vayan tejiendo nuestra historia.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/175654?language=es
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