Al pan, pan, y al vino vino
- Opinión
“Cosas veredes amigo Sancho que harán fablar a las piedras”
Del Quijote
Al pan pan y al vino vino es una expresión que suele utilizarse para anteceder alguna afirmación dando a entender que se hablará sin artificios ni muchas vueltas y llamando a las cosas por su nombre. También existe otra expresión muy española y difundida que es “irse por los cerros de Úbeda”. Esta última tiene que ver con un aparente acto de cobardía de alguien que, apodado “El Mozo”, se esfumó durante una batalla entre cristianos y almohades. Al regresar después de la batalla “El Mozo” se justificó al decir haberse perdido en los bellos y deslumbrantes cerros de Úbeda. Tal expresión continúa usándose cuando alguien intenta escaquearse, (eludir cualquier responsabilidad u obligación), dar rodeos o irse por la tangente. Pero hemos preferido utilizar lo más conocido en nuestro medio en un empeño de centrarnos en lo que el mismo título reclama y presupone.
Disgusta que alguien simplemente repita o memorice un libreto en un debate político como creemos sucedió en el reciente rumbo al ballotage. Fue evidente que lo allí expresado, en cada uno de los segmentos de dos minutos sobre variados y amplios temas, fue diseñado por estrategas en marketing político al estilo usa-americano, pero mal copiado o adaptado. Como en cualquier otra profesión, existen los buenos o muy buenos pero también los malos y muy malos. Hacer quedar mal al adversario es el principal y a veces único objetivo y no precisamente ilustrar al Soberano sobre lo que propone cada uno de los comparecientes en un eventual gobierno suyo. Temas que si bien fueron leídos por los moderadores no pudieron ser debidamente desarrollados, debido al escaso tiempo otorgado y al turbio propósito antes mencionado. Hay quienes definen este tipo de eventos como simples botellazos de bar o de cantina. Todo termina en lo anodino y solo queda para un mayor discernimiento sobre nuestras preferencias esa parte emocional que suelen llamar “inteligencia del corazón”.
Si hubo realmente una negociación entre los equipos de los candidatos y el ente organizador esta deja mucho que desear. Fue muy notorio que lo acordado resultó en perjuicio principalmente del candidato del Frente para la Victoria. Se prestó para someterlo a ataques, por cierto sumamente baladíes, contra el actual gobierno, no dándole chance de exponer su propia propuesta, ni explicar su posición con respecto a las preguntas planteadas por la moderación del debate. No existió ni confrontación de ideas ni propuestas aparte de un desparpajado tuteo, agresivo y aprensivo que sonó incluso un tanto irrespetuoso para un evento de tal naturaleza.
El candidato de Cambiemos no aportó nada sustancial aparte de sus diatribas contra su oponente acompañadas de melodramáticas frases en forma de promesas de campaña que contradicen todo lo actuado hasta el presente por parte de alguien jactancioso que nunca se ha despegado de las políticas neoliberales que a ultranza defiende ni de los responsables- hoy sus más activos colaboradores- que sumergieron al país en una de las más profundas crisis políticas, económicas y sociales de toda su historia. De un candidato que ordenó a sus representantes en el Congreso votar en contra de cosas que fueron buenas para la gente.
Somos conscientes que esas dicotomías o dos caras que muestran algunos políticos, al decir una cosa para luego hacer otra no ha sido lo suficientemente asimilado en la conciencia de compatriotas que sucumben, por su ingenuidad y candidez, ante los engaños de farsantes, embusteros y bravucones. Es un tema de fragilidad política en una sociedad que pareciera tener aún mucho camino que recorrer para alcanzar niveles más óptimos de cultura democrática. Sólo resta traer a colación en esta hora de latente tribulación e incertidumbre ciudadana aquella célebre frase del Quijote a su escudero Cosas veredes amigo Sancho que harán fablar a las piedras.
Al margen de otro tipo de apreciaciones o valoraciones, basadas en conocimientos, convicciones, sentido común, certezas o simples simpatías, creemos, a ojo de buen cubero, que a pesar de las grandes carencias del debate la inteligencia del corazón de la mayoría de los argentinos que lo vieron hará inclinar la balanza en favor del Candidato del Frente para la Victoria. Nos parece más auténtica su personalidad y su imagen, y más creíble y persuasivo lo que logró transmitir.
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