Sobre la autogestión

30/06/2015
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Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 505: Francisco y los movimientos populares - Tierra, Techo y Trabajo 24/06/2015

Partimos de la base insoslayable que vivimos en un mundo de acumulación y especulación capitalista cuyos efectos nefastos continuamos sufriendo una amplia mayoría de la población mundial.

 

Si nos atenemos a la realidad más dura pareciera ser que se desconocen los efectos negativos que causa en nuestra sociedad el libre mercado donde manda el dios dinero.  Una parte importante de quienes se encargan de generar este gran desconocimiento son los grandes medios de comunicación cuyos propietarios no casualmente son también los dueños de los medios de producción.

 

Es así que nos surgen algunas interrogantes.

 

¿Este es el orden natural de las cosas?

¿La violencia revolucionaria fue/es un error?

¿Los que murieron en acción, estaban tan equivocados?

¿Estuvieron equivocados San Martín, Bolívar, O´Higgins, Artigas, Sucre, Tiradentes?

¿Nos hemos quedado sin respuesta ante este sistema que nos embeleza con cantos de sirena del consumismo y el acenso social?

 

¿Habremos aprendido algo?  La respuesta es SI, rotundamente SI, a autogestionarnos en todos los órdenes.

 

Citando a uno de los grandes próceres de la revolución independentista americana…

 “nada debemos esperar sino de nosotros mismos”, José Artigas.

 

La promoción del sistema se sustenta en el carácter sagrado que se le da a la propiedad privada frente a cualquier otra.  Para sostener esto, el capitalismo, promueve valores, sustentados en su planteo ideológico, como el consumismo, el individualismo, el creer que democracia es votar cada cinco años, la acumulación desmedida, son acciones que, concientes o no, todos “estamos obligados a cumplir si pretendemos ser exitosos y felices”.

 

Los bienes, servicios y medios de producción si bien en teoría son para todos, no todos tenemos acceso a ellos, mucho menos detentamos el control de cómo cada uno de ellos afecta a la sociedad.  Las decisiones son tomadas, sabido es, por un número reducido de propietarios, del poder político-económico.

 

Este poder está íntimamente ligado al carácter de la propiedad privada, las clases poseedoras de los principales medios de producción son quienes controlan y dieron nombre en sus orígenes a los regimenes esclavistas, feudal y capitalista.

 

Al querer establecer medios alternativos al sistema hegemónico debemos tener en cuenta que ninguna de las etapas de lo que estemos creando debe reproducir la lógica del actual sistema.  Afirmamos que uno de los pilares de un modelo alternativo es la autogestion.

 

Al hablar de autogestión debemos tener claro que los colectivos asumen el control de sus necesidades, las que pasarán de ser un bien de cambio, donde su valor es marcado según la demanda, a un bien de uso, donde lo que se administra y autogestiona estará basado en la distribución equitativa de un bien.

 

Esto tiene un contenido ideológico muy fuerte y para poder sustentar un nuevo modelo antihegemónico, no necesariamente pasará por ponerle un título o nombre a lo que se está creando.

 

La autogestión debe tener una expresión teórica con un fuerte contenido ideológico con valores que la sustenten.  Se la deberá poner en práctica con acciones concretas que serán las que definitivamente demostrarán su fortaleza, viabilidad, posibilidades de futuro y replicación como modelo alternativo.

 

“Si la autogestión como práctica colectiva no produce una acción efectiva y modificadora de la realidad, entonces es solamente un poco de gimnasia administrativa”.

 

La “empresa” autogestionada a diferencia de la “empresa” capitalista exige una planificación que está pensada en generar calidad y no en términos netamente de ganancia económica.  Nos permite administrar la producción basados en el colectivo donde todos tenemos un saber y ese talento individual es volcado al esfuerzo colectivo.

 

El ensayo de la sociedad que queremos construir pasa por esos pequeños emprendimientos donde el trabajo, la administración colectiva y su gestión productiva, el control y distribución de sus excedentes son para el mejoramiento de la calidad de vida de todos los involucrados.

 

El control directo del colectivo sobre el bien a producir y distribuir garantiza una real defensa del patrimonio colectivo.  Frente a la agresión permanente de las reglas del consumo, la competitividad individualista, la economía social nos permite disfrutar del verdadero beneficio de aquello que se produce.

 

“Promover la autogestión en todos los niveles organizativos que defiendan los intereses de los más desposeídos, significa ni más ni menos, que contribuir a una sociedad cada vez más dueña de su propio destino, en definitiva, cada vez más justa”.

 

Una futura sociedad basada en una nueva forma de entender la economía no se construye en un día, ni tampoco poniéndole un nombre.  Implica un cambio en las relaciones de propiedad y producción, también en los objetivos de los procesos de producción.

 

Si queremos que los trabajadores y el pueblo organizado sean los que le den un nombre, debemos ser primero dueños de la economía, es decir dueños de la producción y de los recursos naturales.

 

Nuestra experiencia

 

Durante 45 años hemos venido desarrollando un modelo de construcción de viviendas dignas por Ayuda Mutua, donde la propiedad colectiva es la materialización de nuestro planteo ideológico y uno de nuestros pilares es la Autogestión.  A esto sumamos el trabajo efectivo por la modalidad de Ayuda Mutua formando una triada indisoluble.

 

La autogestión no debe ser vista como un hecho aislado sino que es un acto esencialmente colectivo; tiene sus resultados inmediatos en el grupo pero también incide en el crecimiento individual de los socios y en la profundización de la identidad del Movimiento y de su propia presencia política en el más amplio sentido de la palabra.

 

En nuestro desarrollo vamos de lo pequeño a lo macro.  En este sentido la autogestión nos hace pasar por otro de los pilares básicos de nuestro modelo, la democracia directa.

 

La eliminación de terceros en los ámbitos de gestión y/o administración, contribuye a la eficiente optimización de recursos y distribución de nuestros talentos, optimizando la empresa en su totalidad.

 

No solo se trata de lograr una vivienda digna, sino cómo un colectivo genera un hábitat sustentable, su entorno, los espacios comunitarios y su inclusión en el medio social a desarrollarse, o sea la ciudad para todos.

 

Mantenemos interacción entre organizaciones con intereses comunes: los trabajadores, pequeños y medianos productores, comerciantes, auto empleo urbano, el sector informal de la economía, y las distintas formas de construcción y apropiación popular del hábitat.

 

Esto, en su conjunto, constituye un bloque alternativo al sector dominante, crítico y cuestionador, que busca una justa redistribución de la riqueza.

 

Nuestra declaración de principios dice textualmente:

 

“En contra de todo tipo de explotación del hombre por el hombre mismo y toda forma de dependencia o subordinación entre naciones”.

 

Si bien la autogestión es permanente en la vida de los grupos, en la etapa de construcción de la vivienda es donde está más presente el desarrollo del modelo y es donde decimos que es el ensayo de la sociedad que queremos, gestionamos, controlamos, distribuimos y nos hacemos responsables del resultado de dicha administración.

 

Hacemos un fuerte hincapié en el derecho a la ciudad, a su democratización, apostando fuertemente a la inclusión social, donde no debería haber un lugar para los que más tienen y uno para los que menos poseen, y esto implica terminar con los guetos.

 

Las franjas más pobres son desplazadas hacia la periferia.  Su crecimiento exponencial y desordenado, hacia donde no llegan los servicios esenciales (electricidad, saneamiento, agua potable, etc.), nos va llevando a la discriminación colectiva.

 

Si recorremos cualquier capital del mundo, de un extremo a otro, veremos que pasamos por distintos tipos de ciudad.  La igualdad jurídica del ciudadano coexiste con una desigualdad económica y social.  Aislamiento, falta de los servicios esenciales, pobreza extrema, falta de expectativas, promesas incumplidas que generan índices de marginación y violencia muy altos.  Para transformar la violencia en el reclamo organizado, debemos, en primera instancia, entender las causales de nuestra marginación.

 

Parafraseando a Descartes: “entiendo, me organizo, reclamo, propongo, actúo”.

 

Cuando entendemos cuales son las causales de nuestros problemas es desde ese lugar que intentamos generar, a través de la interacción con la base social, propuestas alternativas, buscando transformar la violencia social que genera la discriminación en el reclamo organizado mediante dos elementos vitales que son la información y formación.

 

Nuestra experiencia nos muestra que la autogestión es un elemento válido y básico no solo para la construcción de viviendas dignas, sino en la construcción de embriones de poder popular.

 

“Tengo el deseo y siento la necesidad, para vivir, de otra sociedad de la que me rodea… Deseo y pido, que mi trabajo, en primer lugar, tenga un sentido, que yo pueda aprobar para que sirve y cómo se hace que me permita prodigarme en él realmente y hacer uso de mis facultades, tanto como enriquecerme y desarrollarme.  Digo que esto es posible, con otra organización de la sociedad para mí y para todos. 

 

“Digo también que sería un cambio fundamental en esta dirección si me dejaren decidir, con todos los demás, lo que tengo que hacer y con mis compañeros de trabajo, como hacerlo.  Deseo poder, con todos los demás, saber lo que sucede en la sociedad, controlar el alcance y la calidad de información que se me da.  Pido participar directamente en todas las decisiones que puedan afectar a mi existencia o al curso en general del mundo en el que vivo.  No acepto que mi suerte la decidan, día tras día, unas gentes cuyos proyectos me son hostiles o simplemente desconocidos y para quienes nosotros, yo y todos los demás no somos mas que cifras en un plan o peones en un tablero”(C.Castoriadis, 1989: 35).

 

Ni víctimas ni victimarios, la autogestión nos hace dueños de nuestro destino, una sociedad autogestionada por los trabajadores es posible.

 

* Este trabajo tomó como referencia materiales elaborados por diferentes compañeros del movimiento, a los que tratamos de incorporar, dar un orden y nuestra propia visión.

 

- Walter De los Santos es integrante de la Dirección Nacional de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (Fucvam).

https://www.alainet.org/es/articulo/173295

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