Nuestro rechazo a la injerencia de Estados Unidos en Guatemala

02/09/2015
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En el mundo de lo insólito: “la embajada” apuntala las malqueridas elecciones y se entromete en lo que sólo la ciudadanía guatemalteca tiene el derecho de expresar y decidir según sus más caros intereses. Pare, ¡Stop!, Mister Robinson.

 

 Por qué es “la embajada” (la de Obama, la de los Estados Unidos) la que con sus pronunciamientos va marcándonos el paso; ora aprobándonos, ora acentuando “sugerencias” que, se supone, deberán empujar las velas del barco guatemalteco a fin que éste llegue a donde el gobierno norteamericano dispone y quiere.

 

Dimos lectura en el diario El Periódico del sábado 29 de agosto reciente, que “La Embajada de Estados Unidos se pronuncia por elecciones”. Allí se informa que esa misión diplomática, por medio de su Departamento de Prensa, manifiesta su apoyo a las elecciones democráticas (sic) a realizarse la próxima semana. Igualmente, se dice, que hizo un llamado a los partidos políticos a efectuar su campaña electoral sin conflictos y a los ciudadanos a ejercer su voto con responsabilidad. “Estados Unidos reconoce el derecho de los guatemaltecos a expresar libremente sus puntos de vista y a tener elecciones libres”, según la nota periodística.

 

 En Guatemala, un país supuestamente libre, existe la representación diplomática de innumerables países amigos que, imaginamos, siguen con atención y respeto este proceso de causas acumuladas por el que todos los guatemaltecos y guatemaltecas nos hemos estado expresando masivamente en protesta contra la añeja banda de delincuentes que ha venido gobernándonos. No leemos que otras embajadas estén irrumpiendo durante esta crisis del país con declaraciones injerencistas de sus embajadores, pretendiendo abusivamente definir y guiar el desenvolvimiento de la coyuntura que hizo brotar la oleada de expresiones ciudadanas. ¿Por qué, entonces, “la embajada” se permite marcarnos el paso?

 

 1954 ya parece distante en el tiempo, pero los guatemaltecos y las guatemaltecas no olvidamos los hechos también marcados por la actitud de patrón de la potencia del Norte. Bien es cierto que muchos años después, en 1999, tenemos entendido que el presidente de Estados Unidos, en ese entonces Bill Clinton, lamentó la injerencia de EEUU en tales hechos, pero las excusas llegaron tarde cuando ya Guatemala estaba repleta de cementerios clandestinos, producto de la generalizada matanza de todos aquéllos y aquéllas que se alzaban en voz y acción para defenderse de las tropas guatemaltecas entrenadas, asesoradas y financiadas por el gobierno de “la embajada”. Y entendemos que la guía, la partitura del Norte fue la tristemente célebre “doctrina de la Seguridad Nacional”.

 

Otro capítulo que se suma a los abusos y que para nosotros es triste, indignante, es aquel relacionado con los experimentos por los que, por la vía del engaño, EEUU inoculó enfermedades de transmisión sexual a ciudadanos guatemaltecos en calidad de conejillos de indias, hace más de 64 años. Años después, Hillary Clinton y la secretaria de Salud, Kathleen Sebelius, ofrecieron una disculpa pública por esos experimentos.

 

Y hoy, con la justificación del narcotráfico, el desarrollo productivo y la seguridad, nos imponen el Plan de la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador), en función de sus exclusivos intereses: garantizarse el control geoestratégico de la región en materia de seguridad, presencia militar, saqueo de los recursos naturales, control de los gobiernos y contención en el avance de los procesos revolucionarios influidos por las luchas sudamericanas.

 

 La Red de Rebeldía Ciudadana no pretende enemistar a los pueblos guatemaltecos con el pueblo estadounidense. Nuestros pueblos son amigos, hermanos americanos. Sólo le recordamos a la misión diplomática que encabeza Mister Robinson, que su representación no es solo de gobierno a gobierno, sino de pueblo a pueblo, y que esto debería contar.

 

 Simple y llanamente exigimos que guarde su distancia “la embajada” como lo señala la Convención de Viena sobre relaciones entre los Estados. Así de simple.

 

¿Cómo es posible que la embajada norteamericana ignore flagrantemente la realidad por la que atravesamos en estos momentos, cuando todo el proceso eleccionario en el que nos debatimos ha estado plagado de irregularidades? ¿Cómo es posible que le dé espaldarazos a unas elecciones generales mediante las cuales la podredumbre actual quedará de nuevo instalada en otro desgobierno por otros largos cuatro años?

 

Si en verdad “la embajada” quisiese ayudar, mejor sería que permaneciese, como las demás representaciones diplomáticas, en un respetuoso estado de observación y alerta, quizás para coadyuvar para que, por fin, la ciudadanía guatemalteca logre su necesario empoderamiento frente a las hordas de delincuentes que continúan robando sus recursos, su salud y su futuro.

 

  ¿Cómo es Mister Todd Robinson que desde la página Facebook del 1 de septiembre, usted declara que 'la embajada' apoya a los manifestantes en contra de la corrupción y la impunidad, y a favor de la transparencia," pero no escucha el clamor que ya sube a las venas de los guatemaltecos y guatemaltecas cuando gritamos en las mismas manifestaciones que en estas condiciones NO queremos elecciones?

 

Por lo menos el TSE, inconsecuente con el mismo clamor, es un ente nacional. Pero “la embajada”, históricamente, representa, de manera sustancial, parte del problema y el hilo conductor de la tragedia en la que nos debatimos los y las guatemaltecos.

 

No más injerencia Mister Robinson.

https://www.alainet.org/es/articulo/172111
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