Apertura de embajadas en La Habana y Washington
- Opinión
Hoy culmina la primera parte de un complejo proceso, la reanudación plena de las relaciones diplomáticas entre Cuba, el pequeño país del Caribe que hizo su revolución socialista a finales de los 50s y los Estados Unidos, la potencia hegemónica de la región y protagonista global de primera línea. Este proceso fue una decisión política de gran relevancia de los presidentes Barack Obama de USA y Raúl Castro de Cuba, dada a conocer públicamente el 17 de diciembre del año anterior, pero que tenía un proceso previo de contactos y conversaciones reservadas en las cuales intervinieron múltiples actores, entre los más relevantes el Papa Francisco. Y el hecho simbólico es la reapertura de sus respectivas embajadas en las capitales, mediante la transformación de sus respectivas Secciones de Interés en Embajadas plenas con todo lo que esto significa.
Esto significa dejar atrás una confrontación propia en la región americana de la guerra fría –período en el cual el mundo se dividió en dos grandes campos, el capitalista que tenía a su cabeza a los Estados Unidos y el socialista que tenía a la Unión Soviética liderándolo-, de la confrontación Este-Oeste y se dan, en el caso de la región, a partir de la toma del poder en Cuba por el Movimiento 26 de Julio liderado por Fidel y Raúl Castro, Ernesto 'Che' Guevara, Camilo Cienfuegos, entre sus dirigentes más relevantes, contra la dictadura de Fulgencio Batista que era apoyada por los Estados Unidos. Una vez en el poder el gobierno revolucionario expide leyes de reforma agraria y nacionalización de ingenios azucareros –muchos de ellos propietarios de norteamericanos. Un poco después Cuba se declara socialista y como respuesta en la reunión de la OEA en Punta del Este (Uruguay) en 1962 es expulsada de la OEA y los gobiernos de la región la aíslan -con la excepción de México- con el argumento de que estaba expandiendo el comunismo en la región, por el surgimiento en muchos países de grupos guerrilleros que pretendían revoluciones similares a la cubana, porque no hay duda que en ese momento la juventud latinoamericana veía el caso cubano como uno de esperanza de cambio, con un poco de sabor caribe –en nuestro caso el ELN surge bajo la influencia de la Revolución Cubana por un grupo de jóvenes colombianos, la mayoría del MRL (Movimiento Revolucionario Liberal) liderados por Fabio Vásquez Castaño, Víctor Medina Morón y Ricardo Lara Parada-.
Terminada la guerra fría, progresivamente van cambiando las circunstancias: la totalidad de los países de América reanudaron relaciones diplomáticas plenas con el gobierno de Cuba -el único que nos las tenía eran los Estados Unidos, que contaba allí solamente una 'Oficina de Intereses’, similar a la que tiene Cuba en Washington-; la OEA en la reunión de Honduras de 2009 por unanimidad, incluido el voto de Estados Unidos, levantó la sanción de expulsión contra Cuba rectificando así una medida históricamente equivocada; Cuba progresivamente y especialmente después del colapso del llamado mundo socialista y la disolución de la Unión Soviética y el 'período especial' que vivió la economía cubana, progresivamente empezó a abrirse a la inversión del capital extranjero, primero en el sector turístico y luego en otros sectores de su economía, pero hasta el momento en su mayoría bajo la figura de empresas de economía mixta; el gobierno del Presidente Raúl Castro ha venido tomando de manera calculada medidas de cambio y liberalización en cuanto al viaje de cubanos al exterior, en relación con el mercado de restaurantes, pequeños negocios, propiedad inmobiliaria, etc. Hay en Cuba hace varios años un cambio en marcha, quizá no a la velocidad que quisieran algunos, pero han venido dándose reformas fundamentales, pero siempre buscando que se preserven conquistas de la Revolución como la educación y la salud gratuitas para todos los cubanos.
No hay duda que ha sido una medida audaz del Presidente Obama, un gobernante sin duda muy bien intencionado pero es obvio que hay estructuras de poder más allá de la voluntad de los gobernantes, pero a pesar de ello, al Presidente Obama la historia le reconocerá esta decisión de clausurar ese rezago impresentable de la guerra fría. Por supuesto, el Presidente Raúl Castro igualmente debe reconocérsele la capacidad de liderar esas complejas negociaciones que han llevado a reanudar las relaciones entre dos naciones soberanas, sin haber capitulado en sus principios como lo anhelaba un sector minoritario, pero poderoso, de la derecha política internacional. Claro que siguen habiendo asuntos pendientes, especialmente en la dimensión económica, pero progresivamente se irá encontrando solución a los mismos.
Colombia en particular debe reconocerle a Cuba y agradecerle su colaboración con los últimos gobiernos, Ernesto Samper, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, a buscar la salida política concertada del conflicto interno armado, no sólo siendo parte de Grupos de Países Amigos, sino prestando generosamente su territorio para que allí se puedan desarrollar contactos preliminares, encuentros o conversaciones formales como las que hoy se adelantan entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP.
La región americana tiene a partir de hoy un asunto menos de controversia y podemos decir que ya la guerra fría, por lo menos en las relaciones entre Estados, ha finalmente concluido.
Alejo Vargas Velásquez
Profesor Titular Universidad Nacional
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